Texas ejecuta al reo que pidi¨® morir de la mano de su sacerdote
John Henry Ram¨ªrez llev¨® su caso hasta el Supremo de Estados Unidos, que fall¨® a favor de su derecho a que el pastor lo acompa?ara en su ajusticiamiento por inyecci¨®n letal
John Henry Ram¨ªrez quer¨ªa morir en contacto f¨ªsico con su sacerdote y acompa?ado por los rezos del religioso que lo asist¨ªa desde 2015. Llev¨® ese deseo hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, y, mientras se decid¨ªa el caso, los magistrados detuvieron su ejecuci¨®n en septiembre de 2021. Fue en el ¨²ltimo suspiro, cuando ya hab¨ªa tomado su ¨²ltima cena. En marzo, le dieron la raz¨®n y se la quitaron al Estado de Texas, que aduc¨ªa razones de seguridad para oponerse a...
John Henry Ram¨ªrez quer¨ªa morir en contacto f¨ªsico con su sacerdote y acompa?ado por los rezos del religioso que lo asist¨ªa desde 2015. Llev¨® ese deseo hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, y, mientras se decid¨ªa el caso, los magistrados detuvieron su ejecuci¨®n en septiembre de 2021. Fue en el ¨²ltimo suspiro, cuando ya hab¨ªa tomado su ¨²ltima cena. En marzo, le dieron la raz¨®n y se la quitaron al Estado de Texas, que aduc¨ªa razones de seguridad para oponerse a la voluntad del reo. Este mi¨¦rcoles por la noche, Ram¨ªrez, de 38 a?os, fue finalmente ajusticiado junto a su cura, por el m¨¦todo de la inyecci¨®n letal, por el asesinato en 2004 de Pablo Castro, empleado de una tienda de ultramarinos, que entonces ten¨ªa 49 a?os y nueve hijos. Ram¨ªrez le rob¨® 1,25 d¨®lares y lo apu?al¨® 29 veces. La inyecci¨®n tard¨® en hacer efecto 14 minutos y el forense dio por muerto al condenado a las 18.41 (hora local).
Sus ¨²ltimas palabras fueron: ¡°Solo quiero decirle a la familia de Pablo Castro que aprecio todo lo que hicieron para tratar de comunicarse conmigo a trav¨¦s del programa de Defensa de las V¨ªctimas. Intent¨¦ responderos, pero no hay nada que pudiera haber dicho o hecho que os hubiera ayudado. Me arrepiento y tengo remordimientos, este es un acto tan atroz... Espero que esto os sirva de consuelo, si os ayuda, me alegro. Espero que de alguna forma esto os permita cerrar este cap¨ªtulo. A mi esposa, a mis amigos, a mi hijo, saltamontes [su apodo], a Dana y a los dem¨¢s: os amo a todos. Solo s¨¦ que pele¨¦ muy duro, y que estoy listo para partir. Estoy listo, alcaide¡±.
Dana es Dana Moore, reverendo de la Segunda Iglesia Bautista de Corpus Christi (Texas). El sacerdote que acompa?¨® al asesino en ese ¨²ltimo viaje. Apoy¨® la moci¨®n del reo, y declar¨® por escrito al tribunal que ¨¦l tambi¨¦n necesitaba ¡°estar en contacto f¨ªsico con John Ram¨ªrez en el momento m¨¢s estresante y dif¨ªcil de su vida, para brindarle consuelo. (...) El tacto humano tiene significado y poder¡±.
Aaron Castro, hijo de la v¨ªctima, emiti¨® un comunicado el mi¨¦rcoles: ¡°Paz, amor y justicia para Pablo G. Castro; que no se olvide su nombre, y que Dios muestre su misericordia con J. H. R., eso no depende de nosotros. ?l ha recibido el verdadero juicio con nuestro se?or, nuestro salvador. El alfa y omega, el principio y el fin. Una vida arrebatada nunca debe celebrarse, pero cerrar este cap¨ªtulo es posible¡±.
Para lograr que Moore pudiera asistirlo en el ¨²ltimo suspiro, la defensa de Ram¨ªrez argument¨® que lo contrario era una violaci¨®n de la Primera Enmienda, la que garantiza la libertad de culto, y de la ley de prisiones. El Supremo m¨¢s dividido en dos bloques que se recuerda en d¨¦cadas vot¨® a favor 8 a 1.
Texas es uno de los 27 Estados de la Uni¨®n que a¨²n aplica la pena de muerte. Es de los m¨¢s activos, y tiene programados cinco ajusticiamientos hasta el mes de marzo.
Ram¨ªrez se entrevist¨® en diciembre pasado con EL PA?S, en el corredor de la muerte de la prisi¨®n de alta seguridad Adam B. Polunsky, en Livingston (Texas), con capacidad para 3.000 presos, de los cuales 191 estaban entonces esperando su ejecuci¨®n. El reo justific¨® as¨ª su aspiraci¨®n a morir en compa?¨ªa de su sacerdote: ¡°En los servicios religiosos la gente se da la mano y se toca y, si va a ser literalmente mi ¨²ltimo momento, es muy importante hacerlo de ese modo¡±. Sobre si sent¨ªa miedo, respondi¨®: ¡°No, tengo ganas [de morir]. Ser¨¢ un alivio salir de este lugar, quiero dejar de sentir dolor¡±.
Tambi¨¦n record¨® la noche en que mat¨® a Pablo Castro: ¡°Yo estaba en el aparcamiento, dentro del coche, y entonces vi a mi amiga forcejeando con un hombre [Pablo Castro]. Sal¨ª a separarlos y ¨¦l me peg¨® en la boca, as¨ª que me enfad¨¦, saqu¨¦ el cuchillo y le empec¨¦ a picar. Me pas¨¦. No s¨¦ buscar otra explicaci¨®n, ni siquiera la droga, porque en aquella ¨¦poca yo me drogaba siempre. Yo ten¨ªa un problema con mi ira, no sab¨ªa controlarme, pero me di cuenta de lo grave que hab¨ªa sido. Nos fuimos de all¨ª y me fui a dormir a casa de un amigo, no supe que lo hab¨ªa matado hasta la ma?ana siguiente, cuando vi mi cara en las noticias de televisi¨®n; entonces me escap¨¦ a M¨¦xico¡±.
All¨ª pas¨® suficiente tiempo como para creerse a salvo. Se cas¨®, y tuvo un hijo, ¡°saltamontes¡±. Con su pareja viaj¨® a Brownsville, cerca de la frontera, pero del lado estadounidense, para dar a luz. Sospechaba que quienes le ayudaron a fugarse, lo delataron. En 2007, lo arrestaron. Quince a?os despu¨¦s, Texas lo acaba de ejecutar.
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