El Supremo de Estados Unidos respalda al reo que pide ser ejecutado de la mano de su sacerdote
John Henry Ramirez, condenado a muerte por asesinato, desafi¨® al Estado de Texas al reclamar que su pastor rece y ponga sus manos encima de ¨¦l mientras recibe la inyecci¨®n letal
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decidido que John Henry Ramirez, condenado a muerte por un asesinato cometido en 2004, tiene derecho a irse al otro mundo en contacto con su pastor mientras este reza en voz alta. Ramirez demand¨® al Estado de Texas, que negaba esta posibilidad alegando problemas de seguridad, y consigui¨® llevar la batalla hasta la m¨¢s alta instancia judicial del pa¨ªs, que el pasado 8 de septiembre detuvo su ejecuci¨®n en el ¨²ltimo minuto, cuando ya hab¨ªa tomado su ¨²ltima cena y ten¨ªa la inyecci¨®n letal esperando. Ahora el alto tribunal le ha dado la raz¨®n y ha reforzado el umbral de derechos religiosos de los reos.
¡°Es posible dar cabida a las sinceras creencias religiosas de Ramirez sin retrasar o impedir su ejecuci¨®n¡±, se?al¨® el presidente del Supremo, el juez John Roberts, encargado de escribir la opini¨®n mayoritaria del tribunal, hecha p¨²blica este jueves. La decisi¨®n sali¨® adelante por una abrumadora mayor¨ªa, de ocho votos a uno. El conservador Clarence Thomas emiti¨® la opini¨®n discrepante al considerar que, de este modo, se le estaba concediendo al reo ¡°una nueva oportunidad de retrasar su ejecuci¨®n¡±, despu¨¦s de una d¨¦cada ya de recursos.
Ramirez, de 37 a?os, fue condenado a muerte por el asesinato en 2004 de Pablo Castro, el empleado de una tienda en Corpus Christi (Texas), al que asest¨® 29 pu?aladas. Ten¨ªa 20 a?os, una vida pendenciera, y aquella noche se lanz¨® a la carretera con dos amigas y grandes dosis de alcohol y drogas. Al d¨ªa siguiente, huy¨® a M¨¦xico, pero la justicia lo atrap¨® en 2007 y desde entonces aguarda su d¨ªa en el centro penitenciario de Livingston. En estos a?os, entr¨® en contacto con el pastor Dana Moore, de Corpus Christi, que se convirti¨® en su gu¨ªa espiritual y junto a quien quiere despedirse de esta vida.
Diecisiete a?os despu¨¦s, en una entrevista con EL PA?S el pasado diciembre, el reo evitaba justificar la brutalidad de aquel crimen por su estado y aseguraba ansiar ya la muerte, pero insist¨ªa su demanda: ¡°En los servicios religiosos la gente se da la mano y se toca y, si va a ser literalmente mi ¨²ltimo momento, es muy importante hacerlo de ese modo¡±, dec¨ªa.
Ahora Ramirez sigue condenado a muerte, pero la decisi¨®n del Supremo obliga a Texas a tomar las medidas adecuadas y cambiar los reglamentos oportunos para satisfacer su demanda. El caso Ramirez contra Collier (en referencia al director ejecutivo del Departamento de Justicia Penal de Texas, Bryan Collier) no aborda la condena ni la pena de muerte en s¨ª, sino si las normas del Estado sure?o est¨¢n vulnerando los derechos religiosos del interno.
Las autoridades hab¨ªan argumentado que Ramirez hab¨ªa inventado su fe con el fin de encontrar pretextos para aplazar la ejecuci¨®n y que permitir la presencia del pastor Moore, que rezase en voz alta y estuviese en contacto f¨ªsico con el reo, supon¨ªa un riesgo para el procedimiento de la inyecci¨®n letal. A este respecto, el juez Roberts ha se?alado en su escrito que, si se concede el derecho a que los gu¨ªas espirituales entren en las c¨¢maras de ejecuci¨®n, ¡°resulta razonable¡± que las autoridades les puedan exigir ¡°algo de preparaci¨®n¡± previa sobre el procedimiento y tambi¨¦n establecer ¡°restricciones en sus movimientos o en su conducta¡±. Es decir, ¡°cu¨¢ndo un gu¨ªa espiritual puede ser expulsado¡±. Adem¨¢s, el Estado, contin¨²a Roberts, ¡°puede especificar durante cu¨¢nto tiempo puede tocar¡± al reo y establecer l¨ªmites a la duraci¨®n del rezo.
Texas permit¨ªa la presencia de consejeros espirituales hasta 2019. Impuso el veto despu¨¦s de que el Tribunal Supremo parase la ejecuci¨®n de otro condenado, Patrick Murphy, con el argumento de la discriminaci¨®n religiosa, ya que el Estado hab¨ªa denegado la presencia de su cl¨¦rigo budista cuando s¨ª hubiese aceptado uno cristiano o musulm¨¢n. El motivo de esta distinci¨®n es que, por aquel entonces, Texas aceptaba a los predicadores que formaban parte del personal del sistema de prisiones, pero solo contaba con cristianos y musulmanes, as¨ª que otras religiones quedaban discriminadas. Y opt¨® por vetar a todos. En abril de 2021 levant¨® el veto, pero prohibi¨® el contacto f¨ªsico entre sacerdote y reo, as¨ª como el rezo en voz alta. Ahora el Supremo ha establecido un nuevo par¨¢metro.
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