Los suicidios se multiplican en una Gaza sin futuro
Pese al estigma y las implicaciones legales, un n¨²mero creciente de j¨®venes se quita la vida en un territorio sin horizonte de mejora y que lleva 15 a?os bajo bloqueo israel¨ª
Lo que m¨¢s recuerda Yamila del suicidio de su hijo es c¨®mo le ped¨ªa perd¨®n mientras se quemaban juntos. Hosni Abu Arabiya hab¨ªa lanzado una cerilla al suelo tras rociarse un litro de gasolina sobre el cuerpo y, al empezar a arder, se asust¨® y se lanz¨® instintivamente al regazo de su madre. ¡°Me dec¨ªa: ¡®Lo siento, mam¨¢, no quer¨ªa hacerte da?o, solo que me ayudases, lo siento¡±, rememora hoy la madre, a¨²n con las cicatrices de las quemaduras, en su casa en localidad de Yabalia, en el norte de la franja de Gaza. Varios vecinos se acercaron al o¨ªr los gritos y apagaron el fuego. Hosni muri¨® en el ho...
Lo que m¨¢s recuerda Yamila del suicidio de su hijo es c¨®mo le ped¨ªa perd¨®n mientras se quemaban juntos. Hosni Abu Arabiya hab¨ªa lanzado una cerilla al suelo tras rociarse un litro de gasolina sobre el cuerpo y, al empezar a arder, se asust¨® y se lanz¨® instintivamente al regazo de su madre. ¡°Me dec¨ªa: ¡®Lo siento, mam¨¢, no quer¨ªa hacerte da?o, solo que me ayudases, lo siento¡±, rememora hoy la madre, a¨²n con las cicatrices de las quemaduras, en su casa en localidad de Yabalia, en el norte de la franja de Gaza. Varios vecinos se acercaron al o¨ªr los gritos y apagaron el fuego. Hosni muri¨® en el hospital al d¨ªa siguiente, el pasado 23 de julio.
¡°Yo creo que solo quer¨ªa dar un susto. Eran tantos problemas todos los d¨ªas¡¡±, opina el padre, Ibrahim, de 56 a?os y con un problema renal que le impide seguir trabajando en la construcci¨®n, como hizo en Israel en los noventa, antes de que salir de Gaza se convirtiese en un lujo.
A Hosni, de 25 a?os, sol¨ªan llamarle para trabajar como alba?il un par de d¨ªas por semana, en los que sacaba 240 shekels al mes (unos 70 euros o d¨®lares) de los que depend¨ªan tambi¨¦n su padre y uno de sus hermanos. Justo cuatro meses despu¨¦s de casarse y con su mujer, de 16 a?os, ya embarazada, encaden¨® cinco semanas sin peonadas y entr¨® en un estado de desidia y culpabilidad por no poder sustentar a su familia en la tradicional sociedad gazat¨ª.
¡°Durante 40 d¨ªas, no entr¨® un solo shekel en casa. Una semana antes, me dijo: ¡®mam¨¢, hace una semana que no comemos pollo. Me apetece mucho. ?Podr¨ªas comprarlo? Fui a la poller¨ªa y les ment¨ª. Les cont¨¦ que ten¨ªa un perro para que me diesen la cabeza y las patas¡±, cuenta Yamila, de 57 a?os, sentada en el suelo mientras prepara en un hornillo la versi¨®n m¨¢s humilde del manaqish, una especie de pizza t¨ªpica de Oriente Pr¨®ximo.
Yamila e Ibrahim lo recuerdan hoy en una casa distinta. Desde entonces los han echado de esa (en el campo de refugiados de Shati) y de otra por no pagar el alquiler. De momento, unos familiares les han abonado los 400 shekels del primer mes. Sin ingresos, a¨²n no saben c¨®mo pagar¨¢n el siguiente. ¡°No hablo de no poder comprar frutas que veo en la calle y me apetecen. Hablo de que no tenemos para comer¡±, aclara Ibrahim. Reciben una cesta de alimentos (arroz, lentejas, aceite, harina, az¨²car¡) del Gobierno de Ham¨¢s en Gaza, al que critican abiertamente. ¡°Nos da solo para una semana, si no vienen los hijos a comer. Normalmente, soy yo quien va a casa de mis otros hijos o de mis hermanos a comer¡±, se?ala la madre. ¡°La culpa de la muerte de mi hijo es de todos: de Ham¨¢s, de Al Fatah, de Israel¡¡±.
El caso de Hosni Abu Arabiya ilustra el auge de los suicidios en Gaza, un territorio bloqueado, empobrecido (un 62% de los 2,1 millones de habitantes necesita ayuda alimentaria), masificado (unas 5.500 personas por kil¨®metro cuadrado, 60 veces m¨¢s que Espa?a) y sin un m¨ªnimo horizonte de esperanza tras 15 a?os de cerco y cuatro ofensivas israel¨ªes que han causado unos 4.000 muertos. El 78% del agua corriente no es potable, el paro roza el 47% y la electricidad solo funciona la mitad del d¨ªa (el resto, mucho m¨¢s cara, depende de generadores).
Un mes antes que Hosni, Mohammed Abu Rish, de 37 a?os, se quem¨® a lo bonzo frente a un banco en Gaza capital tras comprobar que no recibir¨ªa un subsidio que reclamaba. En un v¨ªdeo previo, contaba que perdi¨® la vista en una de las Marchas del Retorno de 2018-2019, en las que tiradores del ej¨¦rcito israel¨ª mataron a m¨¢s de 300 palestinos que participaban en marchas multitudinarias hacia la valla fronteriza. En 2020, un joven se lanz¨® de un quinto piso, otro se dispar¨® en la cabeza y un tercero se inmol¨® en apenas 24 horas. Todos hombres con problemas econ¨®micos.
El portavoz del Ministerio de Interior del Gobierno de Gaza, Iyad al Bozom, quita hierro al fen¨®meno. ¡°Muchos son solo intentos para presionar a la familia, porque uno se quiere casar con alguien y la familia no lo aprueba, por ejemplo. Dir¨ªa que el 90%¡±, se?ala en su despacho del ministerio en Gaza capital. Al Bozom enmarca los suicidios en Gaza en ¡°un fen¨®meno global general¡± y subraya que, en cualquier caso, ¡°la culpa y la responsabilidad de la situaci¨®n econ¨®mica es de la ocupaci¨®n israel¨ª y del bloqueo¡±, al que durante a?os contribuy¨® Egipto.
El tab¨² se rompi¨® hace a?os. En torno a 2016, la prensa local empez¨® a dar cuenta de una serie de inmolaciones, algunas de las cuales hab¨ªan sido difundidas en redes sociales. Pero no existen cifras fiables. ¡°La documentaci¨®n, o no existe o es muy pobre¡±, admit¨ªa en un informe de 2019 la entonces ministra de Sanidad de la Autoridad Palestina, Mai Alkaila. En parte, por el estigma, que hace que muchos suicidios acaben computados como accidentes, seg¨²n la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas. En los breves anuncios que efect¨²a la polic¨ªa, rara vez se menciona la sospecha de suicidio, solo que el incidente est¨¢ siendo investigado. La Comisi¨®n Independiente de Derechos Humanos, con sede en Ramala, document¨® en la Franja 23 en 2020 y nueve en 2021.
Las posibles consecuencias jur¨ªdicas tambi¨¦n contribuyen a que los casos est¨¦n infracontabilizados. Quitarse la vida est¨¢ condenado tanto por la ley isl¨¢mica como por el C¨®digo Penal Palestino, que recoge entre sus posibles delitos intentarlo o ayudar a hacerlo. La polic¨ªa de la Franja suele dejarlo pasar.
Aumento
Rula al Sharif trabaja como psic¨®loga en un programa con ni?os y mujeres de la Uni¨®n de Comit¨¦s de Mujeres Palestinas, una de las seis ONG ilegalizadas por Israel en 2021 bajo la acusaci¨®n de lazos con el terrorismo. Cuenta que el n¨²mero de suicidios ha ido subiendo desde que empez¨® el bloqueo hasta alcanzar ¡°su punto m¨¢s alto¡± y que algunas familias mandan a un grupo de hombres para amedrentar al polic¨ªa que vigila la habitaci¨®n del hospital, de forma que no se sepa de qu¨¦ se recuperan los supervivientes.
Al Sharif ve un patr¨®n distinto en cada g¨¦nero. Los hombres ¨Dquienes m¨¢s se quitan la vida, como en el resto del mundo¨D ¡°son en su mayor¨ªa j¨®venes con cargas familiares que ven a sus hijos comer de la basura¡±, explica en su despacho de la ONG en Gaza capital. Los casos entre mujeres, en cambio, se deben m¨¢s a abusos sexuales o violaciones por parte del marido o del padre. Al Sharif pone el ejemplo de una paciente que sufr¨ªa abusos sexuales de su t¨ªo, violencia f¨ªsica de su padre y no ten¨ªa dinero para poder estudiar en la universidad. Hace tres semanas, junt¨® todos los medicamentos que encontr¨® en casa y se los tom¨®. No lleg¨® a morir.
¡°La situaci¨®n econ¨®mica afecta a la estabilidad de las familias y provoca violencia familiar y depresiones¡±, se?ala. Trastornos bipolares, ideas suicidas o autolesiones son otras de las consecuencias que observa con m¨¢s frecuencia. ¡°Hay familias que, por ignorancia, no piden ayuda. Piensan que tiene que ver con la magia o cosas as¨ª¡±, lamenta, a lo que suma las limitaciones que impone el bloqueo: ¡°Nos faltan antidepresivos, psiquiatras y que puedan entrar profesionales de fuera a asesorar¡±.
Otros psic¨®logos de la franja han hablado en el pasado de su frustraci¨®n al escuchar el impacto que tienen en la estabilidad mental de sus pacientes problemas relacionados con la situaci¨®n en Gaza y resignarse a ayudarlos a explorar sus emociones o ense?arles t¨¦cnicas de relajaci¨®n.
Se calcula que entre un 15% y un 30% de los habitantes de Gaza sufre trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico. En particular, quienes solo han conocido la vida bajo bloqueo: los menores. La ONG Save the Children public¨® el pasado junio un informe que se?ala que m¨¢s de la mitad de los ni?os de Gaza han contemplado el suicidio y un 60% se ha autolesionado en alguna ocasi¨®n. Tras comparar los resultados de 2022 con los que recopil¨® en 2018 ¨Des decir, antes de la pandemia y de la ¨²ltima ofensiva israel¨ª¨D, observ¨® que el porcentaje de los que relatan sentirse asustados ha pasado del 50% al 84%; nerviosos, del 55% al 80%; tristes o deprimidos, del 62% al 77%; y afligidos, del 55% al 78%. Un mes despu¨¦s de la ofensiva de 2021, la organizaci¨®n de derechos humanos Euro-Med Human Rights Monitor cifraba en un 91,4% los ni?os con alg¨²n tipo de trauma derivado del conflicto.
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