Las empresas de la Uni¨®n Europea que miran a otro lado frente a los problemas en el cultivo de soja en Sudam¨¦rica
Un informe de Global Witness traza c¨®mo las compa?¨ªas de carne de Europa compran granos de fincas donde ocurren desalojos y contaminaci¨®n
Mucho se ha dicho sobre c¨®mo la soja que se consume en Europa y Reino Unido est¨¢ relacionada con la deforestaci¨®n de Brasil y Argentina. Sin embargo, poco se conoce sobre lo que pasa con esta industria en un pa¨ªs vecino, Paraguay. ¡°Es el cuarto exportador de este grano a nivel mundial. Pero como, en este caso, la deforestaci¨®n ya sucedi¨®...
Mucho se ha dicho sobre c¨®mo la soja que se consume en Europa y Reino Unido est¨¢ relacionada con la deforestaci¨®n de Brasil y Argentina. Sin embargo, poco se conoce sobre lo que pasa con esta industria en un pa¨ªs vecino, Paraguay. ¡°Es el cuarto exportador de este grano a nivel mundial. Pero como, en este caso, la deforestaci¨®n ya sucedi¨® en gran escala entre 1973 y el a?o 2000, no se le ha dado tanta atenci¨®n a lo que sucede con la soja en este pa¨ªs¡±, comenta Toby Hill, investigador principal de un informe que acaba de publicar la ONG Global Witness, en el que se asegura que esta industria en Paraguay estar¨ªa involucrada con desplazamiento de comunidades ind¨ªgenas, intoxicaciones, criminalizaciones y represi¨®n.
El reporte, titulado Comidas contaminadas: c¨®mo la industria c¨¢rnica de Europa contribuye con los abusos de derechos humanos en Paraguay, rastrea toda la cadena de la soja: desde las granjas que la cultivan, pasando por las empresas que la exportan, hasta compa?¨ªas que la usan para alimentar a su ganado para producir carne y pollo. De forma ya sea directa o indirecta, concluye Global Witness, ¡°la situaci¨®n ha alentado a las empresas occidentales a hacer la vista gorda¡±.
Uno de los casos que rese?a la ONG, por ejemplo, es de las multinacionales Cargill y ADM, que gestionan el 40% de las exportaciones de soja de Paraguay. Seg¨²n el reporte, ambas empresas, a trav¨¦s del intermediario Copranar, compran este grano de las fincas de Agr¨ªcola Entre R¨ªos, German Hutz y Agro Integration, las cuales se han disputado la propiedad de la tierra con las comunidades ind¨ªgenas de El Cerrito, en Alto Paran¨¢, y los Ka¡¯a Poty, locales ava guaran¨ª, un poco m¨¢s al sur, causando desplazamientos forzados. ¡°La polic¨ªa ha desalojado a la comunidad en tres ocasiones disparando pistolas y usando gas lacrim¨®geno para expulsar a los residentes y, m¨¢s tarde, quemando sus casas y su templo, destruyendo sus cultivos y matando a sus animales. Tras el tercer desalojo, en mayo de 2022, los miembros de la comunidad se quedaron sin hogar¡±, se?ala el informe sobre el primer caso.
Otra denuncia que hacen tiene que ver con intoxicaciones que habr¨ªan sufrido las comunidades cercanas a las fincas de soja por fumigaciones que no cumplen con la ley paraguaya. En la colonia Yerit¨², de la comunidad canindey¨², 22 personas fueron hospitalizadas por s¨ªntomas que la cl¨ªnica registr¨® como ¡°envenenamiento qu¨ªmico¡±, se?ala Hill. Incluso, Rub¨¦n Portillo, de 26 a?os, falleci¨® tras llegar con dolorosas erupciones en la cara y los dedos. Y, aunque no se puede saber a¨²n a ciencia cierta la raz¨®n de su muerte y de las otras 22 intoxicaciones, debido a que nunca se condujo una investigaci¨®n rigurosa, s¨ª hay documentos que aseguran que hubo irregularidades con las fumigaciones.
¡°Una investigaci¨®n de inspectores del Ministerio de Ambiente encontraron una serie de violaciones¡±, agrega el investigador, entre las que se incluyen soja sembrada justo al lado de residencias familiares sin ning¨²n borde de amortiguaci¨®n como lo obliga la legislaci¨®n nacional y lavar los tanques de fumigaci¨®n en los mismos ca?os en donde las personas tomaban su agua ¡°Gracias a los an¨¢lisis, en el agua del pozo del que beb¨ªa la familia Portillo, se encontr¨® endosulf¨¢n, aldr¨ªn y lindano, plaguicidas prohibidos o de uso restringido en Paraguay¡±, tambi¨¦n se?ala Global Witness, advirtiendo que las empresas que tienen esta mala pr¨¢ctica son Hermanos Galhera y C¨®ndor Agr¨ªcola que, de nuevo, le venden soja a Cargill y ADM. De hecho, el caso fue tan visible que en 2019 el Comit¨¦ de Derechos Humanos de las Naciones Unidas conden¨® que nunca se investigara el tema de manera efectiva, ya que, incluso, ¡°nunca se hizo una autopsia del cad¨¢ver a pesar de haber sido requerido en cuatro ocasiones¡±.
La soja que naci¨® de esos conflictos, adem¨¢s, habr¨ªa podido llegar a grandes vendedores de pollo como 2 Sisters, en Reino Unido, y Danish Crown, la mayor empresa de carne en Europa. Lo que implica, dice el reporte, que la venden gigantes corporaciones como Tesco, Marks and Spencer, KFC y Nando¡¯s, Sainsbury¡¯s, Carrefour, Intermarch¨¦, Lidl y Netto. En el informe, Global Witness asegura que las empresas involucradas fueron consultadas sobre los hechos y respondieron, en su mayor¨ªa, que no conoc¨ªan estas violaciones, pero que iban a iniciar investigaciones.
¡°Las compa?¨ªas no saben si est¨¢n sacando tierra de estas granjas con violaciones de derechos humanos y, en cierto modo, no podemos decir que definitivamente lo est¨¢n haciendo. Pero lo que s¨ª podemos decir es que no saben si lo est¨¢n haciendo. As¨ª que hay un riesgo estructural de que est¨¦n tomando soja de estas granjas y de que el simple hecho de no saberlo, en nuestra opini¨®n, es una negligencia¡±, es como lo resume Jago Wadely, autor del reporte. Am¨¦rica Futura tambi¨¦n contact¨® a las exportadoras de soja Cargill, ADM y Bunge, tambi¨¦n mencionada en el informe, pero solo recibi¨® respuesta de la primera.
¡°Nos tomamos muy en serio este tipo de acusaciones y, como parte de nuestro proceso de quejas, hemos iniciado inmediatamente una investigaci¨®n. Si se descubre alguna violaci¨®n de nuestras pol¨ªticas, pondremos fin a la relaci¨®n con los productores mencionados¡±, afirm¨® Cargill, tambi¨¦n recordando que est¨¢n comprometidos con los derechos de tenencia de tierra de los pueblos ind¨ªgenas y que siguen las directrices de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO) sobre este tema.
En cuanto a las empresas que venden la carne al consumidor, Wadely se?ala que los exportadores de soja tienen una estrategia muy h¨¢bil para garantizar esa confusi¨®n: mezclar soja de granjas certificadas con la de granjas en donde ocurren violaciones de derechos humanos como las mencionadas anteriormente. ¡°Los supermercados y minoristas est¨¢n tratando de entender. Las empresas c¨¢rnicas tambi¨¦n. Pero los comerciantes de soja son la caja negra. Solo ellos saben a qui¨¦n compran y a qui¨¦n venden, y saben que lo mezclan todo. Pero no quieren la transparencia que quieren los minoristas y que quieren los consumidores¡±, agrega Wadely.
Frente a esto ¨¦l cree que, como consumidor - a quien le queda casi imposible navegar los datos y saber si su hamburguesa de pollo tiene soja relacionada con violaciones de derechos humanos - lo clave es pedir a los Gobiernos que creen una regulaci¨®n que responsabilice legalmente a toda la cadena por estas violaciones, que ¡°todos rindan cuentas¡±. En Europa, de hecho, actualmente hay dos propuestas de leyes para que esto suceda: el reglamento sobre deforestaci¨®n y la directiva sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad. El fin de ambas es similar: que se llevan controles m¨¢s estrictos en la cadena de suministros de los productos que llegan a la Uni¨®n Europea. ¡°Si esto no se aprueba o si se hace de manera muy laxa, el problema de la soja en Paraguay no se evitar¨¢¡±, concluye Wadely.