La noche en la que Castillo durmi¨® con Fujimori
El juez dicta siete d¨ªas de detenci¨®n preventiva para el expresidente, que se enfrenta a los delitos de rebeli¨®n y conspiraci¨®n por el intento de golpe de Estado
Alberto Fujimori debi¨® escuchar el helic¨®ptero la noche del mi¨¦rcoles. No era la primera visita que recib¨ªa, pero s¨ª la primera vez que alguien llegaba para quedarse. El ¨²ltimo dictador de Per¨² dej¨® ese d¨ªa de ser el ¨²nico preso de la c¨¢rcel de Barbadillo, la suya desde 2007. Su nombre ya llevaba sonando todo el d¨ªa. La intentona golpista de Pedro Castillo le hab¨ªa recordado a los peruanos el autogolpe que dio el aut¨®crata en 1992. El maestro andino emul¨® al matem¨¢tico de or...
Alberto Fujimori debi¨® escuchar el helic¨®ptero la noche del mi¨¦rcoles. No era la primera visita que recib¨ªa, pero s¨ª la primera vez que alguien llegaba para quedarse. El ¨²ltimo dictador de Per¨² dej¨® ese d¨ªa de ser el ¨²nico preso de la c¨¢rcel de Barbadillo, la suya desde 2007. Su nombre ya llevaba sonando todo el d¨ªa. La intentona golpista de Pedro Castillo le hab¨ªa recordado a los peruanos el autogolpe que dio el aut¨®crata en 1992. El maestro andino emul¨® al matem¨¢tico de origen japon¨¦s al anunciar el cierre del Congreso, pero hasta ah¨ª se pareci¨® la aventura. Fujimori se mantuvo una d¨¦cada en el poder y tard¨® otros cinco a?os en ser detenido. Castillo en solo tres horas estaba sentado en una comisar¨ªa de Lima con cara de no haber roto un plato en su vida. Esa misma noche se convirtieron en compa?eros de c¨¢rcel.
El futuro de Castillo no pinta mejor que el de Fujimori. A sus 84 a?os, el patriarca de la familia pol¨ªtica m¨¢s importante del pa¨ªs cumple desde 2009 una condena de 25 a?os. El ¨²ltimo presidente depuesto se enfrenta ahora a los delitos de rebeli¨®n y conspiraci¨®n, con penas que van de los 10 a los 20 a?os, adem¨¢s de a varias investigaciones por corrupci¨®n. La justicia dict¨® siete d¨ªas de detenci¨®n preventiva para el profesor por riesgo de fuga y para avanzar en la investigaci¨®n. Castillo estuvo muy cerca de poner otro final a su descabellado plan. Cuando se vio perdido, busc¨® refugio en la Embajada de M¨¦xico y habl¨® con el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, dispuesto a recibirlo con los brazos abiertos. Pero su escolta lo traicion¨® en el camino y lo entreg¨® a la polic¨ªa.
En su primer d¨ªa preso, el expresidente sigui¨® la audiencia judicial por videoconferencia. No estaba solo. A su lado permaneci¨® An¨ªbal Torres, su cuarto primer ministro -lleg¨® a tener cinco en a?o y medio de mandato-. ?l ser¨¢ quien lleve su defensa. Se espera que se agarre al argumento de que la disoluci¨®n del Congreso no se lleg¨® a consumar, con lo que la pena ser¨ªa de un m¨¢ximo de diez a?os. A Castillo se le ve¨ªa cara de cansado, con la misma chaqueta azul que vest¨ªa el d¨ªa anterior. Torres tambi¨¦n se llevaba la mano a la boca para ahogar alg¨²n bostezo. La noche debi¨® de ser larga.
El camino que tiene por delante se lo podr¨ªa ir avanzando su ahora compa?ero de presidio Fujimori, si es que llegan a cruzarse por alguno de los pasillos. El aut¨®crata fue acusado en 2003 junto a una decena de exministros de rebeli¨®n por el autogolpe. Pero ese no es el ¨²nico delito al que se enfrenta Castillo. El Poder Judicial tambi¨¦n lo investiga por conspiraci¨®n, para lo que la Fiscal¨ªa tendr¨¢ que demostrar que estuvo coludido con dos o m¨¢s personas. De confirmarse, se hablar¨ªa entonces de una organizaci¨®n criminal.
M¨¢s all¨¢ del intento de golpe de Estado, al profesor se le acumulan otros casos de corrupci¨®n. La fiscal de la Naci¨®n lo acus¨® de liderar una presunta mafia dentro del Gobierno y de tr¨¢fico de influencias. La Procuradur¨ªa General del Estado tambi¨¦n lo denunci¨® por los delitos de sedici¨®n, abuso de autoridad y grave perturbaci¨®n de la tranquilidad p¨²blica. Casos a los que se enfrentar¨¢ ya sin la inmunidad presidencial.
Hace unos d¨ªas una delegaci¨®n de la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA) visit¨® Per¨² a petici¨®n de Castillo, que a las puertas de la que ser¨ªa su tercera moci¨®n de censura alert¨® de que la democracia estaba en peligro en el pa¨ªs. La fiscal comunic¨® a la OEA que ten¨ªa 51 carpetas sobre ¨¦l. En investigaci¨®n hay presuntos ascensos irregulares en las Fuerzas Armadas, actos de corrupci¨®n en licitaciones para la construcci¨®n de obras y un presunto plagio de su tesis.
De todo eso tendr¨¢ que defenderse en alg¨²n momento si los casos prosperan. Y es que en las ¨²ltimas 48 horas, Castillo no se lo ha puesto f¨¢cil a s¨ª mismo. ?l y Torres tendr¨¢n que preparar sus argumentos a escasos metros de Fujimori, un experto en temas judiciales, aunque convertido ahora en un hombre fr¨¢gil y enfermo, que en los ¨²ltimos tiempos pasa tanto tiempo en la c¨¢rcel como en el hospital.
La sede de la Direcci¨®n de Operaciones Especiales de la Polic¨ªa Nacional donde se encuentran los dos no es exactamente una prisi¨®n. Es un lugar acondicionado expresamente para el dictador. No tiene celdas, sino estancias. E incluso un jard¨ªn con plantas. En un pa¨ªs donde el hacinamiento de presos es habitual, dos expresidentes se reparten una sola c¨¢rcel. Y podr¨ªan no ser los ¨²nicos. Per¨² a¨²n espera la extradici¨®n desde Estados Unidos de Alejandro Toledo y Mart¨ªn Vizcarra est¨¢ bajo investigaci¨®n. La c¨¢rcel de los expresidentes podr¨ªa empezar a llenarse.
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