El obispo que resiste en Nicaragua: as¨ª planta cara Rolando ?lvarez a Daniel Ortega
La condena a 26 a?os de c¨¢rcel al religioso, que se neg¨® a subir al avi¨®n del destierro, es la ¨²ltima prueba de la obsesi¨®n del r¨¦gimen con la Iglesia cat¨®lica
La obsesi¨®n con la Iglesia cat¨®lica del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, atraves¨® esta semana un punto, otro, de no retorno con la condena a Rolando ?lvarez, obispo de la di¨®cesis de Matagalpa (en el centro del pa¨ªs). El viernes le cayeron 26 a?os de c¨¢rcel. ?Su delito? Negarse al destierro junto a ...
La obsesi¨®n con la Iglesia cat¨®lica del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, atraves¨® esta semana un punto, otro, de no retorno con la condena a Rolando ?lvarez, obispo de la di¨®cesis de Matagalpa (en el centro del pa¨ªs). El viernes le cayeron 26 a?os de c¨¢rcel. ?Su delito? Negarse al destierro junto a los 222 presos pol¨ªticos excarcelados el d¨ªa anterior y enviados por sorpresa a Estados Unidos para, mientras volaban, administrarles el ¨²ltimo castigo: quitarles la nacionalidad.
La sentencia, que sigui¨® a un juicio expr¨¦s sin las garant¨ªas debidas, considera probados los cargos de ¡°traici¨®n a la patria¡±, ¡°menoscabo de la integridad nacional¡± y ¡°propagaci¨®n de noticias falsas¡±. ?lvarez se neg¨® a subir al avi¨®n del destierro con una frase para la historia: ¡±Que sean libres, yo pago la condena de ellos¡±. La sentencia lo ha convertido en el s¨ªmbolo de la oposici¨®n interior que qued¨® en tierra en Nicaragua, as¨ª como de la resistencia de la Iglesia cat¨®lica.
Seg¨²n la informaci¨®n facilitada por el r¨¦gimen, la oferta inicial a Washington, a cuyas autoridades el sandinismo ocult¨® sus planes de convertir en ap¨¢tridas a los desterrados, inclu¨ªa una lista de 228 personas. Cuatro, seg¨²n dijo Ortega el jueves en un mensaje televisado al pa¨ªs, fueron rechazadas por las autoridades estadounidenses. Los otros dos (?lvarez y un preso sin identificar) se negaron a salir de Managua el jueves. En las c¨¢rceles del pa¨ªs quedan, seg¨²n c¨¢lculos de las organizaciones disidentes al r¨¦gimen de Ortega-Murillo, otros 39 reos de conciencia.
El mismo jueves, las autoridades nicarag¨¹enses cambiaron el arresto domiciliario de monse?or ?lvarez, de 56 a?os, que cumpl¨ªa condena desde el pasado agosto en la casa de unos familiares en Managua, por su reclusi¨®n en la temible prisi¨®n de La Modelo, tambi¨¦n en la capital. No es la primera vez que el obispo pasa por ese trance. Hombre de profunda fe en la resistencia, ya lo encarcelaron en los a?os ochenta por oponerse al servicio militar obligatorio que impusieron los sandinistas para hacer frente a la guerrilla de la Contra financiada por Estados Unidos. Entonces era un muchacho de 16 a?os.
La suerte de ?lvarez la han seguido estos d¨ªas con preocupaci¨®n los liberados desde el hotel cercano al aeropuerto internacional de Dulles, situado a unos 40 kil¨®metros de Washington, en el que el Departamento de Estado les da alojamiento hasta el domingo, mientras aclaran la situaci¨®n, no exenta de trabas burocr¨¢ticas, que les espera ahora. En uno de sus salones, dos sacerdotes, presos pol¨ªticos hasta esta semana, oficiaron una misa cat¨®lica el s¨¢bado por la noche en la que hubo un recuerdo para el obispo de Matagalpa. Uno de ellos, Benito Enrique, p¨¢rroco de la iglesia Santa Martha de Managua, dio con sus huesos en la c¨¢rcel por llamar en una misa ¡°pareja de asesinos¡± a Ortega y Murillo.
¡°La Iglesia es el ¨²ltimo baluarte de libertad. Ortega lo sabe, por eso quiere desestabilizarla, atacar su unidad¡±, afirm¨® este s¨¢bado otro de los curas excarcelados, que pidi¨® hablar desde el anonimato para no comprometer la situaci¨®n de los suyos que quedaron en Nicaragua. ¡°[El r¨¦gimen] busca minar la fortaleza de la Iglesia para quedarse, ahora s¨ª, sin oposici¨®n interna¡±, afirma. El sacerdote asegur¨® que su detenci¨®n es una ¡°cruz¡± que demuestra el valor de los religiosos en su pa¨ªs al criticar al r¨¦gimen, apoyar a quienes se manifestaron contra ¡°la dictadura¡± y abrir las parroquias durante los d¨ªas m¨¢s duros de la represi¨®n. ?lvarez, dice, es un ejemplo de esa valent¨ªa. ¡°Ha seguido su papel prof¨¦tico hasta las ¨²ltimas consecuencias. Es un hombre coherente con sus principios¡±, afirma.
La noticia de que este faltaba en el grupo no la pudieron confirmar los 222 desterrados hasta que no subieron al avi¨®n, despu¨¦s de que los sacaran de sus celdas en la madrugada del jueves sin m¨¢s explicaci¨®n. ¡°Nosotros ven¨ªamos con varios curas de Matagalpa, y fueron ellos los que nos dijeron que monse?or ten¨ªa tomada la decisi¨®n de que no quer¨ªa ser usado como una ficha de negociaci¨®n¡±, explic¨® el viernes en el vest¨ªbulo del hotel del destierro el pol¨ªtico y empresario Juan Sebasti¨¢n Chamorro. ¡°Al no verlo a bordo, supimos que hab¨ªa sido fiel a su palabra. La reacci¨®n habla de la ridiculez de Ortega, que por un lado nos saca a nosotros y dice que con eso ya no tiene presos pol¨ªticos, y, por otro lado, deja 39 encarcelados, y la toma con ?lvarez mientras el mundo observa¡±.
¡°No se va a arrodillar¡±
La exguerrillera Dora Mar¨ªa T¨¦llez, s¨ªmbolo de resistencia y de la perplejidad del viejo sandinismo ante las derivas autoritarias del antiguo camarada Ortega, hab¨ªa vaticinado por la ma?ana, antes de conocer la sentencia, que al presidente nicarag¨¹ense ¡°le va a pasar lo que siempre le pasa¡±: ¡°?l cree que te vas a arrodillar. Y monse?or ?lvarez no se va a arrodillar. Lo metan donde lo metan¡±.
La represi¨®n de los Ortega-Murillo ha sido especialmente cruel con la Iglesia cat¨®lica. Un estudio de la investigadora Martha P. Molina Montenegro contabiliza 396 ataques entre abril de 2018 ¡ªcuando estallaron las protestas por la reforma del seguro social que acabaron con un grupo de estudiantes refugiados en la catedral de Managua, que result¨® tiroteada¡ª y octubre de 2022. Fuera de ese recuento queda, por tanto, la condena de esta semana de una jueza sandinista a seis religiosos cat¨®licos y un laico de la di¨®cesis de Matagalpa tras un juicio pol¨ªtico a puerta cerrada. Los detuvieron junto a ?lvarez en agosto de 2022, cuando la polic¨ªa irrumpi¨® de madrugada en la casa diocesana que compart¨ªan.
El 44% de la poblaci¨®n de Nicaragua afirma ser cat¨®lica y Ortega siempre ha tratado de sacar ventaja de la intensa relaci¨®n de los nicarag¨¹enses con la religi¨®n. Lo intent¨® acerc¨¢ndose, por un p¨¦rfido c¨¢lculo pol¨ªtico, al cardenal Miguel Obando y Bravo, archienemigo en los a?os ochenta, cuando este fue depuesto como jefe de la archidi¨®cesis de Managua, la principal del pa¨ªs, por un agonizante Juan Pablo II. Su ca¨ªda en desgracia fue la oportunidad de Ortega para acercarse y atraer el favor de la Iglesia.
Obando se convirti¨® en su consejero espiritual, cas¨® a Ortega y Murillo en la fe cat¨®lica y aquel pidi¨® perd¨®n por los ¡°errores del pasado¡±. Cuando Ortega regres¨® al poder en 2006, el cardenal form¨® parte activa en el Gobierno como dirigente de la Comisi¨®n de Paz y Reconciliaci¨®n cuyas funciones en Nicaragua nunca estuvieron claras. Esa alianza benefici¨® al exguerrillero, pero pronto se alzaron dentro de la Iglesia las voces cr¨ªticas con el comandante. Tras la muerte de Obando, la relaci¨®n Estado-Iglesia entr¨® en franco deterioro y Ortega comenz¨® a acosar a los obispos cr¨ªticos. Su esposa busc¨® entonces el favor de los evang¨¦licos, cuya presencia en Nicaragua crece imparable. El 30% de la poblaci¨®n dice pertenecer a alguna denominaci¨®n cristiana no cat¨®lica.
¡°Sabemos que algunos funcionarios rompieron con el r¨¦gimen de Ortega por esa persecuci¨®n a la Iglesia, que habla, una vez m¨¢s, de su aislamiento, de su p¨¦rdida de conexi¨®n con la realidad social¡±, explica el periodista Carlos Fernando Chamorro, exiliado en Costa Rica desde junio de 2021, a quien la noticia del destierro de los presos pol¨ªticos, entre los que se cuentan dos hermanos y un primo, le sorprendi¨® en Washington, donde el viernes ten¨ªa programada una charla en un laboratorio de an¨¢lisis del centro de la capital estadounidense.
¡°Se habla mucho de los tres errores que el sandinismo cometi¨® en su primera encarnaci¨®n: su enfrentamiento con el sector privado, su beligerancia con Estados Unidos y el hostigamiento al catolicismo. De esos errores, se dice, Ortega aprendi¨®. La realidad demuestra que eso no es verdad. En el caso de la Iglesia, la persecuci¨®n es ahora mucho m¨¢s feroz: en los ochenta expulsaron al obispo Pablo Vega, ahora hay un obispo condenado a 26 a?os de c¨¢rcel, varios sacerdotes presos y ahora desterrados, y han prohibido hasta las procesiones religiosas¡±, contin¨²a Chamorro.
T¨¦llez considera que la salida de los presos pol¨ªticos no calmar¨¢ la represi¨®n contra aquellos que se oponen al r¨¦gimen y tambi¨¦n contra sus familiares, como demuestra la severidad de la condena a ?lvarez. En el contingente llegado a Washington hay al menos cinco casos de excarcelados que apresaron cuando no encontraron a quienes iban buscando (madres, hermanos, sobrinos...).
El temor a las represalias de los que se quedaron all¨¢ hace que muchos, como el sacerdote, no se atrevan a hablar con la prensa o pidan hacerlo desde el anonimato, como un destacado exdiplom¨¢tico, que ofrece su an¨¢lisis sobre el futuro de la oposici¨®n, ahora que los 222 se fueron: ¡°Muchos no saben qu¨¦ hacer. Sienten ahora que no hay alternativas, pero debemos dar el mensaje de que hay que seguir luchando. Es cierto que las cosas est¨¢n dif¨ªciles, que hay mucho miedo, hay que pensar en la reorganizaci¨®n pol¨ªtica. La clandestinidad es la ¨²nica opci¨®n. Tomar¨¢ tiempo, pero hay un descontento enorme que hay que aprovechar¡±, explica.
En ese juicio coincide Jos¨¦ Antonio Peraza, que formaba parte de un grupo de activistas e intelectuales que promov¨ªan reformas electorales en Nicaragua y estuvo preso 19 meses en las celdas de El Chipote, sometido a lo que ¨¦l llama ¡°torturas silenciosas¡±: incomunicado, sin la posibilidad de conversar con sus compa?eros de c¨¢rcel o ver a su familia. Aunque Peraza ve un ¡°r¨¦gimen en descomposici¨®n¡±, tambi¨¦n admite que la falta de una oposici¨®n o liderazgos cr¨ªticos en Nicaragua benefician a Ortega.
¡°?l se siente triunfante porque ha eliminado toda oposici¨®n. En Nicaragua no hay ahora resistencia y creo que pasar¨¢ un tiempo hasta que se formen nuevos liderazgos¡±. Con la oposici¨®n pol¨ªtica descabezada desde 2021 y muchas de sus principales caras ahora en el exilio y desterradas, Peraza afirma que ser¨¢ dif¨ªcil que se forme un nuevo movimiento opositor a corto plazo, pero advierte de que en la medida en que el r¨¦gimen se radicaliza m¨¢s, el descontento interno puede generar nuevos movimientos m¨¢s contestatarios. ¡°Estamos ahora en un impasse¡±, dice. ¡°Ortega quiere sobrevivir a cualquier costo, pero no puede mantenerse eternamente con la represi¨®n¡±.
Parte del problema que tienen los desterrados para ofrecer un vaticinio sobre lo que depara el futuro de la resistencia interior a Ortega pasa por el hecho de que la gran mayor¨ªa han vivido incomunicados mientras cumpl¨ªan sus penas y tienen a¨²n que restaurar los viejos canales de informaci¨®n. Todos empezaron el jueves con lo puesto y sin m¨®vil su nueva vida, y ahora pasean por los pasillos del hotel con los terminales que les han facilitado y con los que, como el l¨ªder campesino Medardo Mairena, a¨²n no acaban de entenderse. La mayor¨ªa tampoco se ha aprendido todav¨ªa el nuevo n¨²mero. Por eso, los llevan apuntados en un adhesivo pegado al reverso del tel¨¦fono.
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