En busca de un techo o con horizonte m¨¢s estable: las dos caras del destierro nicarag¨¹ense en Estados Unidos
Los 222 presos pol¨ªticos expulsados son un grupo muy variopinto, con personas de diferentes estratos sociales y econ¨®micos. Pero en todos prevalece un sentimiento: ¡°El que quiere a su familia no desea esto¡±
A Yubrank Suazo todav¨ªa le cuesta dormir. Han pasado ya 15 d¨ªas desde que el r¨¦gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidi¨® desterrarlo, junto a otros 221 presos pol¨ªticos, a Estados Unidos en un vuelo ch¨¢rter que aterriz¨® en el Estado de Virginia. La llegada a la ¡°libertad¡± ¡ªcom...
A Yubrank Suazo todav¨ªa le cuesta dormir. Han pasado ya 15 d¨ªas desde que el r¨¦gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidi¨® desterrarlo, junto a otros 221 presos pol¨ªticos, a Estados Unidos en un vuelo ch¨¢rter que aterriz¨® en el Estado de Virginia. La llegada a la ¡°libertad¡± ¡ªcomo le llaman estos exdetenidos a lo sucedido¡ª result¨® primero ¡°incre¨ªble¡±. Muchas emociones que procesar que, al mezclarse con el trauma de las torturas que sufrieron durante el encierro en Nicaragua, imped¨ªan conciliar el sue?o. Con el paso de las semanas, el l¨ªder social originario de la ciudad de Masaya duerme m¨¢s, pero hay una angustia que no lo suelta: ?c¨®mo rehacer su vida en este pa¨ªs que no habla su idioma? ?Hasta cu¨¢ndo podr¨¢ quedarse en la casa de sus amigos de Miami que lo acogieron?
¡°Ha sido traum¨¢tico, verdaderamente traum¨¢tico¡±, cuenta Suazo a EL PA?S el pasado domingo en las afueras de la iglesia de Santa ?gata, en Miami, donde asisti¨® con otros presos desterrados a la homil¨ªa del obispo exiliado Silvio B¨¢ez, quien tambi¨¦n fue despojado de su nacionalidad por el r¨¦gimen. ¡°El presidente Joe Biden, su Gobierno y la comunidad nica en este pa¨ªs nos han dado acompa?amiento a nuestra llegada, pero ahora nos toca tener la mente clara para tomar decisiones. Sin embargo, antes tenemos que sanar este duelo y eso me permitir¨¢ tener claridad para tener un nuevo plan de vida. Estoy iniciando de cero nuevamente y quiero estar lo mejor posible emocionalmente¡±, sigue Suazo, cuya voz se entrecorta cuando piensa en su ciudad natal, uno de los bastiones de las protestas sociales de 2018 en Nicaragua.
El joven ha sido dos veces preso pol¨ªtico de los Ortega-Murillo. Este ¨²ltimo encierro lo condujo al destierro y a una situaci¨®n parecida de reinvenci¨®n que experiment¨® en 2018, cuando paramilitares sandinistas incendiaron la casa de su familia en Masaya. Fue una experiencia dif¨ªcil, pero ahora rehacer su vida en Estados Unidos le resulta m¨¢s ¡°duro¡±.
¡°He estado preso dos veces y me toc¨® vivir aislamiento en las celdas de castigo, pero lo m¨¢s doloroso y m¨¢s traum¨¢tico ha sido dejar mi casa, a mis padres, mi familia, mis amigos, mi entorno¡¡±, afirma. Su entorno estaba vinculado con la cultura de Masaya, la ¡°capital del folclore nicarag¨¹ense¡±, donde su familia fabricaba hamacas de manila. En julio de 2019, al ser liberado por primera vez, decidi¨® usar la manila que tanto conoc¨ªa desde ni?o para confeccionar bolsos de mujer para vender.
¡°?Ahora podr¨¦ hacer eso mismo en Estados Unidos?¡±, se pregunta. Es algo que no sabe. Por ahora su prioridad en el destierro es encontrar un techo que no sea de acogida, sino de alquiler, algo relativamente propio¡ ¡°La prioridad de todos los presos pol¨ªticos, creo, es la misma m¨ªa: conseguir estabilidad, un hogar. Muchos no tenemos casa, una direcci¨®n fija, para registrarla en el tr¨¢mite migratorio del Parole¡±, explica Suazo, en referencia al programa humanitario del Gobierno de Biden que los cobija, el cual tiene como requisito una direcci¨®n f¨ªsica.
Los 222 presos pol¨ªticos desterrados se han desgranado por todo Estados Unidos. Seg¨²n el Departamento de Estado, Florida ¨Dy m¨¢s concretamente Miami¨D ha sido el Estado en el que m¨¢s reos se han instalado: 67, seguido de California con 22, Maryland con 36 y 14 en Virginia. El resto est¨¢n esparcidos en otras ciudades.
Quienes no tienen familiares que los reciban ¡ªni amigos como los tiene Suazo, un l¨ªder pol¨ªtico intermedio¡ª han sido ubicados por ONG en familias de acogida. Muchos por tiempo limitado, como Gabriel Eliseo Sequeira Garc¨ªa, quien junto a otros compa?eros de celda del penitenciario La Modelo vivir¨¢ tres meses en un peque?o apartamento prestado en California, hasta que les emitan el permiso para trabajar y poder pagar una renta.
En Miami, un pu?ado de religiosos cat¨®licos desterrados, entre sacerdotes, seminaristas y di¨¢conos, se acomodan en un apartamento que una familia nicarag¨¹ense dispuso. La casa tiene lo b¨¢sico y ellos duermen en colchones, reciben donaciones de la comunidad exiliada y esperan tener un rumbo m¨¢s claro de sus destinos en los pr¨®ximos meses. Quienes est¨¢n en m¨¢s aprietos son ciudadanos y opositores sin liderazgos visibles, gente que fue la base en las calles durante las protestas; gente m¨¢s humilde que no tiene familiares en Estados Unidos. De hecho, el avi¨®n del destierro fue el primer vuelo de sus vidas, la primera vez que sal¨ªan de Nicaragua.
Panorama m¨¢s amable
Los l¨ªderes pol¨ªticos m¨¢s reconocidos no lo tienen f¨¢cil, pero s¨ª un panorama m¨¢s amable en t¨¦rminos log¨ªsticos. Algunos cuentan con familiares arraigados en Estados Unidos desde hace d¨¦cadas que los han acogido de inmediato. Otros, como empresarios, pueden asumir una renta con mayor soltura, o quienes hablan ingl¨¦s adaptarse m¨¢s r¨¢pido a Estados Unidos.
Los 222 presos pol¨ªticos son un grupo muy variopinto, con personas de diferentes estratos sociales y econ¨®micos, por lo que no se puede generalizar sobre su situaci¨®n. Por ejemplo, F¨¦lix Maradiaga y Juan Sebasti¨¢n Chamorro tuvieron un hogar en el destierro: hace un par de a?os sus esposas, Berta Valle y Victoria C¨¢rdenas, respectivamente, tuvieron que asilarse en Estados Unidos porque fueron acusadas de ¡°traici¨®n a la patria¡±. Ellas tuvieron tiempo de reclamar la liberaci¨®n de sus maridos y de acomodarse en el exilio. Un techo y estabilidad significa poder tener tiempo para seguir en el destierro el activismo a favor ¡°de la liberaci¨®n de Nicaragua¡± o de plano trabajar para vivir.
¡°Yo te voy a decir algo¡±, dice a EL PA?S Denis Garc¨ªa Jir¨®n, originario de Managua y veterinario de profesi¨®n. ¡°El que quiere a su familia no desea esto. Y creo que todos nosotros, los presos pol¨ªticos sin distingo, hemos sufrido; sin importar que tengamos casa o no aqu¨ª, no queremos esto. Todos dejamos atr¨¢s padre, hijos, esposas, t¨ªos, y hermanos que nos aman y amamos. Cada quien con sus posibilidades se buscar¨¢ la vida aqu¨ª. Es lo que nos toca¡±.
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