La comisi¨®n que investiga la gesti¨®n de la pandemia exige a Sunak los mensajes de WhatsApp y diarios de Johnson
La presidenta del comit¨¦, la exjueza Heather Hallett, advierte al Gobierno de que su negativa a entregar los documentos supondr¨ªa penas de c¨¢rcel y una elevada multa
Rishi Sunak corre el riesgo de no contentar a nadie por intentar contentar a todos. La presidenta de la comisi¨®n independiente que investiga la gesti¨®n de la pandemia llevada a cabo por el Gobierno brit¨¢nico ha reclamado al Ejecutivo conservador los mensajes de WhatsApp enviados por el entonces primer ministro, Boris Johnson, y por su antiguo asesor, Henry Cook, durante aquella crisis sanitaria. Heather Hallett, ex...
Rishi Sunak corre el riesgo de no contentar a nadie por intentar contentar a todos. La presidenta de la comisi¨®n independiente que investiga la gesti¨®n de la pandemia llevada a cabo por el Gobierno brit¨¢nico ha reclamado al Ejecutivo conservador los mensajes de WhatsApp enviados por el entonces primer ministro, Boris Johnson, y por su antiguo asesor, Henry Cook, durante aquella crisis sanitaria. Heather Hallett, exjueza del Tribunal de Apelaciones, exige tambi¨¦n la entrega de hasta 24 de los diarios oficiales en los que Johnson escribi¨® entradas personales durante su ¨¦poca en Downing Street.
Ante la negativa de la Oficina del Gabinete (similar al Ministerio de la Presidencia espa?ol, en tanto coordinadora central de la actividad del primer ministro y de todo el Gobierno) a entregar los documentos, la tambi¨¦n baronesa Hallett les ha advertido de que corren el riesgo de incurrir en ¡°una infracci¨®n penal susceptible de ser sancionada con multa de hasta 1.000 libras esterlinas [unos 1.150 euros] y pena de c¨¢rcel de hasta 51 semanas¡±.
Mientras la Oficina del Gabinete, con el respaldo de Sunak, considera que las pruebas solicitadas son irrelevantes, Hallett cree que la comisi¨®n debe poder acceder a ellas, incluso si fuera tan solo para determinar el grado de atenci¨®n que el primer ministro y los miembros de su Gobierno estaban prestando a la pandemia.
¡°La cuesti¨®n que se est¨¢ debatiendo tiene que ver con la revelaci¨®n de documentos que son claramente irrelevantes para la materia de investigaci¨®n de la comisi¨®n independiente¡±, ha explicado un portavoz de Sunak. ¡°Por ejemplo, mensajes de WhatsApp de naturaleza personal que no aportan nada a la investigaci¨®n o se refieren a asuntos diferentes. (...) Nuestra posici¨®n defiende que la comisi¨®n no tiene capacidad ni poder para obligar al Gobierno a entregar material que sea claramente irrelevante, por el precedente adverso que podr¨ªa suponer en la futura formulaci¨®n de pol¨ªticas¡±, ha a?adido el portavoz.
La exjueza Hallett quiere conocer los mensajes intercambiados entre Johnson y sus dos principales asesores cient¨ªficos durante la pandemia, Patrick Vallance y Chris Whitty, as¨ª como con otros miembros de su equipo como el malogrado brujo del Brexit, Dominic Cummings ¡ªen su puesto de asesor del primer ministro¡ª, o los entonces ministros Dominic Raab, Matt Hancock o el propio Sunak.
Johnson defiende tambi¨¦n que la entrega de todo ese material supondr¨ªa un precedente ¡°altamente perjudicial¡±, pero juega a dos bandas, y del mismo modo que intenta defenderse de la investigaci¨®n de la comisi¨®n, muestra su recelo hacia la Oficina del Gabinete. Considera que el actual equipo de Sunak est¨¢ maniobrando en su contra. De hecho, ha decidido prescindir de los abogados aportados por el Gobierno para su defensa, y ha exigido la contrataci¨®n de un bufete privado que acabar¨¢ pagando tambi¨¦n Downing Street.
Nuevo combate entre Johnson y Sunak
Los aliados del ex primer ministro Johnson son cada vez menos, pero siguen teniendo capacidad de hacer ruido. Todos ellos est¨¢n convencidos de que Sunak ¡ªque con su dimisi¨®n forz¨® en su momento la ca¨ªda de quien hab¨ªa sido su jefe¡ª est¨¢ propiciando lo que consideran una cacer¨ªa de brujas contra el popular pol¨ªtico. Este mismo martes se hizo p¨²blico que la Oficina del Gabinete hab¨ªa puesto en manos de la polic¨ªa nuevas pruebas presuntamente incriminatorias contra Johnson. Parad¨®jicamente, fueron sus propios abogados los que desataron la alarma.
Al preparar la defensa del ex primer ministro, los letrados revisaron los diarios oficiales de su mandato y se encontraron con que hab¨ªan quedado registradas visitas de familiares y amigos de Johnson y su esposa, Carrie, tanto a Downing Street como a Chequers, la residencia de descanso a disposici¨®n del jefe del Gobierno brit¨¢nico. Obligados por ley a alertar de una posible infracci¨®n penal, los abogados pasaron la informaci¨®n a la Oficina del Gabinete, que lo traslad¨® a su vez a la Polic¨ªa Metropolitana y a la Polic¨ªa del Valle del T¨¢mesis, los dos departamentos de seguridad bajo cuya jurisdicci¨®n estar¨ªan las presuntas infracciones cometidas por Johnson.
En un breve plazo ¡ªa¨²n por determinar¡ª, la comisi¨®n parlamentaria de ?tica y Privilegios, que investiga si Johnson falt¨® a la verdad en la C¨¢mara de los Comunes sobre su conocimiento de las fiestas prohibidas en Downing Street durante el confinamiento, debe emitir un veredicto. Si impusiera al ex primer ministro una suspensi¨®n como diputado superior a los 10 d¨ªas, provocar¨ªa autom¨¢ticamente la convocatoria de elecciones locales por la circunscripci¨®n de Uxbridge, la que representa actualmente Johnson. Con toda probabilidad, la agrupaci¨®n local conservadora no volver¨ªa a elegirle como candidato y dar¨ªa un golpe mortal y definitivo a una carrera que Johnson a¨²n no ha renunciado a resucitar en el medio plazo.
Johnson a¨²n considera posible evitar una sanci¨®n de esa gravedad, y conf¨ªa en ser capaz de salvaguardar su deteriorada carrera pol¨ªtica. Sin embargo, una nueva investigaci¨®n a fondo de su actuaci¨®n durante la pandemia ¡ªsobre todo, si se derivaran de ella consecuencias penales¡ª podr¨ªa ser la losa definitiva en el futuro del pol¨ªtico conservador.
M¨¢s all¨¢ de la refriega pol¨ªtica que las consecuencias de la pandemia han vuelto a generar, los familiares de las v¨ªctimas del coronavirus han mostrado su estupor por el juego de tira y afloja desplegado entre las instituciones: ¡°Es escandaloso que [el Gobierno] crea que puede imponer a una comisi¨®n independiente los mensajes de WhatsApp de Johnson que puede o no puede ver. Con las revelaciones que se han conocido ya sobre el modo en que quebr¨® las normas de distanciamiento social, no te queda m¨¢s remedio que temer lo peor ante lo que pueden estar ocultando¡±, ha dicho Rivka Gottlieb, la portavoz de la asociaci¨®n Justicia para los Familiares de la Covid-19.
Los distintos frentes de Downing Street
Sunak es plenamente consciente del n¨²mero de batallas que puede librar, especialmente contra el ala dura de su propio partido. Por eso, el mismo d¨ªa en que hace frente a las andanadas de Johnson, ha decido exculpar de una posible condena a su ministra del Interior, Suella Braverman. Favorita entre los euroesc¨¦pticos y la derecha m¨¢s extrema de los tories, por su discurso de mano dura con los inmigrantes irregulares, Braverman tiende con frecuencia a interpretar la ley y las normas de un modo laxo. Despu¨¦s de ser pillada el pasado verano al volante mientras traspasaba el l¨ªmite de velocidad, las autoridades policiales le dieron a elegir entre perder tres puntos de su carn¨¦ de conducir o asistir a un curso de formaci¨®n vial junto con otras personas. La ministra intent¨® que el curso fuera de modo privado, sin testigos, y as¨ª pidi¨® que lo gestionaran primero, los altos funcionarios de su departamento y luego, sus asesores pol¨ªticos. Ante la negativa de la autoridad competente, Braverman opt¨® por la reducci¨®n de puntos.
El diario The Times revel¨® lo sucedido y se incrementaron la presiones sobre Sunak para que ordenara una investigaci¨®n sobre la ministra, ante la posibilidad de que hubiera infringido el C¨®digo Ministerial. Sunak ha decidido finalmente, tras consultar a sus asesores, que no hab¨ªa motivos para iniciar esa investigaci¨®n, aunque ha optado por una peque?a reprimenda a Braverman a trav¨¦s de una carta que Downing Street ha hecho p¨²blica.
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