Una protesta contra la reforma judicial en el aeropuerto de Tel Aviv acaba con 37 detenidos y choques con la polic¨ªa
Miles de israel¨ªes se concentran ante la terminal principal en respuesta a la decisi¨®n de Netanyahu de retomar los cambios legales para debilitar el Poder Judicial
Despu¨¦s de tres meses de relativa tregua, el movimiento contra la reforma judicial del Gobierno israel¨ª ha vuelto a demostrar su fuerza este lunes con una protesta multitudinaria en el aeropuerto de Tel Aviv, que concentra casi todo el tr¨¢fico a¨¦reo internacional del pa¨ªs. Miles de israel¨ªes se han congregado en la principal terminal de las instalaciones en respuesta a la decisi¨®n del primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, de retomar la reforma, ahora por fases y sin u...
Despu¨¦s de tres meses de relativa tregua, el movimiento contra la reforma judicial del Gobierno israel¨ª ha vuelto a demostrar su fuerza este lunes con una protesta multitudinaria en el aeropuerto de Tel Aviv, que concentra casi todo el tr¨¢fico a¨¦reo internacional del pa¨ªs. Miles de israel¨ªes se han congregado en la principal terminal de las instalaciones en respuesta a la decisi¨®n del primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, de retomar la reforma, ahora por fases y sin una de sus propuestas m¨¢s controvertidas. 37 personas han sido arrestadas, y la polic¨ªa ha desalojado varias veces por la fuerza el interior de la terminal, antes de que se llenase de nuevo poco despu¨¦s de banderas de Israel y c¨¢nticos de ¡°?Democracia!¡± o ¡°No tenemos miedo¡± en medio de un ruido ensordecedor. Por la ma?ana, otro grupo de manifestantes bloque¨® temporalmente el mayor puerto del pa¨ªs, el de Haifa.
Aunque los organizadores hab¨ªan animado inicialmente a llevar maletas y pasaportes para hacerse pasar por viajeros, los manifestantes no los han necesitado para ocupar el vest¨ªbulo de salidas de la terminal, mientras miles de personas protestaban en el exterior. Amit Oved, de 41 a?os, entr¨® por ejemplo con una bandera de Israel escondida en la mochila que despu¨¦s se anud¨® a la espalda. ¡°Es un gesto muy poderoso. El aeropuerto es un lugar central y con mucha visibilidad¡±, dec¨ªa. En julio, recibe una media de 90.000 pasajeros diarios.
La polic¨ªa ha justificado en un comunicado el desalojo de la terminal ante la ¡°concentraci¨®n ilegal¡± de decenas de personas, que supone una ¡°vulneraci¨®n flagrante del orden p¨²blico, un da?o para la seguridad de los carriles de tr¨¢fico [que quedaron bloqueados por la multitud] y el asalto a polic¨ªas¡±.
Un millar de polic¨ªas controlaban el aeropuerto de Ben Guri¨®n ¡ªque ya fue bloqueado por el movimiento de protesta hace tres meses¡ª y los alrededores. En los d¨ªas previos, intentaron limitar la protesta a una terminal menor, a lo que los manifestantes se negaron. Finalmente, las autoridades pretendieron acotar la protesta a un espacio con la advertencia de que actuar¨ªan ante cualquier ¡°bloqueo de rutas de acceso en torno al aeropuerto¡±, por el riesgo que supone en caso de emergencia.
Unos y otros han jugado al gato y al rat¨®n desde que comenz¨® la protesta, a media tarde. Cuando el hall se llenaba, eran empujados por la fuerza al exterior. Un centenar de personas lograba entrar poco despu¨¦s. Algunos manifestantes encaraban a los polic¨ªas con los brazos en alto o en cruz hasta que eran evacuados a empujones. Los turistas extranjeros miraban extra?ados mientras trataban de abrirse paso entre la multitud.
Muchas de las pancartas estaban escritas en ingl¨¦s, en un intento de que el mensaje llegue al extranjero. El ex primer ministro Ehud Olmert, de 77 a?os, se uni¨® a la manifestaci¨®n.
La protesta fue convocada con motivo de la tramitaci¨®n inicial de una de las leyes de la reforma, la que privar¨ªa al Supremo de la potestad de revocar las decisiones del Gobierno que considere ¡°irrazonables en extremo¡±. Abrir¨ªa la puerta a que el l¨ªder del partido ultraortodoxo Shas, Arye Deri, retomase las carteras de Interior y Sanidad, que le quit¨® el tribunal por haber sido condenado por un delito fiscal y por el cambio expr¨¦s en la legislaci¨®n que lo permiti¨®.
La ¡°t¨¢ctica del salami¡±
La acci¨®n ha ido acompa?ada de manifestaciones en decenas de localidades del pa¨ªs a distintas horas del d¨ªa. Por la ma?ana, cientos de personas lograron bloquear durante hora y medio el acceso al puerto de Haifa. Impidieron la entrada de unos cien camiones y retrasaron la descarga de mercanc¨ªas. Llevaban salami polaco para subrayar dos ideas. Una equiparaba el proyecto de Netanyahu con los ataques a la independencia judicial del Ejecutivo de Varsovia. La otra alud¨ªa a la ¡°t¨¢ctica del salami¡± que, a su juicio, emplea ahora el Ejecutivo para impulsar la reforma, en contraste con la velocidad con la que quiso sacarla adelante nada m¨¢s llegar al poder, el pasado diciembre. ¡°Trataron de pasar muy r¨¢pido m¨¢s de 180 leyes, pero logramos detenerlos. Ahora est¨¢n intentando un nuevo enfoque, importado. Cortar¨¢n nuestra democracia lentamente, cada vez una rodaja, cada vez una ley¡±, dijo en un discurso durante la protesta uno de los participantes, Ofer Doron.
El pasado marzo, la intensidad de las protestas, una huelga general, las presiones diplom¨¢ticas (sobre todo del aliado estadounidense), las se?ales de alerta econ¨®micas y el desmarque de su ministro de Defensa, Yoav Galant, obligaron a Netanyahu a pisar el freno de la reforma. Gobierno y oposici¨®n entraron entonces en un ¨Dhoy paralizado¨D proceso de di¨¢logo auspiciado por el presidente, Isaac Herzog. Mientras, decenas de miles de personas han seguido manifest¨¢ndose cada s¨¢bado para sacar m¨²sculo.
El mes pasado, un embrollo parlamentario enrareci¨® el ambiente, la oposici¨®n se levant¨® de la mesa de negociaciones y el primer ministro retom¨® la reforma, presionado por la ultraderecha y parte de su partido, el conservador Likud. La pasada semana subray¨® en una entrevista con The Wall Street Journal que no incluir¨¢ en ning¨²n caso una de las propuestas iniciales m¨¢s controvertidas: permitir al Parlamento reaprobar una ley que hubiese tumbado previamente el Supremo por vulnerar alguna de las leyes b¨¢sicas, que funcionan de facto como la Constituci¨®n del pa¨ªs.
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