Las drogas y la violencia rompen la tranquila Bruselas
La capital belga ha vivido este a?o una cifra in¨¦dita de asesinatos, al menos seis, y otros actos violentos relacionados con el tr¨¢fico de drogas. B¨¦lgica tiene en Amberes uno de los principales puertos de entrada de coca¨ªna en Europa
En una tranquila ma?ana de agosto en la que, por fin, el sol sale t¨ªmidamente en uno de los veranos m¨¢s lluviosos que se recuerdan en Bruselas, la barriada de Peterbos, en el l¨ªmite de la capital belga, parece adormecida. Los bloques de viviendas sencillas y baratas se apelotonan en una manzana rodeada de jardines que los separa de otros edificios m¨¢s nuevos y hasta de grandes casas unifamiliares. Salvo por algunos j¨®venes agazapados en los soportales que siguen con poco disimulo a todo visitante ajeno al vecindario, poco hace pensar que Peterbos sea uno de los principales centros de venta de ...
En una tranquila ma?ana de agosto en la que, por fin, el sol sale t¨ªmidamente en uno de los veranos m¨¢s lluviosos que se recuerdan en Bruselas, la barriada de Peterbos, en el l¨ªmite de la capital belga, parece adormecida. Los bloques de viviendas sencillas y baratas se apelotonan en una manzana rodeada de jardines que los separa de otros edificios m¨¢s nuevos y hasta de grandes casas unifamiliares. Salvo por algunos j¨®venes agazapados en los soportales que siguen con poco disimulo a todo visitante ajeno al vecindario, poco hace pensar que Peterbos sea uno de los principales centros de venta de droga de la capital belga. Pero las apariencias enga?an. ¡°Se avisan unos a otros, tienen un sistema de silbidos y se?ales para alertar de la polic¨ªa¡±, cuenta una vecina que lleva varias d¨¦cadas viviendo frente a la barriada.
La venta de estupefacientes, y los conflictos que conlleva, no se suelen desbordar a otras partes del barrio, reconocen ella y otro vecino que pasea su perro por los alrededores y que prefieren no dar su nombre. Pero ambos evitan entrar en Peterbos a toda costa. La polic¨ªa ha aumentado sus patrullas por el ¨¢rea, como tambi¨¦n en otras partes conflictivas de la ciudad, sobre todo en los alrededores de las estaciones de tren de Midi y Nord, en plena capital.
Tanto autoridades locales como altos responsables policiales han lanzado un grito de alerta en las ¨²ltimas semanas, temerosos de que la situaci¨®n se vaya de las manos. El miedo confeso es que Bruselas se convierta en una nueva Marsella, la ciudad portuaria francesa donde las bandas dominan completamente algunas barriadas y hasta hacen ostentaci¨®n de las armas militares con las que protagonizan frecuentes enfrentamientos con grupos rivales y la polic¨ªa.
No es ning¨²n secreto que B¨¦lgica tiene un grave problema con el tr¨¢fico de drogas muy dif¨ªcil de combatir ¡ªel ministro de Justicia y su familia fueron puestos el a?o pasado bajo protecci¨®n policial extra tras filtrarse que unos narcotraficantes pretend¨ªan secuestrarlos¡ª. Pero hasta ahora, la mayor parte de los incidentes estaban localizados en Amberes, uno de los mayores puertos de Europa y la principal entrada de la coca¨ªna de Am¨¦rica Latina. Una serie de actos de extrema violencia relacionados con ajustes de cuentas entre bandas de narcos en la capital belga ha hecho saltar las alarmas.
En un gesto inusual, casi media docena de los m¨¢s altos responsables de la polic¨ªa judicial federal de Bruselas, incluido su director, Eric Jacobs, decidieron dar un paso al frente a comienzos de mes y, en una entrevista con el diario Le Soir, advirtieron de ¡°un nivel de violencia jam¨¢s visto antes¡±. Desde hace un tiempo, las fuerzas de seguridad capitalinas se ven ante ¡°casos de secuestros, torturas, disparos con armas de guerra, lanzamientos de granadas, ataques con c¨®cteles molotov y homicidios¡±, relataron al rotativo.
Desde el 1 de enero, en Bruselas se han producido al menos seis muertes violentas relacionadas con el tr¨¢fico de droga, entre ellas una por arma de fuego y tres con arma blanca, seg¨²n un recuento de ese diario. Una cifra que ya triplica los dos homicidios por narcotr¨¢fico registrados en 2022. Adem¨¢s, ha habido 20 heridos graves que requirieron hospitalizaci¨®n y otros 41 m¨¢s leves. Se han registrado un total de casi 70 ataques en los primeros seis meses del a?o, la mitad de los cuales fueron cometidos con un arma blanca. La polic¨ªa trabaja tambi¨¦n en cinco casos de secuestros entre bandas rivales ¡ªque, en Bruselas, son principalmente albanesas frente a la predominancia marroqu¨ª en Amberes¡ª, la misma cifra que en todo el a?o pasado entero. Y estos son solo los casos conocidos. Muchas agresiones, torturas o secuestros se producen lejos del radar de la polic¨ªa, que teme que lo que se sabe sea solo la punta del iceberg.
Que B¨¦lgica es un territorio de tr¨¢nsito ideal para los narcotraficantes no es nuevo, recuerda el crimin¨®logo Micha?l Dantinne: en apenas 30.000 kil¨®metros cuadrados, con buenas carreteras, tienen en Amberes el segundo mayor puerto mar¨ªtimo europeo, el tercer puerto fluvial en Lieja y cuatro fronteras (Alemania, Francia, Luxemburgo y Pa¨ªses Bajos).
Pero Dantinne, profesor de Criminolog¨ªa en la Universidad de Lieja, prefiere ser cauto con las cifras y declaraciones que abundan entre los pol¨ªticos, como hablar de ¡°narcoterrorismo¡±, extremo que considera exagerado en el caso belga. Hay que ver, explica por correo electr¨®nico, si se trata efectivamente de un aumento de la violencia o de la ¡°visibilidad¡± de la misma. ¡°Puede que esta violencia, que hasta ahora estaba escondida, sea hoy m¨¢s visible. ?Por qu¨¦? Estamos, claramente, ante una competencia reforzada entre los mercados de narc¨®ticos, porque se han visto desestabilizados por las investigaciones¡±, afirma. El experto se refiere a las m¨²ltiples operaciones antidroga realizadas en Europa y Dub¨¢i, uno de los puntos desde donde los narcos dirigen el tr¨¢fico de estupefacientes desde que se logr¨® piratear en 2021 la red de conversaciones encriptadas SkyECC que usaban muchas mafias. Esta situaci¨®n ha llevado a una ¡°reconfiguraci¨®n del mercado que parece estar acompa?ada de guerras de territorios¡±, que es lo que parece estar pasando ahora en Bruselas, agrega Dantinne.
Tras la muerte en enero de Firdaous, una ni?a de 11 a?os que recibi¨® un disparo en el coraz¨®n durante un ataque a una residencia en Amberes ¡ªsu t¨ªo es un conocido capo de la droga¡ª, el primer ministro, Alexander De Croo, anunci¨® un nuevo plan. Entre otros, incluye el nombramiento de una comisaria nacional antidrogas, la creaci¨®n de un cuerpo de polic¨ªa encargado de la seguridad portuaria en Amberes, una aduana m¨¢s dura con el objetivo de lograr el escaneo ¡°del 100%¡± de los contenedores sospechosos antes de que acabe el a?o y multas m¨¢s fuertes para los consumidores: entre 75 y 150 euros por posesi¨®n de peque?as cantidades de cannabis y hasta 1.000 euros por posesi¨®n de coca¨ªna.
Las medidas por ahora no parecen haber desanimado a las mafias. Las autoridades belgas revelaron a mediados de julio que se hab¨ªan incautado en el puerto de Amberes de m¨¢s de 43 toneladas de coca¨ªna, 2.800 kilos de hero¨ªna y 161 kilos de MDMA (¨¦xtasis) en los primeros seis meses del a?o. Solo en lo que concierne a la coca¨ªna, las cifras ya son un 21% superior a las incautadas durante el mismo periodo de 2022 y mayores que todo lo aprehendido en 2017 (41,16 toneladas). Dos semanas despu¨¦s del balance semestral, la aduana informaba de que se hab¨ªan decomisado otros 1.879 kilos de coca¨ªna en el mismo puerto.
Esta pasada semana, la aduana holandesa anunciaba tambi¨¦n un alijo r¨¦cord en el puerto de R¨®terdam: m¨¢s de ocho toneladas de coca¨ªna escondidas en un contenedor de bananas procedentes de Panam¨¢. Este pa¨ªs, junto con Ecuador y Brasil, son los principales puntos de partida de la coca¨ªna que llega a Amberes y R¨®terdam, mayoritariamente escondida en alguno de los miles de contenedores que se descargan diariamente en estos puertos europeos.
El crimin¨®logo no puede esconder un cierto fatalismo. ¡°Es una lucha imposible. Creer que un d¨ªa se va a lograr hacer desaparecer del todo el tr¨¢fico de estupefacientes, es una ilusi¨®n¡±, advierte Dantinne. Aun as¨ª, reconoce, no se puede arrojar la toalla. ¡°Desde luego, no es una raz¨®n para no hacer nada¡±.
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