La primera visita de un ministro israel¨ª a Arabia Saud¨ª refleja el veloz acercamiento entre ambos pa¨ªses

La posibilidad de que Estados Unidos y Arabia Saud¨ª firmen un acuerdo hist¨®rico que implique el reconocimiento de Israel por Riad parece moverse a velocidad de crucero, a tenor de las se?ales de los ¨²ltimos d¨ªas y la primera visita p¨²blica al reino del Golfo de un ministro israel¨ª, este martes.

El titular de Turismo, Haim Katz, encabeza la delegaci¨®n nacional a un evento de la Organizaci¨®n Mundial de Turismo, apenas medio a?o despu¨¦s de que Riad negase la entrada a una comitiva similar para un acto de la misma agencia de la ONU. ¡°Trabajar¨¦ para crear colaboraciones para promover el turi...

La posibilidad de que Estados Unidos y Arabia Saud¨ª firmen un acuerdo hist¨®rico que implique el reconocimiento de Israel por Riad parece moverse a velocidad de crucero, a tenor de las se?ales de los ¨²ltimos d¨ªas y la primera visita p¨²blica al reino del Golfo de un ministro israel¨ª, este martes.

El titular de Turismo, Haim Katz, encabeza la delegaci¨®n nacional a un evento de la Organizaci¨®n Mundial de Turismo, apenas medio a?o despu¨¦s de que Riad negase la entrada a una comitiva similar para un acto de la misma agencia de la ONU. ¡°Trabajar¨¦ para crear colaboraciones para promover el turismo y las relaciones exteriores de Israel¡±, se?al¨® al llegar a Riad, consciente de que la visita trasciende a su cartera y se suma a otro hito reciente: hace dos semanas, una delegaci¨®n israel¨ª acudi¨® p¨²blicamente por primera vez al reino del desierto, para la reuni¨®n del Comit¨¦ del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La prensa israel¨ª apunta adem¨¢s a otras dos visitas la pr¨®xima semana: otro ministro (Shlomo Karhi, Comunicaciones) y un diputado, David Bitan. Ambos pertenecen al Likud, el partido del primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu.

Ning¨²n Estado ¨¢rabe reconoci¨® a Israel tras su nacimiento, en 1948, y varios de ellos participaron en sucesivas guerras con el Estado jud¨ªo. El primero fue Egipto, en 1979 ¨Drecuperando a cambio el Sina¨ª, que perdi¨® en la Guerra de los Seis D¨ªas (1967)¨D y el segundo, Jordania (1994), al calor de los Acuerdos de Oslo.

Desde entonces, el resto del mundo ¨¢rabe le pon¨ªa un precio en bloque, al menos sobre el papel: el fin de la ocupaci¨®n militar y la creaci¨®n de un Estado palestino. Esto se rompi¨® en pedazos en 2020, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, forj¨® los Acuerdos de Abraham. Tras a?os de v¨ªnculos bajo cuerda, Emiratos ?rabes Unidos, Bar¨¦in, Marruecos y Sud¨¢n (que no lo ha ratificado, por su situaci¨®n interna) rompieron el tab¨² y reconocieron al Estado jud¨ªo, cada uno por contrapartidas ajenas a los intereses palestinos.

Ahora, la pieza de caza mayor es Arabia Saud¨ª. Israel ans¨ªa establecer relaciones diplom¨¢ticas con el mayor n¨²mero posible de pa¨ªses ¨¢rabes y musulmanes al menor precio posible, pero Riad es m¨¢s que uno de ellos. Potencia regional, capitane¨® en 2002 una importante iniciativa de paz refrendada por la Liga ?rabe y tiene el elemento simb¨®lico a?adido de albergar los dos lugares m¨¢s sagrados del Islam (La Meca y Medina). Adem¨¢s, su s¨ª, quiero previsiblemente despejar¨ªa otros en el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. Los de ¡°seis o siete¡± pa¨ªses de ?frica y Asia que calcul¨® el pasado viernes su ministro de Exteriores, Eli Cohen, sin especificar cu¨¢les.

Aceler¨®n

El acuerdo lleva a?os sobre la mesa, pero las negociaciones han dado un aceler¨®n en las ¨²ltimas semanas. Las tres partes implicadas hablan abiertamente de su existencia y con optimismo, pero el mayor indicador son las declaraciones a Fox News del pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed Bin Salman. ¡°Cada d¨ªa estamos m¨¢s cerca¡±, dijo en su primera entrevista a un medio estadounidense desde 2019, difundida el pasado mi¨¦rcoles.

Lo hizo el mismo d¨ªa en que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y Netanyahu abordaban el tema en su encuentro en Nueva York. Dos d¨ªas despu¨¦s, el jefe de Gobierno israel¨ª asegur¨® ante la Asamblea General de la ONU que ambos pa¨ªses est¨¢n ¡°en la antesala¡± del pacto e ilustr¨® cual ser¨ªa su resultado con un mapa de la regi¨®n que inclu¨ªa a los territorios palestinos como parte de Israel. ¡°Todo Oriente Pr¨®ximo cambia. Derribamos los muros de la enemistad. Traemos la posibilidad de la paz a toda la regi¨®n¡±, aventur¨®.

El pacto tendr¨ªa cuatro elementos principales: un acuerdo especial de defensa entre Washington y Riad, el reconocimiento de Israel, la luz verde a un programa nuclear civil saud¨ª y una serie de concesiones a los palestinos.

El liderazgo palestino ¡ªal que los acuerdos de 2020 pillaron con el pie cambiado¨D presiona ahora a Riad para recibir algo de enjundia, m¨¢s a¨²n cuando Netanyahu sugiere que ser¨¢n b¨¢sicamente medidas econ¨®micas para salvar la cara. En este contexto, se miraron con lupa las palabras de Nayef al Sudairi al presentar este martes al presidente Mahmud Ab¨¢s sus credenciales como primer embajador de Arabia Saud¨ª en Palestina (como no residente, desde Jordania). Se?al¨® que su pa¨ªs ¡°trabaja para el establecimiento de un Estado palestino con Jerusal¨¦n Este como capital¡±, que la iniciativa de 2002 es ¡°un pilar fundamental de cualquier acuerdo venidero¡± y que siguen dando ¡°gran importancia¡± a la causa palestina.

En Israel, el coste del acuerdo tambi¨¦n preocupa. La normalizaci¨®n con los pa¨ªses ¨¢rabes es asunto de Estado, pero el l¨ªder de la oposici¨®n ¨Del anterior primer ministro, Yair Lapid¨D acusa a Netanyahu de poner en riesgo la superioridad estrat¨¦gica nacional en la regi¨®n con tal de entrar en los libros de la historia. ¡°Un acuerdo de normalizaci¨®n con Arabia Saud¨ª es deseable, pero no al precio de que desarrolle armas nucleares. No al precio de una carrera nuclear en Oriente Pr¨®ximo [¡­] Son los fundamentos de nuestra estrategia nuclear. Las democracias fuertes no sacrifican sus intereses de seguridad por la pol¨ªtica¡±, se?al¨® en un comunicado.

Sin nombrarlo, Lapid alud¨ªa a que Israel es el ¨²nico pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo con arsenal at¨®mico. Un secreto a voces y no amparado por el Acuerdo de No Proliferaci¨®n Nuclear que las autoridades ni confirman ni desmienten. La pol¨ªtica nacional de defensa se gu¨ªa desde hace m¨¢s de medio siglo por mantener esa posici¨®n exclusiva, como muestran sus bombardeos de proyectos nucleares en Irak (1981) y Siria (2007) y la guerra soterrada que mantiene con Ir¨¢n, con asesinatos de cient¨ªficos nucleares y ciberataques.

Lapid teme dar a Riad las herramientas que le permitan pasar alg¨²n d¨ªa del uso nuclear civil al armament¨ªstico. Algo a lo que contribuido una frase de Mohamed Bin Salm¨¢n en su entrevista: ¡°Si ellos [Ir¨¢n] consiguen una [arma nuclear], nosotros tendremos que conseguir una¡±.

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