A favor de la ampliaci¨®n de la UE
El mundo ha cambiado con la invasi¨®n de Ucrania y los Veintisiete deben activarse con prudencia pero decisi¨®n para apuntalar la democracia en su entorno. El mero proceso puede ser beneficioso tanto para los aspirantes como para la Uni¨®n
Mientras la peque?a pol¨ªtica de vuelo gallin¨¢ceo ¡ªcomo la decisi¨®n polaca de frenar el suministro de armas a Ucrania a cuenta de una pol¨¦mica por exportaciones de productos agr¨ªcolas¡ª levanta polvaredas que distraen, desaf¨ªos hist¨®ricos se yerguen ante nosotros, reclamando la gran pol¨ªtica. Es el caso, en Europa, de la cuesti¨®n de la ampliaci¨®n de la UE. Numerosos, fuertes y notorios son los motivos que respaldan las posi...
Mientras la peque?a pol¨ªtica de vuelo gallin¨¢ceo ¡ªcomo la decisi¨®n polaca de frenar el suministro de armas a Ucrania a cuenta de una pol¨¦mica por exportaciones de productos agr¨ªcolas¡ª levanta polvaredas que distraen, desaf¨ªos hist¨®ricos se yerguen ante nosotros, reclamando la gran pol¨ªtica. Es el caso, en Europa, de la cuesti¨®n de la ampliaci¨®n de la UE. Numerosos, fuertes y notorios son los motivos que respaldan las posiciones reticentes: los aspirantes no est¨¢n preparados; la UE, tampoco; una ampliaci¨®n indigesta podr¨ªa complicar un camino ya accidentado. Pero hay argumentos s¨®lidos para considerar que, a pesar de ello, es el momento de ponerse en marcha de verdad. Veamos.
La invasi¨®n a gran escala de Ucrania por parte de las fuerzas rusas es un hecho hist¨®rico. Se abusa del adjetivo, pero aqu¨ª est¨¢ justificado. Vivimos en un mundo diferente, que nos exige pensar de manera diferente. Esto no significa optar, como abogan algunos, por conformar un frente global de democracias contra autocracias. Ser¨ªa un error. Pero s¨ª tiene toda la l¨®gica emplearse mucho m¨¢s a fondo que antes ¡ªasumiendo mayores sacrificios¡ª para promover y consolidar la democracia ah¨ª donde se pueda.
La UE dispone, con el proceso de ampliaci¨®n, de un poderoso mecanismo de consolidaci¨®n de la democracia y est¨ªmulo a la prosperidad. Los defectos de ampliaciones anteriores han anquilosado el impulso, y la herramienta est¨¢ pr¨¢cticamente paralizada desde hace una d¨¦cada. Pero todo ha cambiado y urge reactivar el uno y revisar la otra para que est¨¦ afinada. No hay que precipitarse. Hay que aprender de los fallos pasados. Pero prolongar una d¨¦cada de remoloneo tiene cada vez m¨¢s rostro de error.
Activarse de verdad no solo conviene, por supuesto, a los pa¨ªses aspirantes y a sus ciudadanos, porque en este mundo, estar aislados es estar expuestos a las agresiones o a las desestabilizaciones, y porque entrar suele ser sin¨®nimo de mejora en la calidad de vida. Conviene tambi¨¦n a los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n, porque, en este mundo, importa el tama?o, importa el peso, importa reducir puntos fr¨¢giles en las inmediaciones, que se pueden convertir en inmensos problemas, como vemos. A nadie se le escapa que seguir en la inercia de la ¨²ltima d¨¦cada, sin hacer pr¨¢cticamente nada, es sin¨®nimo de fomentar frustraciones y dejar margen a potencias cercanas o lejanas que, con distintas formas, buscan avanzar sus posiciones.
Y es importante ver que esto conviene al margen de la culminaci¨®n: por s¨ª solo, un proceso de ampliaci¨®n con nuevo vigor nos puede hacer mejores. A ellos porque, crey¨¦ndoselo, tendr¨¢n mayor estimulo para emprender las reformas. Y a nosotros, porque las reformas necesarias para la ampliaci¨®n pueden ser la ocasi¨®n ¡ªel est¨ªmulo perentorio¡ª para mejorar el funcionamiento de la UE, en sus mecanismos de toma de decisiones, en sus planteamientos presupuestarios. Ni ellos ni nosotros estamos listos. Prepararnos nos har¨¢ mejores.
Por supuesto, los procesos de ampliaci¨®n no son ni mucho menos infalibles. Asistimos a los dolorosos casos de Polonia y Hungr¨ªa que, despu¨¦s de haberse integrado a la UE, han protagonizado involuciones democr¨¢ticas que a duras penas la Uni¨®n logra atenuar. Por supuesto, en el pasado entraron pa¨ªses que no estaban listos, como Rumania y Bulgaria. Por supuesto, hay entre los aspirantes casos terriblemente complicados, como la Ucrania en guerra, la Georgia y la Moldavia desmembradas, la Bosnia disfuncional, el Kosovo ni siquiera reconocido por algunos miembros. Por supuesto, hay riesgos formidables en el camino.
Pero los problemas del pasado no pueden ocultar el balance descomunalmente positivo en t¨¦rminos democr¨¢ticos y de prosperidad en el continente de todo el gran proceso de ampliaci¨®n. S¨ª, Polonia y Hungr¨ªa van en la direcci¨®n equivocada y s¨ª, no todos los datos de convergencia y de calidad democr¨¢tica son como se deseaban. Pero cabe preguntarse: ?qu¨¦ habr¨ªa sido de estos pa¨ªses y sus ciudadanos si se hubiesen quedado fuera? Y cabe responder: a la ca¨ªda del Muro, Polonia ten¨ªa datos de esperanza de vida y renta muy parecidos a los de Bielorrusia. Ahora la diferencia es abismal. 40 millones de polacos disfrutan el activo de ser parte de la UE.
Y s¨ª, Polonia y Hungr¨ªa son hoy un freno. Pero: ?cu¨¢nto lo fue el muy democr¨¢tico Reino Unido? En Varsovia se plantea un peligros¨ªsimo refer¨¦ndum sobre la pol¨ªtica migratoria europea. El mismo que iba en el programa de varios candidatos de la derecha moderada francesa a la presidencia de su pa¨ªs.
Con todos los problemas, las ampliaciones no han frenado realmente la integraci¨®n de la UE. La historia lo demuestra. El club es hoy mucho m¨¢s cohesionado que hace d¨¦cadas. Con 27 miembros ha dado pasos gigantescos, como la emisi¨®n de deuda com¨²n.
No hay motivos insuperables para quedarse en la par¨¢lisis. Nadie dice que haya que incorporar a alguien ma?ana. Pero es ma?ana cuando hay que empezar a moverse, porque empezar ma?ana significar¨¢ estar listos dentro de varios a?os. Tardar es, sustancialmente, renunciar a la opci¨®n.
Grosso modo, est¨¢ claro lo que hay que hacer. Hay que intervenir en los procesos de toma de decisi¨®n: reduciendo al m¨ªnimo las ¨¢reas de veto. Esto ser¨ªa bueno en cualquier caso. Hay que afilar los mecanismos para reencauzar a los d¨ªscolos y descarriados. Esto tambi¨¦n es bueno en cualquier caso. Hay que pensar las estructuras representativas. Hay que ponderar la cuesti¨®n presupuestaria. Mucho dinero tendr¨ªa que ir hacia los nuevos. Esto crear¨¢ ampollas. Ocasi¨®n para pensar en una futura, nueva emisi¨®n de deuda conjunta. Se hizo por la pandemia. Consolidar la democracia en el continente parece otro motivo de peso.
Habr¨¢ que hacerlo paulatinamente. Nada de tragar en bloque. Se podr¨¢ empezar con alg¨²n pa¨ªs peque?o y relativamente poco problem¨¢tico, como Macedonia del Norte o Montenegro. Se podr¨¢n dise?ar mecanismos para otorgar mayores premios, antes de la adhesi¨®n, a quienes vayan por el camino correcto. M¨¢s incentivos, m¨¢s empat¨ªa. Se podr¨¢n dise?ar convenientes plazos transicionales.
La presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, dijo en su reciente discurso sobre el estado de la Uni¨®n que cre¨ªa que no es necesario reformular los tratados para ir avanzando. Es en efecto sensato tratar de hacer todo lo posible sin llegar a esa reapertura que se antoja problem¨¢tica. Pero si en el futuro se llegara a un punto que lo hiciera manifiestamente necesario, tampoco habr¨ªa que tener miedo.
A finales de agosto, el presidente del Consejo, Charles Michel, declar¨® que hab¨ªa que estar listos para 2030; este septiembre, Von der Leyen incit¨® a emprender el camino; Alemania y Francia parecen alineadas, y Scholz y Macron tienen todav¨ªa por delante buenos trechos de mandato. Muchas estrellas se van alineando. Esta columna abog¨® a principios de julio por ponerse ya en marcha con vigor. Ahora el horizonte pol¨ªtico parecen m¨¢s favorables. Claro, la iniciativa puede dar alas a los ultras euroesc¨¦pticos, que ya tienen el viento en popa. El a?o que viene hay elecciones europeas. Pero no van a tener mayor¨ªa, y si el PPE no se echa al monte, el Parlamento Europeo puede conservar una gran mayor¨ªa europe¨ªsta.
Sobre todo, no se puede hacer pol¨ªtica ¡ªni vivir¡ª guiados m¨¢s por los miedos que por los sue?os.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.