Las familias de los rehenes elevan el tono contra Netanyahu: ¡°No pasaremos otra noche de sufrimiento¡±
El primer ministro israel¨ª accede a recibir a los familiares de los cautivos en manos de Ham¨¢s ante las presiones y protestas tras los bombardeos de la noche del viernes
¡°Las familias [de los m¨¢s de 200 rehenes israel¨ªes en Gaza] no pasar¨¢n otra noche de sufrimiento. Punto¡±, clamaba por el micr¨®fono su portavoz, Haim Rubinstein, ante las alrededor de 250 personas congregadas desde la ma?ana de este s¨¢bado en Tel Aviv tras la mayor incursi¨®n terrestre y oleada de bombardeos a¨¦reos en la Franja. El movimiento en defensa de las familias viene aumentando la presi¨®n al Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu y a la comunidad internacional para que la liberaci...
¡°Las familias [de los m¨¢s de 200 rehenes israel¨ªes en Gaza] no pasar¨¢n otra noche de sufrimiento. Punto¡±, clamaba por el micr¨®fono su portavoz, Haim Rubinstein, ante las alrededor de 250 personas congregadas desde la ma?ana de este s¨¢bado en Tel Aviv tras la mayor incursi¨®n terrestre y oleada de bombardeos a¨¦reos en la Franja. El movimiento en defensa de las familias viene aumentando la presi¨®n al Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu y a la comunidad internacional para que la liberaci¨®n de los rehenes sea la ¡°m¨¢xima prioridad¡±. Sin embargo, el avance de las tropas y los ataques masivos desde el aire, con los rehenes a¨²n dentro de la Franja, ha sido la gota que ha colmado el vaso, en plena jornada de sabbat. Ante las protestas y peticiones de reuni¨®n, el primer ministro ha recibido este s¨¢bado a un grupo de familiares.
Igual que el ingreso de tropas ¡°hasta nuevo aviso¡± ha iniciado esta madrugada una ¡°nueva fase de la guerra¡±, en palabras del ministro de Defensa, Yoav Gallant, tambi¨¦n se ha abierto una nueva etapa para las familias. Estas han elevado varios grados el tono al sentir que bombardear Gaza importa hoy m¨¢s que liberar a los rehenes, sin recibir adem¨¢s explicaciones del Ejecutivo. Por eso, ya a primera hora de la ma?ana, tras la ¡°noche m¨¢s dif¨ªcil¡± para los familiares, anunciaron una concentraci¨®n en Tel Aviv hasta que Netanyahu y Gallant los recibieran por primera vez.
En torno a las 15.00 (14.00, hora peninsular espa?ola), Rubinstein asegur¨® que Gallant los convocar¨ªa para el d¨ªa siguiente, pero lo rechazaron: la reuni¨®n ten¨ªa que ser el mismo s¨¢bado. Disolvieron la protesta, pero para retomarla con toda la fuerza a las 20.00, a las puertas de la sede del Ministerio de Defensa, salvo que Netanyahu y Gallant explicaran antes a las familias dos cosas: ¡°Qu¨¦ est¨¢n haciendo para que los rehenes vuelvan a casa y c¨®mo pretenden garantizar su seguridad durante las operaciones terrestres¡±, explic¨® el portavoz a este diario. ¡°Si hay un plan, que se lo cuenten. Estoy en el grupo de WhatsApp con ellos y he visto su angustia durante la noche, los ataques de p¨¢nico. Nos vamos a plantar frente a la Kiria [la sede de Defensa] y no nos vamos a mover hasta que nos reciban. Las familias no van a quedarse hoy en sus casas para pasar otra noche igual¡±, prosigui¨® Rubinstein.
El ¨®rdago ha tenido resultado y Netanyahu se ha visto con las familias, que desconvocaron la protesta. ¡°Tengo el coraz¨®n roto tras reunirme con los familiares de los rehenes. Me he comprometido con ellos a agotar cualquier v¨ªa para devolver a casa a sus seres queridos¡±, ha manifestado el primer ministro tras el encuentro con los familiares. Uno de ellos, Yigal Serussi, ha asegurado que Netanyahu los escuch¨® con atenci¨®n y ¡°tomar¨¢ en consideraci¨®n¡± todo lo que le dijeron.
Horas antes, el enfado y la preocupaci¨®n eran notables en la concentraci¨®n, con unos pocos familiares y muchos activistas y simpatizantes ante una situaci¨®n que toca una fibra particularmente sensible en Israel: el acuerdo no escrito por el que el Estado siempre har¨¢ lo posible por traer de vuelta a sus ciudadanos, sea a trav¨¦s de operaciones militares de rescate o de canjes por presos. Es lo que ha hecho en el pasado y pide Ham¨¢s: todos los rehenes a cambio de la excarcelaci¨®n de los m¨¢s de 6.000 reclusos palestinos por delitos relacionados con el conflicto.
El ¡°ellos¡± y el ¡°nosotros¡±
El masivo ataque por sorpresa de Ham¨¢s el 7 de octubre, que caus¨® unos 1.400 muertos, principalmente familias asesinadas en sus casas o en un festival de m¨²sica, ha profundizado a¨²n m¨¢s una de las principales din¨¢micas del conflicto palestino-israel¨ª: la divisi¨®n entre el ¡°ellos¡± y el ¡°nosotros¡±. Y, aqu¨ª, el ellos ¨Dlos m¨¢s de 7.700 muertos en Gaza, principalmente menores y mujeres, en los intensos bombardeos israel¨ªes¨D solo se menciona como c¨®mplices de Ham¨¢s o necesario da?o colateral. El ¡°nosotros¡± que conmueve y preocupa son los rehenes.
Lo explica desde el dolor Ilan Zejaria, rodeado de pancartas con la foto de su hija de 28 a?os, Eden, secuestrada en la famosa fiesta rave que acab¨® en masacre. ¡°Nos da miedo que bombardeen porque nuestros hijos est¨¢n all¨¢. No hace falta bombardear, solo estrangular Gaza. Ni agua, electricidad ni nada. Y el mundo tiene que apoyarnos en esto porque es un tema que ata?e a la humanidad, y ni los nazis hicieron lo que hicieron los de Ham¨¢s [¡] Me da igual lo que les pase a los civiles palestinos. Fueron parte activa y eso tiene consecuencias. Yo era de centroizquierda y cr¨¦eme que, como pa¨ªs, hemos aprendido la lecci¨®n¡±, asegura.
A su lado, en una mesa, activistas del Foro de Desaparecidos y Rehenes de Israel, la principal organizaci¨®n que representa a las familias y difunde los casos, venden sin parar camisetas y banderas con el lema ¡°traedlos a casa ya¡±, en ingl¨¦s y en hebreo. Ya no quedan cintas amarillas, el emblema visual del movimiento que decora vallas y ¨¢rboles en la zona y que cada vez m¨¢s gente lleva en la mu?eca.
Los abrazos con ojos vidriosos y las muestras de empat¨ªa se suceden. Uno de los que m¨¢s los recibe es Daniel Lipshitz. Su apellido abri¨® los informativos esta semana, cuando su abuela Yocheved, de 85 a?os, se convirti¨® en una de las cuatro liberadas (dos ancianas israel¨ªes y una madre e hija estadounidenses) por Ham¨¢s como ¡°gesto de buena voluntad¡±. Es, adem¨¢s, la ¨²nica que ha contado su experiencia a los medios desde el hospital.
Protesta en ¡®sabbat¡¯
Tiene una sensaci¨®n agridulce. Su abuelo, Oded, de 83 a?os, sigue cautivo y echa de menos ¡°escuchar¡± de las autoridades ¡°que los rehenes siguen siendo la principal prioridad¡±. ¡°S¨ª, Ham¨¢s es una organizaci¨®n terrorista y hay que eliminarla, no hay duda. Pero ya habr¨¢ tiempo para eso¡±, argumenta. Lipshitz compart¨ªa el agravio por la falta de explicaciones. Matiza que no tiene una varita m¨¢gica, ni la informaci¨®n confidencial sobre c¨®mo lograrlo, pero exige que Netanyahu le cuente cara a cara ¡°cu¨¢l es la estrategia, sea cual sea¡±, y ¡°lo que se ha hecho¡± para liberar a los rehenes. ¡°Y si creen que meter tanques [en Gaza] es lo que hace falta para liberarlos sanos y salvos, que nos lo expliquen¡±, protesta.
El ataque de Ham¨¢s ha unido a Israel, pero las brechas en el seno de su mayor¨ªa jud¨ªa y los meses de intensa divisi¨®n por la controvertida reforma judicial no han desaparecido, y se cuelan en gestos y frases. Para empezar, la protesta se ha celebrado en pleno sabbat y en Tel Aviv, s¨ªmbolo del Israel m¨¢s secular y moderno, donde prima un nacionalismo m¨¢s apegado a los or¨ªgenes del sionismo que al religioso y derechista que ha ido ganando terreno en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Adem¨¢s, muchos de los asesinados viv¨ªan bien en kibutz (colectividades agr¨ªcolas), s¨ªmbolo de aquel Israel primigenio, o bien eran j¨®venes en una fiesta al aire libre. Un perfil que cuadra poco con el votante de Netanyahu y de sus socios de coalici¨®n, ultraderechistas y ultraortodoxos.
Es un tema tab¨² que rompe abiertamente Mijal Aharoni, una de las activistas del Foro: ¡°Si hubiese sido la base social de Netanyahu, no s¨¦ si actuar¨ªan as¨ª¡±, apunta. Aharoni, como muchos otros manifestantes, repite una palabra clave: ¡°Contrato¡±. Aquel por el que Israel obliga a un servicio militar de hasta tres a?os, pero es tambi¨¦n capaz de liberar a m¨¢s de 1.000 presos palestinos por un solo soldado (Guilad Shalit, en 2011). ¡°Los israel¨ªes somos distintos. Siempre aceptamos dar m¨¢s al Estado de lo que recibimos. Pero¡¡±, matiza Aharoni, ¡°hay un l¨ªmite claro a cambio. Uno acepta vivir cerca de Gaza, servir en el ej¨¦rcito, pero sabiendo que el Estado har¨¢ todo para traerte de vuelta si te capturan. Y, justo ahora, en el momento m¨¢s cr¨ªtico, eso no se est¨¢ cumpliendo¡±. Ignorado este ¡°pacto b¨¢sico¡±, Aharoni, de 48 a?os, duda ahora, por ejemplo, si su hija debe o no ponerse el uniforme cuando le toque, dentro de dos a?os; algo que jam¨¢s se hab¨ªa planteado antes. ¡°Tengo tambi¨¦n nacionalidad estadounidense y mi sensaci¨®n es que, si fuese yo quien estuviese cautiva en Gaza, le importar¨ªa m¨¢s a [el presidente del pa¨ªs, Joe] Biden que a Netanyahu¡±, sentencia.
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