Testigos del ataque de los buscas trampa de Hezbol¨¢: ¡°De repente empezaron a sonar explosiones, una detr¨¢s de otra¡±
La detonaci¨®n masiva a distancia en 24 horas de miles de aparatos electr¨®nicos genera en L¨ªbano una mezcla de vulnerabilidad e indignaci¨®n hacia Israel. Entre los m¨¢s de 37 muertos hay tanto milicianos como civiles, incluidos ni?os
Ali Zeaiter y Haidar Hamiye esperan noticias de sus dos amigos ingresados en el hospital de la Universidad Americana de Beirut. Fuman frente a la puerta, sin creer que apenas 16 horas antes estaban todos juntos, cuando sus amigos recibieron un mensaje en los buscas, los sacaron, miraron y explotaron. ¡°De repente, son¨® algo parecido a un disparo de bala. Como una peque?a explosi¨®n. En el barrio, empezaron a o¨ªrse por todos lados a nuestro alrededor, una detr¨¢s de otra¡±, recuerda Zeaiter. Con sus t¨ªpicos nombres chi¨ªes, sus 21 a?os y sus camisetas negras, no necesitan precisar a qu¨¦ se refieren ...
Ali Zeaiter y Haidar Hamiye esperan noticias de sus dos amigos ingresados en el hospital de la Universidad Americana de Beirut. Fuman frente a la puerta, sin creer que apenas 16 horas antes estaban todos juntos, cuando sus amigos recibieron un mensaje en los buscas, los sacaron, miraron y explotaron. ¡°De repente, son¨® algo parecido a un disparo de bala. Como una peque?a explosi¨®n. En el barrio, empezaron a o¨ªrse por todos lados a nuestro alrededor, una detr¨¢s de otra¡±, recuerda Zeaiter. Con sus t¨ªpicos nombres chi¨ªes, sus 21 a?os y sus camisetas negras, no necesitan precisar a qu¨¦ se refieren con ¡°el barrio¡±. Es Dahiye, el suburbio (como significa literalmente) al sur de Beirut, feudo de Hezbol¨¢ y principal diana de la explosi¨®n casi simult¨¢nea el martes de hasta 5.000 buscas en L¨ªbano, en un ataque masivo que caus¨® al menos 12 muertos y cerca de 3.000 heridos. Este mi¨¦rcoles, cuando el barrio enterraba a los muertos de la v¨ªspera, otra detonaci¨®n masiva a distancia (esta vez de walkie-talkies y placas solares) a?adi¨® al menos 25 cad¨¢veres y cientos de heridos. Entre ambos ataques, 37 muertos.
Mujeres con la vestimenta t¨ªpica chi¨ª llegaban cada poco al hospital con los ojos enrojecidos. La seguridad imped¨ªa entrar a todos: no hay sitio para los familiares y los conocidos de tal n¨²mero de heridos. Aunque alguna ambulancia se acercaba haciendo sonar las sirenas, casi todos los heridos llevaban ingresados desde el martes, cuando su traslado a la vez (el ataque apenas dur¨® una hora) colaps¨® los hospitales y llev¨® todas las miradas hacia el Mosad, los servicios secretos en el exterior de Israel. Apenas hay dudas sobre su autor¨ªa en ambos ataques, por su sofisticaci¨®n y por el contexto, en plena guerra en la sombra y de desgaste entre Hezbol¨¢ e Israel desde hace m¨¢s de 11 meses, en un desigual intercambio de misiles, drones, cohetes y bombas en la frontera.
Ziad, de 45 a?os, pens¨® justamente que la explosi¨®n correspond¨ªa a uno de esos misiles israel¨ªes. Solo despu¨¦s entendi¨® lo que hab¨ªa visto. Estaba al volante de su coche, parado en un atasco cerca de la ciudad de Sid¨®n, cuando escuch¨® la detonaci¨®n en el veh¨ªculo de al lado. ¡°Mir¨¦ y vi al conductor, un hombre, con la cara ensangrentada frente al volante. Iba con su familia en el coche, la mujer y los ni?os, que salieron y se pusieron a gritar¡±, rememora frente al hospital. Ziad pens¨® que era uno de los denominados asesinatos selectivos israel¨ªes, en parte porque estaban cerca de Ein El Hilwe, el mayor campamento de refugiados palestino en L¨ªbano y donde Israel ha matado ¨²ltimamente a miembros de Ham¨¢s.
El doble ataque ha dejado una mezcla de desconcierto, vulnerabilidad y solidaridad que trasciende las l¨ªneas sectarias que lastran al pa¨ªs. Una delegaci¨®n de m¨¦dicos y enfermeros se ha trasladado a Beirut para ayudar desde Tr¨ªpoli, la ciudad con la que compite hist¨®ricamente en importancia. Asceal, por ejemplo, tiene 28 a?os, no es chi¨ª y odia la ¡°obsesi¨®n¡± por la filiaci¨®n pol¨ªtica y religiosa en su pa¨ªs, pero acaba de llegar para donar sangre. ¡°Llevamos muchos a?os sufriendo mucho, por varios motivos, y siento que es mi obligaci¨®n como libanesa. Hay civiles entre los heridos. Yo misma podr¨ªa haber sido una de ellos, de haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado¡±, cuenta. Ya han cerrado las donaciones, pero promete madrugar al d¨ªa siguiente para llegar a tiempo.
No hay solo gestos como el de Asceal. Tambi¨¦n enfado. Mucho. Palabras como ¡°Estado terrorista¡±, en referencia a Israel; ¡°conspiraci¨®n¡±, porque la marca de los buscas era taiwanesa, pero la empresa alega que no los fabric¨® y apunta a una compa?¨ªa h¨²ngara que dice que solo hizo de intermediaria; o ¡°venganza¡± se escuchan a menudo. La sensaci¨®n es que ha pasado algo muy grave y que el mundo lo condenar¨ªa mucho m¨¢s si fuese al rev¨¦s: Hezbol¨¢ como autor e Israel, como v¨ªctima.
La mayor¨ªa de heridos lo son en la mano o en el rostro, porque los buscas sonaron antes de explotar, as¨ª que los hab¨ªan cogido o estaban mirando, seg¨²n coinciden los relatos. Hamiye cuenta un caso distinto que presenci¨® (¡°vi c¨®mo le explotaba en el lugar lateral del cinto donde lo llevaba, as¨ª que est¨¢ herido en el costado¡±) y otro, de uno de sus t¨ªos. Cuenta que llevaba el dispositivo en una ri?onera, junto a un cargador de pistola, que parad¨®jicamente le protegi¨® de la detonaci¨®n. Sus familiares, en cambio, s¨ª resultaron heridos leves.
En el caso de los walkie-talkies, las heridas se centran en el est¨®mago o las manos. Como en el caso, captado en directo, durante la procesi¨®n f¨²nebre en Dahiye de cuatro de los m¨¢rtires de la v¨ªspera. ¡°Son¨® la explosi¨®n, nos dimos la vuelta y vimos a un hombre en el suelo, herido en la mano¡±, se?alaba uno de los testigos, que prefer¨ªa no dar su nombre, como otros, en un momento de alta tensi¨®n y desconfianza de los extra?os y los aparatos electr¨®nicos entre banderas amarillas de Hezbol¨¢ y gestos de duelo.
La desconfianza hacia la tecnolog¨ªa ya exist¨ªa de antes. El l¨ªder de Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢, ven¨ªa haciendo hincapi¨¦ en sus frecuentes discursos de los ¨²ltimos meses. Pero estaba centrada en los tel¨¦fonos inteligentes. ¡°Cada uno de ellos es un aparato de espionaje¡±, dec¨ªa en un discurso en febrero. ¡°Oye todo lo que hac¨¦is, dec¨ªs, envi¨¢is y fotografi¨¢is. Vuestra ubicaci¨®n, vuestra casa¡ Israel no necesita m¨¢s que eso¡±. Nasral¨¢ indicaba a los suyos lo que hacer con los m¨®viles inteligentes: ¡°Tiradlos, enterradlos, metedlos en una caja de metal y alejarlos¡±.
Entre los heridos en ambos ataques hay tanto milicianos como civiles que, adem¨¢s del busca que encarg¨® y les dio Hezbol¨¢, ten¨ªan m¨®vil. Ocho de los doce muertos del primer ataque pertenec¨ªan al ala militar, como ha reconocido el grupo, al difundir sus nombres con fotos ataviados como tales. Son los que solo se fiaban de los buscas o de l¨ªneas fijas de telefon¨ªa, tras los constantes avisos de Nasral¨¢ del peligro de moverse con m¨®viles.
Entre los muertos civiles est¨¢ una ni?a de diez a?os que cogi¨® el busca para d¨¢rselo a su padre. Pero no todos son ¡°da?os colaterales¡±, como se llaman en la jerga militar. Ni milicianos de inc¨®gnito. Es m¨¢s bien que Hezbol¨¢ es mucho m¨¢s que una de las milicias m¨¢s poderosas y armadas del mundo. Es tambi¨¦n un partido pol¨ªtico con presencia parlamentaria (y al que la Uni¨®n Europea no incluye en su lista de organizaciones terroristas) y todo un entramado civil, como un hospital en Beirut (Al Rasul Al Azam), organizaciones caritativas, esp¨ªas, mezquitas, ONG, servicios administrativos, etc. Una suerte de ¡°Estado dentro del Estado¡± capaz de frenar cualquier decisi¨®n nacional que no le convenga.
Es a lo que alude Ghazi Zeaiter, de 64 a?os, tras visitar a un familiar herido de mediana consideraci¨®n: un farmac¨¦utico de 35 a?os que tendr¨¢ que operarse al menos uno de los ojos. ¡°Me ha contado que escuch¨® un mensaje, mir¨® a ver qui¨¦n era y qu¨¦ n¨²mero, como siempre. Y que justo cuando iba a pulsar el bot¨®n, explot¨®. Llevaba gafas y se le clavaron los cristales en los ojos¡±, explica. Zeaiter critica que su familiar tenga ahora que rezar para preservar la vista, pese a que no estaba en la l¨ªnea de combate: ¡°No es ning¨²n secreto que Hezbol¨¢ encarg¨® los buscas y que los distribuy¨® en su entorno. Algunos trabajaban directamente para ellos y otros no. ?C¨®mo iba ¨¦l a desconfiar y pensar que le pasar¨ªa algo as¨ª?¡±, protesta.
Ha sido la segunda gran brecha de seguridad de los ¨²ltimos meses de Hezbol¨¢. La anterior fue el asesinato por Israel de su n¨²mero dos, Fuad Shukr, en pleno Dahiye. Un enorme y reciente cartel le rinde hoy homenaje junto a otros dos grandes m¨¢rtires: el poderoso general iran¨ª Qasem Soleimani, asesinado por EE UU en Irak en 2020; y el l¨ªder de Ham¨¢s, Ismail Haniye, previsiblemente por Israel. Son, respectivamente, en la terminolog¨ªa de Teher¨¢n, ¡°el gran y el peque?o Sat¨¢n¡±.
Este mi¨¦rcoles, en Dahiye ¨Ddonde estaban casi dos tercios (1.850) de los heridos del martes¨D el rostro de Shukr coronaba el acceso al cementerio de los m¨¢rtires en el que las mujeres velaban a los muertos. Puede verse tambi¨¦n cada pocos kil¨®metros en otras zonas del pa¨ªs donde Hezbol¨¢ cuenta con m¨¢s predicamento, como el sur o el valle de la Bec¨¢.