La guerra abre paso a las mujeres ucranias en profesiones masculinizadas
El d¨¦ficit de mano de obra en algunos sectores impulsa cambios legislativos y programas de formaci¨®n y reciclaje para la contrataci¨®n de trabajadoras
El feminismo en Ucrania genera rechazo. Inna, que ha hecho historia en su empresa al ser la primera mujer en ocupar un puesto hasta ahora reservado a hombres, frunce el ce?o cuando se le pregunta si es feminista. ¡°No, no¡±, responde rechanzando la etiqueta, que para ella tiene una carga de agresividad. Esta ingeniera est¨¢ liderando, sin embargo, los primeros pasos balbuceantes del camino del pa¨ªs hacia la igualdad en el ¨¢mbito laboral. El ...
El feminismo en Ucrania genera rechazo. Inna, que ha hecho historia en su empresa al ser la primera mujer en ocupar un puesto hasta ahora reservado a hombres, frunce el ce?o cuando se le pregunta si es feminista. ¡°No, no¡±, responde rechanzando la etiqueta, que para ella tiene una carga de agresividad. Esta ingeniera est¨¢ liderando, sin embargo, los primeros pasos balbuceantes del camino del pa¨ªs hacia la igualdad en el ¨¢mbito laboral. El d¨¦ficit de mano de obra provocado por la guerra est¨¢ impulsando cambios legislativos y programas de formaci¨®n para la contrataci¨®n de trabajadoras como ella en profesiones masculinizadas.
La viceministra de Econom¨ªa, Tetiana Berezhna, explica que ¡°debido a la movilizaci¨®n de los hombres, hay escasez de personal en la construcci¨®n, la producci¨®n industrial, el sector agr¨ªcola, etc.¡±. Como detalla, el pa¨ªs necesita ¡°que las mujeres sustituyan a los hombres en la producci¨®n¡±.
La sangr¨ªa del mercado laboral ucranio por la invasi¨®n rusa a gran escala ¡ªen forma de refugiados, civiles reconvertidos en soldados y soldadas, y militares ca¨ªdos o heridos en el campo de batalla¡ª, est¨¢ sembrando el pa¨ªs de pioneras, como beneficio colateral. La primera maquinista del metro, las primeras conductoras de autobuses, camioneras, mineras, torneras¡ Ucrania ha perdido alrededor de 3,5 millones de trabajadores (hombres y mujeres), seg¨²n Hlib Vishlinski, director del Centre for Economic Strategy. Esto supone en torno al 17% de una fuerza laboral que en 2021, antes del inicio de la guerra, el Banco Mundial situaba en 20,5 millones.
En tiempos sovi¨¦ticos, el porcentaje de mujeres trabajadoras era mayor que en la Ucrania moderna. ¡°Se explotaba a los trabajadores tanto como fuera posible. Las escuelas infantiles abr¨ªan todos los d¨ªas, las 24 horas, para que las mujeres pudieran trabajar en la f¨¢brica¡±, explica Vishlinski en su despacho en el centro de Kiev. Pero m¨¢s mujeres trabajando no era sin¨®nimo de igualdad: ¡°Ellas deb¨ªan trabajar, pero tambi¨¦n se esperaba que se ocupasen de la casa y los ni?os¡±, a?ade.
Los estereotipos permanecen
Ahora trabaja el 56% de las mujeres, frente al 68% de media de la UE. Los estereotipos permanecen. ¡°La guerra supone una oportunidad para abrirle la puerta a las mujeres; en Ucrania tenemos una brecha de g¨¦nero en el mercado laboral¡±, explica Larisa Lisogor, investigadora del Instituto de Demograf¨ªa de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania. La conciliaci¨®n y los cuidados sigue siendo cosas de ellas, y hay poca oferta de plazas de educaci¨®n infantil. Las mujeres han trabajado tradicionalmente en puestos peor pagados en sectores como la educaci¨®n, la sanidad, los servicios y el comercio. ¡°Los trabajos masculinos reciben mejores salarios, por considerarse m¨¢s peligrosos e intensivos¡±, detalla la experta.
En las conversaciones sobre este tema es com¨²n que se se?ale r¨¢pidamente que muchas mujeres han estado ausentes en ciertos sectores por comodidad o por limitaciones f¨ªsicas. Incluso Inna, de 45 a?os, que prefiere preservar su apellido por seguridad ¡ªtrabaja en una empresa de componentes aeron¨¢uticos en el sector de la defensa¡ª, y encarna el ejemplo perfecto de lo contrario. ¡°En mi trabajo hay l¨ªmites para las mujeres, por desgracia, porque no somos lo suficientemente fuertes f¨ªsicamente para mover ciertas cosas que pueden pesar hasta 100 kilos¡±, opina sentada en el lobby de un hotel casi en penumbra en Zaporiyia.
En el puesto en el que Inna lleva tres meses, el trabajo consiste en buena parte en viajar de forma improvisada a cualquier sitio, a veces en medio de la nada y con temperaturas bajo cero, a reparar equipos aeron¨¢uticos. ¡°Normalmente, las mujeres prefieren estar en sitios m¨¢s c¨¢lidos¡±, dice dos d¨ªas despu¨¦s de volver de Gdansk, en Polonia, donde trabaj¨® a cinco grados bajo cero. Pero cuando se le pregunta, entre una mujer fuerte y un hombre incapaz de levantar peso y sensible al fr¨ªo, a qui¨¦n cree que se respetar¨ªa m¨¢s, responde sin dudar que ¡°muy probablemente, a ¨¦l¡±. Cuando lleg¨® a su nuevo puesto, donde todo son hombres, sus compa?eros pensaban que se dedicar¨ªa a labores administrativas, el papeleo. ¡°Ahora entienden que estamos en el mismo nivel, no se creen mejores que yo¡±, apunta.
Profesiones vetadas
En muchos casos no era una cuesti¨®n de querer hacer un trabajo o no, sino de poder. Una ley sovi¨¦tica, derogada en parte en 2017, prohib¨ªa contratar a mujeres en 450 profesiones consideradas peligrosas o que requirieran levantar objetos pesados, con el supuesto fin de preservar su capacidad reproductiva. Todos los trabajos subterr¨¢neos o relacionados con el gas, por ejemplo, estaban vetados. Tampoco pod¨ªan ser mec¨¢nicas navales, ni conducir autobuses de larga distancia. Otras normas, que datan de 1971, las vetan en turnos de noche, o impiden que hagan viajes de negocios si tienen m¨¢s de tres hijos. ¡°Ucrania no es Ir¨¢n¡±, defiende Vishlinski. ¡°La ley que prohib¨ªa a las mujeres trabajar en la mina era para protegerlas; ten¨ªa m¨¢s un aspecto populista que de patriarcado¡±, opina.
El Gobierno ultima un nuevo c¨®digo del trabajo y la ley marcial ha introducido algunos cambios legislativos que facilitan la entrada de la mujer al mercado laboral. La viceministra de Econom¨ªa asegura que una de las prioridades de su departamento es ¡°reforzar el liderazgo femenino, ampliar las oportunidades econ¨®micas de las mujeres y eliminar las diferencias salariales entre hombres y mujeres¡±. La brecha de g¨¦nero en los salarios en 2021 estaba en el 18,6% y el Gobierno se ha puesto el objetivo de bajarlo cinco puntos.
El Ejecutivo, con el apoyo de empresas y de socios internacionales, est¨¢ poniendo en marcha programas de capacitaci¨®n y reciclaje para unas 150 profesiones, en las que hay d¨¦ficit de mano de obra. ¡°Desde principios de 2024 se ha formado a m¨¢s de 22.500 personas, el 73% de las cuales son mujeres¡±, explica la viceministra en una respuesta escrita. ¡°En particular, en noviembre de este a?o, el Gobierno a?adi¨® 31 especialidades a la lista de profesiones en las que las mujeres han estado tradicionalmente infrarrepresentadas. Entre estas figuran las de conductora de troleb¨²s, de tranv¨ªa, carretillera, fresadora, gruista, tornera, carpintera y otras¡±.
Las mujeres, impulsadas por la guerra y estos programas de formaci¨®n profesional, est¨¢n bajando a la mina, poni¨¦ndose al volante de camiones o a los mandos de maquinaria pesada en empresas sider¨²rgicas. Se est¨¢ produciendo tambi¨¦n cambios en la mentalidad de algunos empresarios, ¡°dispuestos a contratar a mujeres para puestos at¨ªpicos¡±, como dice la viceministra Berezhna. ¡°Adem¨¢s, la tecnolog¨ªa moderna facilita mucho la realizaci¨®n de trabajos f¨ªsicamente exigentes, lo que hace que las profesiones ¡®tradicionalmente masculinas¡¯ sean m¨¢s accesibles a las mujeres¡±.
El fen¨®meno no es comparable en volumen al de las Munitionettes brit¨¢nicas, las mujeres empleadas en la industria militar en Reino Unido en la I Guerra Mundial. O los millones que contrataron como obreras en f¨¢bricas, astilleros, etc., en EE UU, mientras los hombres combat¨ªan en la II Guerra Mundial, que quedaron representadas por la ic¨®nica Rosie, the Riveter (la remachadora). ¡°Son solo unos miles de puestos entre millones de trabajadores¡±, se?ala Vishlinski. ¡°Pero es buen comienzo; el objetivo es demostrar que las mujeres pueden ser camioneras si quieren¡±, a?ade Volod¨ªmir Landa, economista senior del mismo centro de pensamiento econ¨®mico.
Inna, en esta nueva etapa de su vida, se acaba de comprar un coche, tambi¨¦n como consecuencia del conflicto. ¡°Es por si tenemos que evacuar¡±, dice, pero es otro s¨ªntoma de su reciente empoderamiento. En relaci¨®n con el orgullo que siente de ir abriendo camino para otras mujeres, incide: ¡°Que las mujeres empecemos a tener estos puestos es consecuencia de la guerra, no del feminismo. Queremos tener los mismos derechos que los hombres, pero estamos tan lejos¡¡±. En todo caso, como se?ala Lisogor, la investigadora del Instituto de Demograf¨ªa de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, ¡°los nuevos retos est¨¢n impulsando cambios en los estereotipos¡±. ¡°Ahora tenemos esta oportunidad. Es el principio del proceso¡±.