Alice Weidel, una l¨ªder at¨ªpica para llevar a la extrema derecha de AfD a su mayor ¨¦xito
El partido AfD, segundo en los sondeos para las elecciones de febrero, cierra filas con su candidata tras el respaldo de Musk e intenta cuadrar el c¨ªrculo: normalizarse sin desradicalizarse
Es mujer en un partido muy masculino. Vive en pareja con otra mujer originaria de Sri Lanka y con dos hijos en com¨²n, pero rodeada de dirigentes que promueven la familia compuesta por un hombre y una mujer y rechazan la inmigraci¨®n. Es una pol¨ªtica de la Alemania del Oeste en una formaci¨®n que obtiene en el Este los mejores resultados, y tiene ah¨ª su base m¨¢s combativa. Una economista liberal y con una trayectoria profesional cosmopolita al frente de una militancia en la que tiene arraigo el viejo nacionalismo alem¨¢n, un nacionalismo que por la historia de este pa¨ªs espanta a muchos dentro y f...
Es mujer en un partido muy masculino. Vive en pareja con otra mujer originaria de Sri Lanka y con dos hijos en com¨²n, pero rodeada de dirigentes que promueven la familia compuesta por un hombre y una mujer y rechazan la inmigraci¨®n. Es una pol¨ªtica de la Alemania del Oeste en una formaci¨®n que obtiene en el Este los mejores resultados, y tiene ah¨ª su base m¨¢s combativa. Una economista liberal y con una trayectoria profesional cosmopolita al frente de una militancia en la que tiene arraigo el viejo nacionalismo alem¨¢n, un nacionalismo que por la historia de este pa¨ªs espanta a muchos dentro y fuera de sus fronteras. Una oradora que en el podio eleva la voz cuando llama a la ¡°remigraci¨®n¡± de los extranjeros, pero que en el trato cercano se muestra casi t¨ªmida, como si no acabase de creerse el lugar que hoy ocupa en la escena nacional, e internacional. Una aparente moderada liderando un partido que, al contrario que otros de la misma esfera en Francia o Italia que aspiran a normalizarse, en vez de suavizar el mensaje, con los a?os se ha radicalizado.
Alice Weidel (G¨¹tersloh, 45 a?os) es una candidata at¨ªpica para Alternativa para Alemania (AfD), uno de los partidos m¨¢s radicales entre la extrema derecha europea que no deja de ganar posiciones, elecci¨®n tras elecci¨®n. Cuando este s¨¢bado el congreso de AfD en Riesa, una peque?a ciudad industrial en el Estado federado oriental de Sajonia, los 600 delegados aprobaron su candidatura por aclamaci¨®n, las dudas sobre su liderazgo parecieron borrarse de repente.
Como si su laborioso trabajo para unir a las m¨²ltiples alas, siempre a la gre?a desde la fundaci¨®n en 2013, hubiese culminado con ¨¦xito. Como si hubiesen pasado al olvido las manifestaciones multitudinarias de hace un a?o, tras la inc¨®moda revelaci¨®n sobre una reuni¨®n en la que se debati¨® deportar masivamente a inmigrantes, y en la que participaron miembros del partido y personas pr¨®ximas a ¨¦l. En Alemania, ¡°remigraci¨®n¡± es una palabra que, por la historia del nazismo y las deportaciones de la II Guerra Mundial, tiene resonancias especialmente ominosas.
No ha sido un mal arranque de a?o para esta pol¨ªtica que vende competencia y experiencia en el sector privado, y una imagen que rompe con los estereotipos. Primero fue el di¨¢logo de casi una hora y media, el jueves, con Elon Musk, el hombre m¨¢s rico del mundo y asesor del presidente electo de EE UU, Donald Trump, y el apoyo entusiasta del magnate a AfD, un partido al que, en Alemania, el resto excluye del campo democr¨¢tico y est¨¢ sometido a la vigilancia de los servicios de inteligencia.
Despu¨¦s, la aclamaci¨®n en el palacio de deportes de Riesa, ciudad tomada por centenares de antidisturbios y miles de manifestantes contra la extrema derecha que forzaron a retrasar dos horas el inicio de las sesiones. El colof¨®n a la semana estelar de la candidata son los sondeos que confirman que, de celebrarse las elecciones este domingo, su partido sacar¨ªa m¨¢s de un 20% de votos y ser¨ªa la segunda fuerza en el Bundestag solo por detr¨¢s de los democristianos de Friedrich Merz, favorito para suceder al socialdem¨®crata Olaf Scholz en la canciller¨ªa.
¡°Vivimos en unos tiempos en los que a la gente le gustan los pol¨ªticos at¨ªpicos¡±, dice en los pasillos del congreso Kay Gottschalk, militante de primera hora en AfD y diputado por Renania del Norte Westfalia. ¡°Cuando se ve a Donald Trump, o a Javier Milei en Argentina, est¨¢ claro que ya no estamos en el tiempo de las personas aburridas, sino de las figuras ¨²nicas¡±. Gottschalk proviene de la antigua Alemania Occidental, donde AfD se presenta como un partido conservador tradicional y orientado al libre mercado. Pero en Riesa coincide con ¨¦l en este punto Hans-Thomas Tillschneider, parlamentario regional en la antigua Alemania Oriental, donde, al contrario que en el Oeste, AfD gana elecciones, y sus l¨ªderes suelen defender posiciones m¨¢s radicales. ¡°Nosotros respetamos la vida privada de las personas¡±, dice en alusi¨®n a la contradicci¨®n, por parte de AfD, entre la promoci¨®n de la familia tradicional, y la familia de su candidata, Weidel. ¡°La se?ora Weidel¡±, a?ade, ¡°no tiene ning¨²n problema con que nosotros, aqu¨ª, presentemos como modelo la familia compuesta por hombre, mujer e hijos.¡±
Criada en la pr¨®spera Alemania Occidental de los a?os ochenta y noventa, despu¨¦s de estudiar Econom¨ªa y Comercio, Weidel trabaj¨® en Goldman Sachs y Allianz, vivi¨® en China e inici¨® una carrera internacional que habr¨ªa podido llevarla a una instituci¨®n internacional o a una multinacional. Pero regres¨® a Europa y entr¨® en AfD, y fue ah¨ª donde escal¨® hasta asumir el liderazgo. Ha sabido mantener la distancia con el ala m¨¢s ultra, pero, al mismo tiempo, la ha cortejado y apaciguado.
¡°Un camale¨®n pol¨ªtico¡±, la describe por tel¨¦fono Eva Kienholz, autora de Eine kurze Geschichte der AfD (Una breve historia de AfD). En su discurso en Riesa, Wiedel agit¨® la bandera de la ¡°libertad de expresi¨®n¡± ante la supuesta censura de los partidos dominantes, y entusiasm¨® a la extrema derecha con los llamamientos a la ¡°remigraci¨®n¡±. ¡°No s¨¦ cu¨¢nto durar¨¢ dentro del partido este equilibrio entre la tolerancia absoluta cuando se trata de la extrema derecha, y la idea de AfD como un partido que se supone que es libertario¡±, afirma Kienholz.
Marcus Bensmann es periodista de Correctiv, la publicaci¨®n que hace un a?o desvel¨® la reuni¨®n en Potsdam en la que miembros de la extrema derecha alemana debatieron planes para la expulsi¨®n masiva de extranjeros, y ha publicado el libro Niemand kann sagen, er h?tte es nicht gewusst. Die ungeheuerlichen Pl?ne der AfD (Nadie puede decir que no lo sab¨ªa. Los escandalosos planes de AfD). Bensmann subraya que Weidel, pese a su capacidad para aunar las distintas corrientes, no se ha consolidado como l¨ªder. En realidad, nadie lo ha conseguido en la historia de AfD, una sucesi¨®n de dirigentes y peleas entre corrientes. ¡°En Italia est¨¢ Giorgia Meloni; en Francia, Marine Le Pen; en Austria, Herbert Kickl; en Hungr¨ªa, Viktor Orb¨¢n y en EE UU, Donald Trump¡±, dice. ¡°Pero aqu¨ª no ha cristalizado una figura¡±. Es como si la alergia, por motivos hist¨®ricos, al l¨ªder fuerte ¡ªun F¨¹hrer, en alem¨¢n¡ª llegase hasta el partido que algunos rivales se?alan como heredero m¨¢s o menos directo del nazismo.
¡°Weidel es una visionaria¡±, admiten en el partido. En privado, varios dirigentes reconocen el desconcierto cuando escucharon el jueves su afirmaci¨®n, durante la conversaci¨®n con Musk, que Hitler ¡°era comunista¡±, una falsedad hist¨®rica con la que buscaba quitarle al partido, ante una audiencia internacional, la etiqueta de nazi. La ayuda de Musk puede resultar inestimable. ¡°Que un empresario como ¨¦l, un hombre admirable del que muchos se re¨ªan cuando empezaba con SpaceX o con los coches el¨¦ctricos, ahora hable con Alice Weidel, representa un ennoblecimiento para nosotros¡±, dice el diputado Gottschalk. ¡°?No somos nazis!¡±, proclama.
Este es el objetivo: salir del rinc¨®n de los apestados y erosionar el cord¨®n sanitario que, pese a que en febrero la extrema derecha obtenga el mayor ¨¦xito en la historia de la Alemania contempor¨¢nea, impedir¨¢ que gobierne. Y todo esto, manteniendo los principios. Como si se tratase de normalizarse sin desradicalizarse. La cuadratura del c¨ªrculo.