C¨®mo la memoria hist¨®rica del nazismo explica (en parte) el ¨¦xito ultra en Alemania y Austria
La antigua RDA, basti¨®n de AfD, y Viena, donde los ultras ganaron en septiembre, evitaron responsabilizarse por los cr¨ªmenes nazis como s¨ª hizo la Alemania Occidental
La extrema derecha avanza en Europa, y donde m¨¢s ¨¦xitos cosecha es en los pa¨ªses que evitaron asumir la responsabilidad por los cr¨ªmenes del nacionalsocialismo tras la II Guerra Mundial. Basta mirar el mapa de las elecciones del 23 de febrero en Alemania y...
La extrema derecha avanza en Europa, y donde m¨¢s ¨¦xitos cosecha es en los pa¨ªses que evitaron asumir la responsabilidad por los cr¨ªmenes del nacionalsocialismo tras la II Guerra Mundial. Basta mirar el mapa de las elecciones del 23 de febrero en Alemania y las del 29 de septiembre de 2024 en Austria. Los partidos nacionalpopulistas son hegem¨®nicos en lo que, hasta 1990, fue la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) y en Austria. Ambos son territorios que, al contrario de la Alemania Occidental, durante d¨¦cadas consideraron que el pasado nazi no iba con ellos.
En las regiones germano-orientales, Alternativa para Alemania (AfD) gan¨® hace una semana con claridad, un 34% de votos, muy por delante de la Uni¨®n Democristiana (CDU). En la antigua Rep¨²blica Federal Alemania (RFA), AfD logr¨® avances decisivos y millones de votos y diputados, pero, con un 18% de apoyos, qued¨® lejos de la CDU, el partido m¨¢s votado. El pasado oto?o, el Partido de la Libertad (FP?) fue el favorito en Austria, con un 28,8%, aunque una coalici¨®n entre democristianos, socialdem¨®cratas y liberales lo dejar¨¢ en la oposici¨®n.
Las causas del ¨¦xito de la extrema derecha son complejas. Desde el resentimiento contra las ¨¦lites al repliegue nacionalista, la eurofobia, el rechazo a los inmigrantes o el temor al descenso social de las clases medias. En Austria, el fen¨®meno viene ganando presencia desde los a?os noventa. En Alemania es algo m¨¢s reciente: una formaci¨®n fundada en 2013 y que no ha dejado de crecer mientras radicalizaba su discurso contra la inmigraci¨®n y, en poco m¨¢s de una d¨¦cada, se ha convertido en el segundo grupo en el Bundestag.
En ambas campa?as electorales, la austriaca y la alemana, se escucharon expresiones que evidenciaban esta particular relaci¨®n con la historia. Herbert Kickl, candidato del FP? en Austria, dec¨ªa que ¨¦l ser¨ªa el Volkskanzler, canciller del pueblo, como se defin¨ªa a Hitler antes de convertirse en F¨¹hrer del nazismo y Alemania. En un mitin de AfD en el land germano-oriental de Sajonia-Anhalt intervino el magnate trumpista Elon Musk para afirmar: ¡°Francamente, [en Alemania se presta] demasiada atenci¨®n a la culpa pasada, y debemos superarlo¡±. Una correcci¨®n en toda regla de la cultura de la memoria que ha imperado en Alemania.
Coincide el voto por estos partidos con los territorios que, seg¨²n teoriz¨® en los a?os ochenta el soci¨®logo Rainer Lepsius, ¡°externalizaron¡± la memoria del nacionalsocialismo y el Holocausto. Lepsius estudi¨® lo que llam¨® ¡°los tres estados sucesores del Gran Reich Alem¨¢n¡±. Es decir, la RFA, anclada en Occidente; la RDA, bajo la ¨®rbita de la Uni¨®n Sovi¨¦tica; y Austria, pa¨ªs neutral. Para este ¨²ltimo pa¨ªs, que durante tiempo se consider¨® como la ¡°primera v¨ªctima de Hitler¡±, el nazismo ¡°tuvo una relevancia secundaria, pertenec¨ªa a la historia de Alemania y no a la suya propia¡±, escribi¨® Lepsius. Para el r¨¦gimen comunista de la Alemania Oriental, ¡°los contenidos y las consecuencias del nacionalsocialismo no pertenec¨ªan a la propia historia de la RDA, sino a la historia de la Rep¨²blica Federal, que sigui¨® siendo [como la Alemania nazi] capitalista¡±.
El historiador Tony Judt explicaba en su monumental Posguerra que ¡°los austriacos simplemente se olvidaron de su implicaci¨®n con Hitler¡±. ¡°En la Alemania Oriental¡±, a?ad¨ªa, ¡°donde la carga de la responsabilidad por el nazismo se imput¨® ¨²nicamente a los herederos de Hitler en la Alemania Occidental, el nuevo r¨¦gimen pag¨® restituciones no a los jud¨ªos, sino a la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡±.
La distinta intensidad de conciencia hist¨®rica ayuda a explicar, por ejemplo, que en algunos pa¨ªses o regiones el llamado cord¨®n sanitario ¡ªla uni¨®n de todos los partidos para impedir a los ultras acceder al poder¡ª sea m¨¢s s¨®lido que en otros. En Austria la extrema derecha ha participado ya en varios gobiernos federales y est¨¢ en Ejecutivos regionales. En Alemania, pese a que el cord¨®n sanitario ¡ªconocido como Brandmauer, o cortafuegos¡ª sigue vigente, si alg¨²n d¨ªa se rompe, es probable que suceda en alguno de sus parlamentos regionales germanoorientales donde AfD es la primera o segunda fuerza. Esto plantea el interrogante. ?Hasta qu¨¦ punto el ¨¦xito de AfD y FP? en estos territorios, y la tolerancia respecto a su mensaje, se explica por el d¨¦ficit de memoria hist¨®rica en comparaci¨®n con la Alemania Occidental?
Norbert Frei, profesor em¨¦rito en la Universidad Friedrich Schiller de Jena, en el land oriental de Turingia, dice que, ¡°para un historiador la pregunta es meramente especulativa, y no puede responderse con fuentes directas¡±. Pero a?ade: ¡°De hecho, la externalizaci¨®n del nacionalsocialismo en Austria, aunque Hitler fuese austriaco, y en la RDA, ha tenido consecuencias a largo plazo en la cultura pol¨ªtica¡±.
Frei ha estudiado a fondo c¨®mo los alemanes han afrontado el pasado nacionalsocialista, con obras como 1945 y nosotros. El Tercer Reich en la conciencia de los alemanes. En un correo, recuerda: ¡°Austria se vio durante tiempo en el papel de la v¨ªctima en tanto que pa¨ªs ocupado en 1938. La RDA pretend¨ªa haber resuelto el problema debido a la huida hacia el Oeste de una gran parte de las ¨¦lites del nacionalsocialismo y debido a su propio antifascismo impuesto desde arriba. En cambio, la confrontaci¨®n, marcada por los esc¨¢ndalos, con el pasado nacionalsocialista en el Oeste llev¨® a las siguientes generaciones a ocuparse del nacionalsocialismo de manera mucho m¨¢s intensiva¡±.
Frei concluye: ¡°Me parece plausible, aunque seguramente dif¨ªcil de demostrar emp¨ªricamente, que [en el Oeste] esto llev¨® a una mayor sensibilidad respecto a AfD¡±. ?Y la antigua RDA? ¡°Est¨¢ claro que los ¨¦xitos de AfD, particularmente en el Este, se explican tambi¨¦n por una gesti¨®n exitosa del resentimiento hacia el trabajo de memoria [Aufarbeitung, en alem¨¢n] respecto al nacionalsocialismo¡±. Y aclara: ¡°Se tiene la sensaci¨®n de que [el proceso de memoria] forma parte de los deberes impuestos desde el Oeste. Y el nacionalismo, sobre el que se ha reflexionado de manera menos cr¨ªtica en Alemania del Este, probablemente tiene un papel en ello¡±.
La cultura de la memoria y el tab¨² sobre el nacionalismo ser¨ªan, seg¨²n esta percepci¨®n, una imposici¨®n del Oeste al Este. Otro agravio, uno m¨¢s, que alimentar¨ªa a un partido que, como Alternativa para Alemania, act¨²a como partido identitario o regionalista de la antigua RDA.
Pero el ascenso de esta formaci¨®n en el Oeste evidencia que ya es m¨¢s que un partido germano-oriental. Su candidata, Alice Weidel, era un puro producto de la RFA. Y, en esta parte de Alemania, en n¨²meros absolutos, AfD tiene mucho m¨¢s votos y diputados que en la antigua RDA, menos poblada y con menos esca?os en el Bundestag.
Vistos los resultados recientes en Europa, Alemania del Este y Austria son cada vez m¨¢s la norma. Y el de la Alemania Occidental ¨Do, podr¨ªa a?adirse, Espa?a, donde Vox nunca ha sido la segunda fuerza m¨¢s votada y est¨¢ lejos de ser la primera¡ª, la excepci¨®n. ?Por cu¨¢nto tiempo? La frontera de la memoria ¡ªentre los pa¨ªses que, como la RFA, hicieron del estudio y de la responsabilidad por los cr¨ªmenes en nombre de su pa¨ªs una parte central de su identidad, y los que se desentendieron de esta tarea¡ª se diluye a marchas forzadas.