?Puede acertar de nuevo el encuestador que anticip¨® la victoria de Trump contra Clinton?
Trafalgar Group fue una de las pocas encuestadoras que acert¨® en 2016, pero sus m¨¦todos, su transparencia y su sesgo dejan serias dudas
¡°Hasta un reloj parado acierta la hora dos veces al d¨ªa¡±. Este dicho refleja bien la ilusi¨®n en la que solemos caer cuando evaluamos una predicci¨®n: si solamente nos fijamos en la coincidencia entre lo predicho y el resultado final, y no en la manera en que se ha llegado al pron¨®stico, en la calidad del mecanismo, podemos acabar mirando a un reloj parado esperando a que nos d¨¦ la hora correcta en cualquier momento. Con las encuestas pasa exactamente lo mismo, empezando por Trafalgar Group, una de las pocas encuestadoras que esperan una victoria de Trump en 2020: su director, el estratega repub...
¡°Hasta un reloj parado acierta la hora dos veces al d¨ªa¡±. Este dicho refleja bien la ilusi¨®n en la que solemos caer cuando evaluamos una predicci¨®n: si solamente nos fijamos en la coincidencia entre lo predicho y el resultado final, y no en la manera en que se ha llegado al pron¨®stico, en la calidad del mecanismo, podemos acabar mirando a un reloj parado esperando a que nos d¨¦ la hora correcta en cualquier momento. Con las encuestas pasa exactamente lo mismo, empezando por Trafalgar Group, una de las pocas encuestadoras que esperan una victoria de Trump en 2020: su director, el estratega republicano Robert Cahaly, espera seg¨²n su ¨²ltima oleada de sondeos que el presidente mantenga un pu?ado de Estados clave: Arizona, Carolina del Norte, Florida y Michigan. Como ya acert¨® en 2016, nos vemos tentados de prestar una atenci¨®n especial a lo que tenga que decir. Pero tanto sus m¨¦todos como la transparencia con la que maneja su operaci¨®n plantea serias dudas.
Trafalgar justifica sus resultados mediante la realizaci¨®n de encuestas muy cortas, que (seg¨²n define en su propia web) ¡°duran de uno a dos minutos y est¨¢n dise?adas para recoger r¨¢pidamente opiniones de aquellos que t¨ªpicamente no participar¨ªan en encuestas pol¨ªticas¡±. Adem¨¢s, se ufanan de innovar en m¨¦todos para reducir el ¡°sesgo de deseabilidad social¡± seg¨²n el cual (y esta es la tesis central de Cahaly) nadie revela sus preferencias de manera clara salvo que se empleen t¨¦cnicas especiales (que no define en detalle) para conseguir reconocerlas.
Es cierto que la tasa de respuesta en las encuestas (no solo pol¨ªticas) ha descendido dr¨¢sticamente en los ¨²ltimos a?os. Tambi¨¦n lo es que existe un temor por la falta de sinceridad de ciertos votantes. Pero incluso encuestadoras que han buscado con ah¨ªnco e intenci¨®n al votante trumpiano oculto han encontrado que apenas cambia el margen de victoria. Morning Consult, por ejemplo, realiz¨® un experimento en esta campa?a: 2.642 encuestados completaron un cuestionario online (donde normalmente se aten¨²a el sesgo de deseabilidad al no interactuar directamente con un entrevistador) o v¨ªa telef¨®nica. Los resultados: aunque el sesgo se activ¨® con preguntas sobre discriminaci¨®n o racismo en m¨¢rgenes que iban de 7 a 20 puntos porcentuales, en la intenci¨®n de voto por Trump apenas cambi¨® por un punto. En lo que respecta a los tiempos y la tasa de no respuesta, la duraci¨®n del cuestionario no suele afectarla siempre que no se pase de un cierto umbral, m¨¢s cerca de los cinco, diez o quince minutos que de dos: la mayor¨ªa de gente que declina participar lo hace desde el segundo uno, y no est¨¢ claro c¨®mo una menor duraci¨®n puede modificar cualquier sesgo partidista que exista en la falta de respuesta.
Adem¨¢s, parece que Cahaly no ha sido completamente transparente respecto a qui¨¦n paga sus sondeos. El pasado 30 de octubre, Nate Silver, el analista demosc¨®pico de referencia en EE UU (y el ¨²nico de los grandes pronosticadores que le dio a Trump una probabilidad decente de victoria en 2016: un 30%), explicaba en Twitter que hab¨ªan descubierto que Trafalgar recib¨ªa financiaci¨®n partidista sin comunicarla claramente. Silver y su equipo se han convertido en el agregador de encuestas de referencia, distinguiendo entre aquellas que paga un partido. Cuando detectan que una empresa no indica claramente el cliente de alguna de sus publicaciones, clasifican todas ellas como partidistas. Por lo dem¨¢s, Trafalgar aparece con una nota de C- (una suerte de aprobado raspado) en la evaluaci¨®n constante que FiveThirtyEight mantiene de todo encuestador relevante. Su error medio est¨¢ en 5,6 puntos, con un sesgo medio prorrepublicano de casi +1. Es decir: nada particularmente destacado; ni demasiado bien, ni terriblemente mal.
Nada impide que Donald Trump vuelva a ganar este a?o. De hecho, el pron¨®stico de EL PAIS le da un 15% de probabilidades de victoria: en uno de cada seis o siete mundos, el presidente revalida su presidencia. Si esto llega a suceder, las empresas encuestadoras deber¨¢n revisar muy seriamente sus datos y los m¨¦todos con los que a ellos llegan: el eventual error de 2020 har¨ªa palidecer al de 2016. El margen del fallo estar¨ªa duplicando al de entonces en Michigan, por ejemplo, o cuadruplicando al de Pensilvania. Pero incluso si esto sucede, una vez destripado el mecanismo tras la esfera que marca la hora en Trafalgar, nada indica que su trabajo sea un modelo a seguir.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter sobre las elecciones en Estados Unidos