¡°Hay que calmar esa culpa que sienten muchos padres cuando deciden dedicar tiempo para s¨ª mismos¡±
Luc¨ªa Gal¨¢n publica ¡®Cuentos de oto?o de Luc¨ªa, mi pediatra¡¯, un libro que recorre todas las estaciones del a?o acercando a los peque?os lectores a temas como la vuelta al cole, las rabietas...
Lola y Toni, los dos protagonistas habituales de los cuentos de la pediatra Luc¨ªa Gal¨¢n, vuelven a las librer¨ªas este septiembre con Cuentos de oto?o de Luc¨ªa, mi pediatra (Timunmas), un volumen con el que la divulgadora asturiana inicia una colecci¨®n de libros de cuentos que recorrer¨¢ todas las estaciones del a?o acercando a los peque?os lectores a temas de lo m¨¢s variopintos (la vuelta al cole, la comida saludable, las rabietas, etc.). ¡°Los cuentos infantiles son una h...
Lola y Toni, los dos protagonistas habituales de los cuentos de la pediatra Luc¨ªa Gal¨¢n, vuelven a las librer¨ªas este septiembre con Cuentos de oto?o de Luc¨ªa, mi pediatra (Timunmas), un volumen con el que la divulgadora asturiana inicia una colecci¨®n de libros de cuentos que recorrer¨¢ todas las estaciones del a?o acercando a los peque?os lectores a temas de lo m¨¢s variopintos (la vuelta al cole, la comida saludable, las rabietas, etc.). ¡°Los cuentos infantiles son una herramienta muy ¨²til para el aprendizaje. Muchas veces los adultos intentamos educar a nuestros hijos con un lenguaje que no es el apropiado. Sin embargo, los cuentos infantiles, a trav¨¦s de personajes con los que ellos se pueden identificar, son un instrumento valios¨ªsimo, porque los ni?os captan mucho mejor los conceptos a trav¨¦s de estos personajes y de las emociones que despiertan en ellos¡±, afirma Gal¨¢n, que reconoce que ser madre y, sobre todo, trabajar todo el d¨ªa con ni?os le ayuda a manejar el lenguaje de los m¨¢s peque?os, ser tambi¨¦n, a su modo, una divulgadora infantil que educa ya desde su consulta a los padres del futuro. ¡°Tengo la certeza de que si educamos a nuestros hijos en una divulgaci¨®n rigurosa basada en la evidencia cient¨ªfica estamos ganando tiempo, porque cuando todos estos ni?os que hoy leen estos cuentos sean pap¨¢s, sabr¨¢n de memoria que, por ejemplo, no tienen que asustarse tanto si sus hijos tienen unas fiebres o por unos mocos verdes¡±.
Pregunta. Entre todos los temas que tratas en Cuentos de oto?o de Luc¨ªa, mi pediatra se te cuela uno no precisamente f¨¢cil de explicar a ni?os y ni?as: las enfermedades raras.
Respuesta. Esa historia est¨¢ dedicada a un ni?o de mi consulta, ?lvaro, que tiene ahora 10 a?os y padece una enfermedad rara, el S¨ªndrome de Rubinstein Taybi. Es importante educar a nuestros hijos en la diversidad, en la tolerancia y en el respeto, porque tenemos cerca de 7.000 enfermedades raras en el mundo. En todos mis libros siempre hay espacio para la diversidad y la discapacidad, y en este no quer¨ªa dejar pasar la oportunidad de hacer un homenaje a todas las familias que conviven con ni?os o adolescentes con enfermedades raras.
P. La vuelta al cole es uno de los grandes hitos de finales del verano y principios del oto?o. Una vuelta al cole que, por cierto, pronto se transforma para Lola, la protagonista, en una otitis. ?Se nota la vuelta al cole en las consultas de pediatr¨ªa?
R. Los ni?os vuelven al cole e inevitablemente vuelven las infecciones, as¨ª que toca manejar los catarros, las toses, las otitis y las diarreas. Se nota much¨ªsimo. La primera semana de septiembre, por ejemplo, fue una semana muy tranquila. Sin embargo, en la segunda ya se dobl¨® la actividad. Es algo con lo que tenemos que convivir. El secreto est¨¢ en que los padres y madres sepan en todo momento lo que tienen que hacer y que tengan claro que la inmensa mayor¨ªa de los procesos por los que pasan sus hijos ni siquiera precisan de pasar por el pediatra, sino que en dos o tres d¨ªas est¨¢n resueltos.
P. No s¨¦ si la pandemia, con todas las limitaciones y los miedos, ha cortado un poco esa ¡°prisa¡± por acudir al pediatra.
R. Yo te dir¨ªa que la pandemia lo que s¨ª ha logrado es que valoremos la Sanidad que ten¨ªamos, ese acceso casi inmediato al pediatra. Que eso haya desaparecido ha generado mucho miedo y mucha ansiedad, porque al habitual ¡°a ver qu¨¦ le pasa a mi hijo¡± se sumaba el ¡°a ver si va a ser covid¡±. Mi percepci¨®n es que todav¨ªa hay madres y padres con muchas dudas y mucha inseguridad. Es algo que vemos a diario, aunque quiz¨¢s ahora los empezamos a ver ya m¨¢s tranquilos.
P. Tambi¨¦n tratas el tema de las rabietas en una especie de f¨¢bula. ?Son un motivo habitual en consulta?
R. Es un tema estrella que precisa de bastante tiempo para explicar a los padres y para el que no existen f¨®rmulas magistrales, porque al final cada ni?o tiene un temperamento o unas circunstancias. Lo que le suele preocupar a los padres con las rabietas, m¨¢s que otra cosa, es qu¨¦ ha pasado con sus hijos, c¨®mo es posible que de la noche a la ma?ana empiecen a tener esas rabietas por todo. Muchas veces, inconscientemente, se busca el foco fuera (la guarder¨ªa, el parque, los abuelos, etc.), pero aqu¨ª no hay culpables, simplemente es una fase del desarrollo normal por la que pasan pr¨¢cticamente el 100% de los ni?os entre los dos y los cinco a?os. As¨ª que lo primero es normalizar la situaci¨®n, eliminar el sentimiento de culpa y la b¨²squeda de culpables, explicar a los padres c¨®mo funciona el cerebro de los ni?os y c¨®mo se pueden gestionar este tipo de conflictos en funci¨®n de las circunstancias de cada cual. Eso s¨ª, cuando tus hijos llegan a la adolescencia te r¨ªes de las rabietas de los dos a?os.
P. En el ¨²ltimo cuento, los padres Lola y Toni se van de cita y se dan un momento para ellos dejando a los peque?os al cuidado de los abuelos. Qu¨¦ necesarias llegan a ser esas citas, ?verdad?
R. ?Claro que lo son! Y esa historia est¨¢ escrita justamente desde esa necesidad de ver que salir con tu pareja sin tus hijos no te convierte en un mal padre o una mala madre, que esa necesidad de tener minutos, horas o d¨ªas para una misma no te convierte en una madre peor. Nuestros hijos necesitan que sus padres est¨¦n tranquilos y felices, que est¨¦n bien, y si eso pasa por irte a cenar con tu pareja o por irte un fin de semana y que los ni?os se queden con los abuelos, pues bienvenido sea. Yo creo que los ni?os tienen que ser educados en ese amor generoso hacia ellos, hacia nuestras parejas, hacia nuestros trabajos¡
P. Pero, ?ay, la culpa!
R. Hay que intentar calmar ese sentimiento de culpa que tienen muchas madres y muchos padres cuando deciden dedicarse ese tiempo para ellos. Ser una madre abnegada o un padre abnegado no te convierte en alguien mejor para tus hijos. A veces, de hecho, es todo lo contrario, porque desde ese cansancio y desde ese no tener tiempo ni para mirarte al espejo es dif¨ªcil dar lo mejor de una misma a los hijos. Y luego es que esto, si no te das cuenta a tiempo, tiene un coste. En ti, en tu salud incluso (porque los que hac¨ªan deporte, dejan de hacerlo), en tu relaci¨®n de pareja, etc. As¨ª que tenemos que intentar tener vocaci¨®n de jardineros y regar todas las plantitas de nuestro jard¨ªn: nuestros hijos, nuestros amigos, la pareja, nosotros mismos¡ S¨¦ que es dif¨ªcil, pero si no lo integramos como objetivo al final el d¨ªa a d¨ªa de nuestros hijos nos absorbe.
P. Hablar de tiempo para uno mismo, inevitablemente, me lleva a hablar de conciliaci¨®n, porque sin conciliaci¨®n es imposible sacar tiempo para uno mismo. ?Existe la conciliaci¨®n o son los abuelos?
R. Los abuelos para los afortunados que los tienen disponibles, sanos y jubilados. Quiero pensar que estamos mejor de lo que est¨¢bamos en materia de conciliaci¨®n, que las empresas est¨¢n m¨¢s concienciadas con ello, pero aun as¨ª nos queda much¨ªsimo por hacer. Al final la realidad es que las mujeres renunciamos mucho m¨¢s que los hombres y la sensaci¨®n generalizada de muchas mujeres es que no son capaces de desarrollarse todo lo que querr¨ªan profesionalmente cuando se convierten en madres.
P. ?C¨®mo concilia Luc¨ªa Gal¨¢n, por cierto, con todos los fregados en los que anda metida?
R. Mi conciliaci¨®n lleg¨® cuando mis hijos entraron en la adolescencia. Ahora son independientes, entran y salen, ya no te tienes que preocupar de todos los dolores de cabeza que ten¨ªas en la primera infancia, de repente encuentras tiempo para ti, para tus amigos, para tu pareja. Desde que mis hijos cumplieron sus 8, 9, 10 a?os, que fue justo cuando arranc¨® el boom de Luc¨ªa mi pediatra, pude empezar a desarrollarme profesionalmente en todos los campos.
P. A veces igual es que tenemos un poco de prisa. O las expectativas muy altas.
R. A m¨ª me escriben muchos padres con hijos de 3, 4 o 5 a?os pregunt¨¢ndome que c¨®mo lo hago, que a ellos no les da la vida. Yo les recuerdo que cuando mis hijos ten¨ªan esa edad tampoco me daba la vida. ?Es que no ten¨ªa ni redes sociales! A veces mi sensaci¨®n es que s¨ª, que tenemos unas expectativas muy altas. Una mujer que acaba de ser madre no puede compararse conmigo, porque yo ya tengo a mis hijos en otra etapa vital. Pero yo tambi¨¦n pas¨¦ por ese t¨²nel en el que no tienes tiempo para nada m¨¢s que para trabajar y criar. Por eso siempre recomiendo paciencia y que piensen que cuando sus hijos tengan 10, 11 o 12 a?os van a encontrar ese espacio. Es absolutamente normal no tener tiempo para una misma cuando los hijos son peque?os, pero no por eso vamos a abandonarnos. Todo lo contrario, vamos a pelear por ara?ar momentos que nos den energ¨ªas para seguir adelante, aunque sea media hora para tomar el aperitivo o una tarde de cine.
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