La venta de ni?as para el matrimonio aviva el esc¨¢ndalo en la monta?a de Guerrero
Una chica de 15 a?os est¨¢ refugiada en Chilpancingo tras huir de una boda forzada. Otra escap¨® despu¨¦s de varias violaciones. Las organizaciones de derechos humanos exigen protocolos eficaces de intervenci¨®n
Dos ni?os est¨¢n recogidos en un centro de apoyo a las familias de Chilpancingo. Ella tiene 15 y ¨¦l quiz¨¢ un a?o m¨¢s. Pertenecen a la comunidad na savi, en la alta monta?a de Guerrero, y han huido de sus casas. M¨¢s bien, ella huy¨® y se refugi¨® en la vivienda de ¨¦l, su novio, porque la quer¨ªan casar con otro a cambio de 200.000 pesos (m¨¢s de 8.000 euros). No es un caso extraordinario, ocurre con frecuencia en esas tierras y en otras comunidades...
Dos ni?os est¨¢n recogidos en un centro de apoyo a las familias de Chilpancingo. Ella tiene 15 y ¨¦l quiz¨¢ un a?o m¨¢s. Pertenecen a la comunidad na savi, en la alta monta?a de Guerrero, y han huido de sus casas. M¨¢s bien, ella huy¨® y se refugi¨® en la vivienda de ¨¦l, su novio, porque la quer¨ªan casar con otro a cambio de 200.000 pesos (m¨¢s de 8.000 euros). No es un caso extraordinario, ocurre con frecuencia en esas tierras y en otras comunidades mexicanas. Lo que es extraordinario es que nadie sabe muy bien qu¨¦ hacer con ellos, c¨®mo darles una salida, porque volver a la comunidad no parece factible, han quebrantado el honor de la familia y del pueblo entero, les acusan. Es usual tambi¨¦n lo que le ocurri¨® en la misma comunidad, unas semanas antes, a Ang¨¦lica, otra muchacha vendida en matrimonio: su marido march¨® a los campos de cultivo y ella se qued¨® sola a merced de su suegro, que la viol¨® varias veces. Lo extraordinario, de nuevo, es que ella est¨¢ escondida en una comunidad sin nombre, como si fuera una delincuente, por el delito de haberse rebelado contra la vida que le impusieron.
El pasado 10 de noviembre, la nueva gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, se present¨® en Tlapa con varios funcionarios, la presidenta de Inmujeres, Nadine Gasman, y autoridades de la zona. Al ritmo de tambores iban a presentar una estrategia para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra ni?as y mujeres en la zona. Durante su campa?a electoral ya prometi¨® hacer de Guerrero un santuario para las mujeres. Pero esa estrategia no tiene solidez, ni liquidez, porque todav¨ªa se busca que les llegue dinero a las presidencias municipales para combatir esas violencias.
Hay varias versiones para el cuento de terror de Anayeli, la que dan los vecinos y la que prest¨® ella misma. Abel Barrera, el fundador de Tlachinollan, un centro de derechos humanos de la monta?a guerrerense, cuyo personal estuvo siguiendo este caso y resguardando a los muchachos en su rebeld¨ªa, lo relata de este modo: ¡°Diez d¨ªas despu¨¦s de la llegada de la gobernadora a Tlapa, este lunes pasado por la noche, nos habl¨® de forma an¨®nima por tel¨¦fono una persona para comunicar que una ni?a estaba detenida en el calabozo de Joya Real, una comunidad perteneciente a Cochoapa el Grande¡±.
Sigue Barrera por tel¨¦fono, palabras m¨¢s, palabras menos: El d¨ªa de antes se celebr¨® la cl¨¢sica convivencia. La familia del contrayente mat¨® una vaca y reparti¨® cerveza. La v¨ªspera, sin embargo, no iba a traer boda. La muchacha escap¨® al siguiente amanecer, cuando se iba a celebrar el rito. Por ella hab¨ªan negociado 200.000 pesos. Con la llegada del dinero de la migraci¨®n a Estados Unidos, las cifras para comprar a muchachas han causado un gran esc¨¢ndalo, desnudando una pr¨¢ctica que no encuentra acomodo en este siglo, as¨ª se trate de usos, costumbres o tradiciones. Algunas se empiezan a rebelar, pero lo hacen afrontando los riesgos, quiz¨¢ un castigo que las separe para siempre de sus familias.
Anayeli busc¨® refugio en casa de su novio de verdad, otro chiquillo que vive cerca de ellos. Quer¨ªan escapar, pero ad¨®nde, qui¨¦n los llevar¨ªa. Entrar y salir de la monta?a por esos caminos intransitables son horas de autom¨®vil, si es que hay uno disponible. A las claras del d¨ªa, cuando la familia fue a buscar a la novia y hall¨® la alcoba vac¨ªa se desat¨® una b¨²squeda vecinal que pronto dio con sus presas. Al calabozo ambos. Y un t¨ªo de la ni?a y un primo, que fue, dicen, el que negoci¨® con la familia del contrayente los 200.000 pesos de la venta.
¡°Cuando nos avisaron de la detenci¨®n de los muchachos, llam¨¦ al secretario de la gobernadora, les dije que era un asunto urgente, pero no de qu¨¦ se trataba. Que no ten¨ªan tiempo, que iban en carretera, que al d¨ªa siguiente¡ Habl¨¦ con la fiscal¨ªa estatal y con la regional, por ver qui¨¦n pod¨ªa intervenir. Llam¨¦ a la comisi¨®n de derechos humanos, pero no me contestaron, as¨ª que marqu¨¦ a la regional. Ah¨ª s¨ª¡±, dice Barrera.
A las siete de la ma?ana del d¨ªa siguiente, el martes pasado, una comitiva de agentes de seguridad de todos los cuerpos y abogados de Tlachinollan salieron para Joya Real. El viaje se prolong¨® seis horas. Es mucho el aislamiento que viven esos pueblos. De toda clase. El comisario [alcalde] no se encontraba as¨ª que los Principales, un comit¨¦ de hombres mayores que dictan y hacen cumplir las leyes a seguir en la comunidad, se encargaron de recibir a la comitiva. En efecto, dijeron, la ni?a estaba encerrada por haber desobedecido la palabra dada, vulnerado un honor cuyo agravio acusa todo el pueblo. Y se hab¨ªa pagado un dinero. Y de la vaca, ni los huesos ya.
En M¨¦xico est¨¢n prohibidos los matrimonio a esas edades, pero la ley es una cosa y la tradici¨®n otra. Ante los Principales y otros responsables comunitarios, las autoridades del Estado y federales ven disipada su fuerza. Con todo, los abogados de Tlachinollan consiguieron finalmente sacar a los ni?os de all¨ª y bajarlos monta?a abajo hasta Tlapa. Hubo conversaciones durante horas con las familias, con los novios, los de verdad, que no quer¨ªan ir al centro de apoyos a las familias (DIF) de Chilpancingo. ¡°Desde las 11 de la ma?ana hasta las nueve de la noche estuvimos buscando una salida¡±, dice Barrera, pero falta lo m¨¢s arduo: que entre en raz¨®n la familia que compr¨® a la ni?a y la vaca. Ellos reclaman lo pagado. Los padres de la muchacha han quedado en reunir ese dinero, ¡°pero el asunto no es ese, sino proteger a la ni?a, hacerles entender que estas cosas no se pueden hacer as¨ª, que no se negocian los matrimonios¡±, dice Barrera. Y dice tambi¨¦n que ¡°hay que cerrar heridas¡±.
En el DIF, los psic¨®logos atienen a los chicos, dejan que sus familias les visiten, asegura Barrera, pero nadie ve prudente que vuelvan al pueblo por ahora. ?l estaba estudiando, ella no. Ambos se dedican por largas temporadas a los jornales en el campo. ¡°La escuela sigue sin ser una opci¨®n para mejorar sus condiciones de vida, menos para ellas, que salen pronto para casarse¡±, admite Barrera. La muchacha tiene una madrastra y un padre recientemente fallecido, afirman en Tlachinollan. Y una timidez extrema que la ciudad no hace m¨¢s que acrecentar.
¡°El problema es que no hay un protocolo de ayuda urgente para esos casos. Cuando vino la gobernadora no invitaron a participar activamente a las mujeres ind¨ªgenas. Nosotros s¨ª fuimos invitados, pero tampoco pudimos hablar¡±, se queja Barrera. ¡°Ni se hizo el gesto de comunicarse en la lengua materna de estas comunidades¡±. No es un detalle menor, porque son muchos los que desconocen el espa?ol. Barrera no sabe en qu¨¦ va a acabar este asunto. ¡°No hay mecanismos de alerta, de acci¨®n efectiva. Nosotros solo somos una asociaci¨®n civil, pero el Estado es el que debe proteger a estos ni?os¡±.
Varias veces el asunto de la venta de ni?as le ha salpicado al presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Hace unos meses, esta pr¨¢ctica salt¨® con fuerza a los medios de comunicaci¨®n y fue preguntado por ella. Siempre responde que no es algo generalizado, que no se puede culpar a las comunidades y que esos pueblos est¨¢n llenos de valores. El mandatario visit¨® un par de d¨ªas Guerrero, pero ese era un asunto, dijo, que no hab¨ªa ido a tratar, porque no era la regla, sino la excepci¨®n. Declar¨® que la difusi¨®n de esos matrimonios forzados obedece a ¡°una campa?a de quienes no conocen las comunidades ni las culturas de los pueblos¡±.
La asociaci¨®n de derechos humanos Tlachinollan lleva trabajando a?os en la monta?a. Conoce y defiende los ¡°valores culturales, morales y espirituales¡± de esos pueblos que ensalza en presidente. Pero no dejan de denunciar la venta de ni?as, un asunto, dicen, que tiene que acabar.
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