La tierra de la amapola se extingue bajo las balas
Las Fuerzas Armadas mexicanas desplazadas a la monta?a de Guerrero se enfrentan a tiros contra los sicarios mientras el presidente visita la Costa Chica sin mencionar el asunto
Y lleg¨® el Ej¨¦rcito. Y la Guardia Nacional y la polic¨ªa estatal. Pero ya los tiros se hab¨ªan acabado en la monta?a de Guerrero. Cuatro d¨ªas de balacera entre los ejidatarios de Los Guajes de Ayala y los sicarios han acabado con un n¨²mero de muertos indefinido a¨²n y dos agentes heridos. En la ma?ana de este viernes, cuando los uniformados arribaron a Tierra Caliente se desataron de nuevo los tiroteos, al mismo tiempo que un helic¨®ptero aterrizaba al secretario de Seguridad del Estado, David Portillo Menchaca, mientras el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador visitaba la Costa Chica. Entre la playa y la monta?a se anuda el problema.
Del lado del pueblo no ha ca¨ªdo nadie en la refriega, pero esta ma?ana han enterrado a un hombre con discapacidad intelectual, de unos 50 a?os, que viv¨ªa entre la aldea y la sierra. ¡°Lo agarraron y lo mataron como a un ni?o¡±, dice el secretario del comisariado ejidal, Javier Hern¨¢ndez. El cad¨¢ver, con agujeros en el torso y en la cabeza ¡°a quemarropa¡±. Del lado de los sicarios, ¡°m¨¢s muertos¡±, asegura el secretario. Normalmente, las aldeas que se defienden de los sicarios dan cifras que resultan inveros¨ªmiles. ?C¨®mo es posible que el crimen organizado, que ataca con ametralladoras y armas de alto calibre, cuenten m¨¢s bajas que las autodefensas civiles, que se defienden con escopetas de segunda mano? Hern¨¢ndez ofrece esta explicaci¨®n: ¡°El crimen organizado recluta a chamacos que vienen bien drogados y nosotros nos atrincheramos en parapetos, es imposible que nos saquen de ah¨ª con cualquier arma que usen. Ni con ametralladoras. Estamos bien organizados¡±.
As¨ª han pasado cuatro d¨ªas, desde el lunes, a tiro limpio sin salir a contar las bajas. Las mujeres se encerraron en una cl¨ªnica local con los ni?os, y desde ah¨ª lanzaron videos pidiendo ayuda al Gobierno. Algunos agentes trataron de abrirse paso, pero los caminos estaban bloqueados con troncos. Hoy, por fin, los helic¨®pteros han sobrevolado la zona y el Ej¨¦rcito, la Guardia Nacional y polic¨ªas estatales han tenido la oportunidad de comprobar que aquello no era una broma. Desde la Gubernatura se transmiti¨®, horas antes, que la zona estaba en calma y eso desat¨® la ira de los lugare?os, hartos de pasar miedo. La balacera tuvo esta ma?ana dos tiempos. Agentes y sicarios dejaron o¨ªr los tiros a eso de las nueve de la ma?ana y alrededor del mediod¨ªa. ¡°Un helic¨®ptero se ha llevado a dos miembros de la Guardia Nacional heridos¡±, asegura Hern¨¢ndez.
El secretario del ejido ha podido charlar brevemente con el responsable de Seguridad de Guerrero, al que le ha entregado un pliego con peticiones: que se establezca en la zona una base mixta de la Defensa Nacional, la polic¨ªa del Estado y la Guardia Nacional; que llegue personal federal de los Derechos Humanos para dar cuenta de lo que ocurre y de las carencias que tienen por el asedio al que les somete el narco; y que el Ministerio P¨²blico investigue lo sucedido. ¡°El secretario solo ha dicho que transmitir¨¢ lo que reclamamos, que ¨¦l no puede hacer m¨¢s¡±, afirma Hern¨¢ndez.
Mientras los agentes pon¨ªan en peligro sus vidas en la monta?a, el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador visitaba la Costa Chica, como ten¨ªa previsto, junto al gobernador de Guerrero, H¨¦ctor Astudillo Flores. Ni una palabra de lo que ocurre tierra adentro. ¡°Exigimos al presidente que le pida cuentas al gobernador, que ha estado minimizando y ocultando lo que ha pasado. Lamentamos mucho que los agentes puedan perder sus vidas mientras los funcionarios del Estado protegen a los sicarios¡±, dec¨ªa en video uno de los habitantes del ejido. Y lanzaban el mismo mensaje que se escucha en esa zona desde hace tiempo: ¡°Que se entere el mundo entero de lo que est¨¢ pasando aqu¨ª¡±.
En Los Guajes de Ayala, el ruido de la metralla empez¨® en febrero, aunque la Tierra Caliente, entre Guerrero y Michoac¨¢n, lleva ardiendo hace a?os. La Familia Michoacana ¡°ha hecho nexos con los grupos de la Costa Grande, de Chano Arriola y otros¡±. Y Los Guajes han tenido el infortunio de quedar en medio de la ruta del narco, un territorio ganadero, agr¨ªcola, donde el mercado de la amapola, en declive, ha dado paso a la explotaci¨®n maderera, un negocio donde ha posado sus garras el crimen organizado. Apenas son ya una comunidad de 400 personas, que este viernes respiraba, de vuelta en sus casas, mientras los agentes y los sicarios se intercambiaban balas.
El ejido lo componen 32 rancher¨ªas, pero apenas siete quedan habitadas, el resto ha sido desplazado por la fuerza. La aldea de El Pescado es ahora un lugar aislado del mundo. El que se atreve a poner un pie fuera se juega la vida. ¡°Desde febrero nos escasea todo, los enseres b¨¢sicos, la alimentaci¨®n, los productos de higiene personal. Ten¨ªamos un doctor y despu¨¦s un enfermero, pero se fueron por la inseguridad. De vez en cuando vienen brigadas de M¨¦dicos Sin Fronteras para aliviar este yugo¡±, relata Hern¨¢ndez. ?De vez en cuando? ¡°Cada mes o mes y medio¡±. Si algo grave pasara, las puertas del cementerio est¨¢n abiertas, viene a decir el secretario.
La vida de Hern¨¢ndez es ilustrativa de lo que le ocurre a quien tiene por destino nacer en Tierra Caliente. Se cas¨® con 24 a?os, ahora tiene 37 y cinco hijos. ¡°Dos de ellos son ciudadanos estadounidenses¡±, dice, como quien muestra un visado al para¨ªso. All¨ª nacieron mientras el padre trabajaba en un hip¨®dromo de Lexington. ¡°Kentucky es la tierra de los caballos pura sangre. Antes de venirme a M¨¦xico vendieron all¨ª un potrillo por 16 millones de d¨®lares. Van muchos ¨¢rabes all¨¢¡±, cuenta.
Hace unos a?os, esa monta?a guerrerense a la que Hern¨¢ndez ve ¡°mucho potencial¡± se dedicaba a la amapola. La droga dejaba dinero y cierta estabilidad social. ?l mismo se dedicaba a su cultivo para el mejor postor. Todo se fue complicando y hoy no es rentable, asegura el secretario. Pero la coca¨ªna entra de Centroam¨¦rica por la costa y se abre paso al interior por esta geograf¨ªa agreste donde se necesitan horas a pie para alcanzar algunas rancher¨ªas. Una ruta que los criminales quieren expedita a como d¨¦ lugar. Si tiene que ser a tiros, ser¨¢ a tiros.
En febrero comenz¨® el primer ataque que conoc¨ªa Hern¨¢ndez en su tierra. Hubo muertos y el miedo se instal¨® en los humildes hogares donde se cr¨ªan familias numerosas que duermen con un petate extendido en el piso. ¡°Yo creo que ahora que han venido las fuerzas federales cambiar¨¢ la moneda y habr¨¢ m¨¢s patrullajes y podremos descansar un poco, pero si no se instala aqu¨ª una base militar esto seguir¨¢ ocurriendo. No se van a rendir. A ellos los chavos que mandan no les duelen. Si matamos a diez, reclutan a otros diez¡±.
Los desplazamientos de poblaci¨®n avanzan al mismo ritmo que se tala el bosque y mientras Guerrero celebra elecciones sin que se mencione la guerra abierta en la monta?a. All¨ª no llegan los m¨ªtines, ni las urnas. Muchos lugare?os aguardan en Tijuana una mano que les cruce la frontera. Hern¨¢ndez espera la paz para sus hijos. ¡°Hay que construirla¡±, dice. ¡°Mi ilusi¨®n es que estudien y terminen alguna carrera, o que nos apoyen en el pueblo, pero que est¨¦n preparados para lo que la vida les ponga en el camino¡±.
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