Fernanda Tr¨ªas: ¡°El apocalipsis de mi generaci¨®n es el terror clim¨¢tico¡±
La escritora uruguaya, ganadora del premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz, dedic¨® su discurso a la cat¨¢strofe clim¨¢tica que inspir¨® su novela ganadora, ¡®Mugre Rosa¡¯
¡°Si cada generaci¨®n piensa su propio apocalipsis, yo pertenezco a la que est¨¢ protagonizando el terror clim¨¢tico¡±, dijo la escritora uruguaya Fernanda Tr¨ªas en el evento para recibir su premio como ganadora del premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz. Un premio que se otorga desde 1993 en la Feria del Libro de Guadalajara y que reconoce el trabajo de e...
¡°Si cada generaci¨®n piensa su propio apocalipsis, yo pertenezco a la que est¨¢ protagonizando el terror clim¨¢tico¡±, dijo la escritora uruguaya Fernanda Tr¨ªas en el evento para recibir su premio como ganadora del premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz. Un premio que se otorga desde 1993 en la Feria del Libro de Guadalajara y que reconoce el trabajo de escritoras en el mundo hispanohablante, como la mexicana Cristina Rivera Garza, la colombiana Laura Restrepo, o la argentina Claudia Pi?eiro. Un premio con el nombre de la ¡°patrona de las escritoras¡±, como la llam¨® la novelista de Montevideo.
Fernanda Tr¨ªas gana este a?o el premio por su novela Mugre Rosa, publicada por Random House a finales del 2020, y que Tr¨ªas termin¨® el a?o anterior. Lo que sorprendi¨® inicialmente a lectores y a la cr¨ªtica, cuando se public¨®, fue c¨®mo esta novela lograba dibujar en sus p¨¢ginas un escenario muy parecido al que vivi¨® el mundo cuando el coronavirus contagi¨® al mundo en marzo del a?o pasado: personajes confinados en sus casas por el gobierno, que deben salir con mascarilla a la calle, bombardeados por noticias falsas sobre lo que ocurre, y con miedo a contagiarse con un misterioso viento rosa en una ciudad portuaria.
¡°Ya me han llamado bruja, ya me han dicho que predije la pandemia¡±, dijo Tr¨ªas en su discurso. Pero, como explic¨®, m¨¢s que lograr adivinar el pasado, Tr¨ªas encontr¨® su escenario literario no en el futuro, sino m¨¢s bien en el presente y en el pasado, y sobre todo en la incertidumbre y miedo que genera la cat¨¢strofe clim¨¢tica que vive este mundo.
¡°Un terror que asume la forma en un punto difuso en el tiempo, despu¨¦s del cual no habr¨¢ retorno¡±, dijo Tr¨ªas. ¡°Para evitar lo peor, las emisiones mundiales de di¨®xido de carbono tendr¨ªan que reducirse en un 45% antes del 2030, y actualmente los compromisos que asumieron los distintos pa¨ªses solo alcanzar¨ªa para disminuirlas en un 1%. As¨ª las cosas, se estima que en menos de 80 a?os, el 74% de las regiones que hoy son habitadas por seres humanos se habr¨¢n convertido en entornos de enfermedades letales, todos datos de Naciones Unidas. De ah¨ª a imaginar las migraciones masivas, la crisis de refugiados, la escasez de alimentos, y las ciudades vaciadas, hay solo un paso¡±.
Ante este escenario desolador, la novela Mugre Rosa no est¨¢ mirando tan lejos del presente. ¡°La pregunta entonces no deber¨ªa ser porqu¨¦ escribir una distop¨ªa o una ciencia ficci¨®n clim¨¢tica, sino c¨®mo no escribirla¡±, a?adi¨® Tr¨ªas. La novela viene de entender que los seres humanos, en la era del antropoceno, somos agentes geol¨®gicos que hemos cambiado la atm¨®sfera, los oc¨¦anos, o los ecosistemas, todo por ¡°nuestro deseo de ser dioses¡±.
Lastimosamente, ni una novela, ni ver a la tragedia del coronavirus de frente, ni leer toda la evidencia sobre el cambio clim¨¢tico, ha acabado con ese deseo voraz por controlarlo todo. ¡°?Estamos en un final o en un comienzo? ?Qu¨¦ creemos que vamos a encontrar cuando lleguemos al hueso? ?Cu¨¢ndo terminaremos de roer, a fuerza de consumo, los recursos del mundo? La pandemia del Covid-19 parece haber dejado claro que la gran maquina de producci¨®n y de consumo no puede detenerse¡±, a?adi¨®, ¡°quiz¨¢s yo haya querido anticiparme en este libro a la nostalgia de un mundo que a¨²n creemos tener, pero que ya est¨¢ perdido¡±
Fernanda Tr¨ªas, nacida en 1976 en Montevideo, es profesora de escritura creativa en la Universidad de los Andes de Bogot¨¢, Colombia, y tambi¨¦n autora de tres novelas antes de la galardonada ahora en la FIL: Cuaderno para un solo ojo, La Ciudad Invencible y La Azotea. Esta ¨²ltima, al igual que en Mugre Rosa, confina en una casa a dos personajes, un hombre mayor y su hija, que como explic¨® la escritora chilena Andrea Jeftanovic en el evento de premiaci¨®n, ahonda en la ¡°fragilidad de la psiquis, el encierro como met¨¢fora de la descripci¨®n humana¡±. En el encierro, los personajes de Tr¨ªas encuentran sus l¨ªmites, y rebuscan en la memoria para intentar preguntarse, en ese espacio claustrof¨®bico, lo que pasa alrededor del mundo externo.
¡°El miedo y el encierro son dos temas que vengo explorando desde que empec¨¦ a escribir¡±, dijo Tr¨ªas. ¡°El exterior como amenaza, el otro desconocido, hostil, incomprensible. En esta novela intent¨¦ ir m¨¢s all¨¢ en esa misma b¨²squeda: hay un encierro obligado, hay un afuera amenazador, pero son los v¨ªnculos afectivos rotos los que en definitiva agudizan la asfixia. ?Acaso la soluci¨®n sea salir y exponerse a la contaminaci¨®n? ?Estar dispuestos a no salir ilesos para descubrir qu¨¦ hay al otro lado del miedo?¡±
La escritora termin¨® el discurso sobre el tema de la literatura escrita por mujeres porque, desde que Mugre Rosa ha sido premiada y recibido buenas cr¨ªticas, recibe constantemente la pregunta en entrevistas sobre si existe o no actualmente un boom latinoamericano femenino. ¡°La pregunta es insistente porque intenta buscar una respuesta en el lugar equivocado¡±, dijo Tr¨ªas. La literatura de mujeres, que quiz¨¢s se reconoce solo recientemente en la historia de la literatura, es tan vieja como la de Sor Juana In¨¦s de la Cruz. ¡°A pesar de ello a las escritoras latinoamericanas se nos pide a diario que hablemos de nosotras mismas, sobre el hecho inaudito, aparentemente inimaginable, de que un cuerpo de mujer escriba y de que ¨Coh sorpresa¨C lo haga bien¡±, dijo Tr¨ªas. ¡°Muchas de mis colegas y yo hemos alzado una voz de protesta: no queremos que se nos saque de un gueto para colocarnos en otro un poco m¨¢s amplio, un poco m¨¢s bonito, y con muebles de mejor calidad. Por eso hoy no quise pedir permiso para dedicar estos 15 minutos de su atenci¨®n, de sus micr¨®fonos y de sus c¨¢maras para hablar de aquello que tambi¨¦n nos pertenece: el mundo en toda su complejidad¡±.
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