El misterio de los tres tigres perdidos del narco
Acusaciones cruzadas y monta?as de burocracia sepultan la ausencia de tres grandes felinos, decomisados a un grupo criminal en febrero en Guerrero, M¨¦xico
Se han perdido tres tigres en M¨¦xico y nadie tiene una pista de su paradero, si est¨¢n con vida o no, si sus cabezas decoran la pared de alguna mansi¨®n en Ixtapa. Lo ¨²ltimo que se supo de ellos fue por unas fotos donde aparec¨ªan tirados en el piso de una jaula en Guerrero, moribundos, flacos como filetes de sardina. Las im¨¢genes son de febrero. All¨¢, en Guerrero, dicen que murieron de hambre. Ac¨¢, en Ciudad de M¨¦xico, dicen que cuando fueron por ellos no encontraron ni el rastro: la jaula estaba limpia como la piel de los mamuts que decoran el nuevo aeropuerto de la capital.
No eran tigr...
Se han perdido tres tigres en M¨¦xico y nadie tiene una pista de su paradero, si est¨¢n con vida o no, si sus cabezas decoran la pared de alguna mansi¨®n en Ixtapa. Lo ¨²ltimo que se supo de ellos fue por unas fotos donde aparec¨ªan tirados en el piso de una jaula en Guerrero, moribundos, flacos como filetes de sardina. Las im¨¢genes son de febrero. All¨¢, en Guerrero, dicen que murieron de hambre. Ac¨¢, en Ciudad de M¨¦xico, dicen que cuando fueron por ellos no encontraron ni el rastro: la jaula estaba limpia como la piel de los mamuts que decoran el nuevo aeropuerto de la capital.
No eran tigres de circo, sus due?os eran presuntamente unos narcos. Si eran mascotas o m¨¢quinas de exterminio -si son: est¨¢n vivos hasta que se demuestre lo contrario- es uno de tantos dilemas que rodean el asunto. Ahora bien, el obispo retirado de Chilpancingo dijo a este medio hace unas semanas que ese presunto grupo de narcos no usar¨ªa a unos pobres felinos para desaparecer los cuerpos de sus enemigos. Los Ardillos, as¨ª se llaman, emplean otros m¨¦todos, ¨¢cido sulf¨²rico, por ejemplo, dec¨ªa el religioso, todo un experto en el quehacer criminal en la regi¨®n.
M¨¦xico es un pa¨ªs singular. Los circos tienen prohibido exhibir animales para evitar crueldades innecesarias, pero no es demasiado dif¨ªcil que cualquiera, un borracho, un criminal o simplemente un ocioso, adquiera un tigre, un puma o un guepardo por el motivo que sea. Seg¨²n n¨²meros de la Procuradur¨ªa de Protecci¨®n al Ambiente, entre 2018 y lo que va de 2022, sus funcionarios han decomisado 35 grandes felinos, la mayor¨ªa en la capital. As¨ª, Ciudad de M¨¦xico no es solo la gran mancha urbana de Norteam¨¦rica, sino la urbe de la extravagancia extrema. Dicho de otra manera: es posible que un domingo cualquiera, Ciudad de M¨¦xico acoja a vecinos paseando con un tigre en un barrio del centro, un concierto masivo de Rosal¨ªa y un gran premio de la F¨®rmula Uno.
Para¨ªso burocr¨¢tico, M¨¦xico no encuentra siquiera una explicaci¨®n a la ausencia de las bestias. Tampoco es seguro que alguien las busque. Se han presentado denuncias, hay abiertas pesquisas, se han realizado diligencias, pero todo acaba en un embudo hecho de papeles y expresiones indescifrables. A la velocidad que avanza el ciclo noticioso, unos tigres perdidos en febrero no pueden competir con tragedias, propias o for¨¢neas, m¨¢s all¨¢ de un par de d¨ªas. Por eso es interesante la actitud de las autoridades al respecto, un pretendido inter¨¦s tan atractivo como desconcertante.
Los que mejor lo hacen son los funcionarios de la Procuradur¨ªa de Protecci¨®n al Ambiente, Profepa, que por lo menos han denunciado todo este asunto ante la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR). Un delito contra la biodiversidad. La Profepa est¨¢ molesta porque la Fiscal¨ªa de Guerrero les ha echado el muerto encima -es una forma de hablar- y no est¨¢n de acuerdo. Todo ocurri¨® en 10 d¨ªas de los que no se sabe pr¨¢cticamente nada, pero sobre los que unos y otros tienen perfectamente claro a qui¨¦n hay que pedir explicaciones.
Puesta a disposici¨®n
El 15 de febrero, la Fiscal¨ªa de Guerrero, el Ej¨¦rcito y la Guardia Nacional lanzaron un operativo en el pueblito de Quechultenango, Guerrero, a cuatro horas de la capital. Morada de Los Ardillos, mezcla de caudillos pol¨ªticos, empresarios y criminales, el municipio parece la versi¨®n dist¨®pica de la irreductible aldea gala. Llegados los romanos, cientos de pobladores reaccionaron saliendo a las calles, con pancartas, exigiendo la marcha de la autoridad, se?alando abusos y robos. El tr¨¢gico historial de polic¨ªas y militares en M¨¦xico hace cre¨ªble cualquier acusaci¨®n, pero en este caso parec¨ªa m¨¢s bien una coreograf¨ªa, Ast¨¦rix y Ob¨¦lix en Guerrero.
Militares y polic¨ªas de la Fiscal¨ªa tuvieron tiempo, sin embargo, de registrar varias casas del grupo criminal. En una de ellas encontraron ¡°28 kilos de hierba verde¡±, un arma, cartuchos, varios veh¨ªculos y¡ los tigres. Afuera, el ambiente se tensaba. La situaci¨®n era para verla: un pu?ado de militares y fiscales encerrados con tres tigres en una casa, mientras el pueblo se organizaba en la calle para impedirles salir, reclamando libertad. No hubo forma de que militares y fiscales sacaran a los animales de all¨ª, menos de que personal de Profepa llegara e intentara llev¨¢rselos, como ha explicado la dependencia en las respuestas a un cuestionario que elabor¨® este diario.
Los tigres se quedaron en la jaula y los vecinos retuvieron a militares y fiscales en el pueblo, bloqueando las v¨ªas de entrada y salida. Agentes y pobladores negociaron durante horas y acabaron elaborando un documento en que todos acordaron que polic¨ªas municipales acompa?ar¨¢n de ahora en adelante a los militares que patrullen por la zona. Los Ardillos no divulgaron ning¨²n comunicado de prensa al respecto, pero el acuerdo no parece perjudicarles.
De los tigres no se habla en la minuta. Dos d¨ªas m¨¢s tarde, la Fiscal¨ªa de Guerrero inform¨® en un comunicado de que los animales hab¨ªan quedado ¡°a disposici¨®n de la autoridad competente¡±, esto es, de la Profepa. En sus respuestas al cuestionario, la dependencia niega la mayor y se?ala que ¡°faltaron acciones aunadas a la emisi¨®n de un documento para trasladar la responsabilidad legal y material de una instituci¨®n a otra¡±. Esto es, que por mucho que diga la Fiscal¨ªa de Guerrero, ellos nunca estuvieron formalmente a cargo de los animales.
La Profepa argumenta que ¡°la puesta a disposici¨®n no debe de entenderse como un acto meramente formal, es decir, que se cumpla con la emisi¨®n de un documento, porque no se permitir¨ªa a las autoridades cumplir con sus funciones. En este caso¡±, a?ade, ¡°era necesario que la Profepa en Guerrero realizara la protecci¨®n y custodia de los animales, constatando su existencia, estado de salud, talla, condiciones en general¡±. La dependencia concluye que ¡°la puesta a disposici¨®n debe comprender tanto la entrega formal, como la f¨ªsica de los ejemplares¡±.
Preguntado por el significado concreto de la frase ¡°poner a disposici¨®n¡± y sus aplicaciones pr¨¢cticas en el caso de los tigres, un vocero de la Fiscal¨ªa de Guerrero se?alaba hace unos d¨ªas que ¡°poner a disposici¨®n es poner a disposici¨®n¡±, evitando entrar en m¨¢s detalles. ¡°En cuanto tenga informaci¨®n relevante sobre el tema, lo har¨¦ de su conocimiento, seguimos en contacto¡±, zanj¨®.
Profepa explica que en los d¨ªas posteriores al rescate fallido, sus trabajadores empezaron a organizar un operativo en condiciones. Encontraron un refugio para los animales en Tezontepec, Hidalgo, de bonito nombre: Las caba?as del Jaguar. ¡°Adem¨¢s, se gestionaron jaulas, veh¨ªculos y equipo m¨¦dico para su traslado y designaron a veterinarios, especialistas e inspectores de su representaci¨®n en la Zona Metropolitana del Valle de M¨¦xico¡±, indica la dependencia. El 26 de febrero, el equipo se puso en marcha. Personal de Profepa y de la Fiscal¨ªa de Guerrero acudieron a Quechultenango para llevarse a los tigres. Su sorpresa fue que cuando llegaron, la jaula estaba vac¨ªa y limpia.
No se supo nada del tema en varios d¨ªas, hasta que el 4 de marzo trascendieron las fotos de las bestias moribundas, tiradas en el piso de la misma jaula. Inici¨® entonces la fugaz y contenida guerra medi¨¢tica entre la Profepa y la fiscal¨ªa estatal por la responsabilidad de los felinos y el alcance de sus mutuas responsabilidades. Entre el 4 y el 6 de marzo, varios medios informaron del deceso de los animales, citando el testimonio de vecinos de Quechultenango. El diario Reforma cit¨® a un funcionario del Gobierno estatal, que dijo: ¡°Lo que pudo haber pasado es que los due?os de esos tigres regresaron y se los llevaron¡±.
Nadie ha vuelto a saber de los tigres desaparecidos. La Profepa ha presentado una denuncia ante la Secretaria de Medio Ambiente para que investigue el actuar de sus propios funcionarios, los delegados de la procuradur¨ªa en Guerrero. No es que desconf¨ªen. Es, dice una vocera, un procedimiento habitual de la dependencia. La Fiscal¨ªa de Guerrero tambi¨¦n investiga la desaparici¨®n de los felinos. As¨ª, actualmente hay tres investigaciones abiertas por el asunto. A juzgar por los baj¨ªsimos datos de efectividad de las fiscal¨ªas en M¨¦xico, verg¨¹enza donde las haya, y de la carga de trabajo de todas las dependencias implicadas, la posibilidad de que alg¨²n d¨ªa se sepa algo de los felinos es pr¨¢cticamente nula.
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