El obispo mexicano que habla con los narcos: ¡°Con una vida que se salve, ya se justifica mi cercan¨ªa¡±
De una franqueza extraordinaria, Salvador Rangel, l¨ªder de la Iglesia en el centro de Guerrero, desgrana siete a?os de amistad, ri?as y negociaciones con pol¨ªticos y criminales
Durante muchos a?os, el Estado de Guerrero ha sido sin¨®nimo de violencia y muerte. Ahora, los ¨ªndices delictivos van a la baja, menci¨®n especial para los delitos de alto impacto, caso de los asesinatos. El obispo de Chilpacingo, Salvador Rangel (75 a?os), defiende que la situaci¨®n est¨¢ mejor porque los criminales al mando de la regi¨®n centro, Los Ardillos, son ¡°buenos¡±. O al menos mejores que los de antes.
Rangel defiende el di¨¢logo y la intermediaci¨®n con la delincuencia como ¨²nica v¨ªa para la paz. ¡°Hay que buscar una soluci¨®n, un camino de salida. Siempre va a haber negocio alrededor de lo il¨ªcito. Y ya con una vida que se salve, pues ya justificar¨ªa mi modo de ser¡±, argumenta. Sorprende la franqueza del obispo, que apenas pide la omisi¨®n de algunos nombres o detalles de negociaciones concretas, m¨¢s por verg¨¹enza que por seguridad.
A punto de dejar la di¨®cesis despu¨¦s de seis a?os en el cargo, el jefe de la Iglesia en la zona recibe a EL PA?S, donde aborda cantidad de temas, aunque siempre alrededor de Los Ardillos. En enero, dos integrantes de las autodefensas de una comunidad de Chilapa, cerca de Chilpancingo, desaparecieron presuntamente por ¨®rdenes del grupo criminal. En febrero, autoridades federales tomaron Quechultenango, basti¨®n de Los Ardillos, donde registraron varias casas. Expulsados por vecinos del pueblo, los militares encontraron droga, armas y tres tigres.
Pregunta. ?Vio que en los cateos encontraron tres tigres?
Respuesta. Ah, s¨ª, s¨ª.
P. ?Sabe para qu¨¦ los ten¨ªan Celso Ortega y compa?¨ªa?
R. No s¨¦, no les he preguntado. Como iba con gente el otro d¨ªa que los vi me dio verg¨¹enza preguntar. Me llama la atenci¨®n claro, porque el detalle¡ Yo conozco la casa de Iv¨¢n, el hermano de Celso [Ortega, l¨ªder de Los Ardillos], he ido dos veces a comer all¨ª, pero no tienen animales. No s¨¦ por qu¨¦ tendr¨ªan los tigres all¨ª. Se me hace extra?o.
P. Hay quien dice que los usaban para desaparecer restos humanos. ?Le parece factible?
R. Yo creo que utilizan otro m¨¦todo. Los ¨¢cidos. Porque hay personas que me han pedido recoger los restos de sus familiares. Y cuando les he preguntado me han dicho, ¡®ya no se puede, se disolvieron¡¯.
P. Entonces los tigres son solo animales de compa?¨ªa.
R. Animales de compa?¨ªa ex¨®ticos. Pero un d¨ªa yo les voy a preguntar.
P. El otro d¨ªa hubo una manifestaci¨®n en Quechultenango, gente enfadada con militares por ejecutar varios cateos. ?C¨®mo se entiende eso?
R. Mire, yo les dec¨ªa que el que organiz¨® los grandes m¨ªtines en favor del PRI y del candidato Mario Moreno [durante la campa?a electoral el verano pasado] fue Celso Ortega. Entonces, el gran mitin, el mejor que ha tenido el PRI, fue en Quechultenango. Le pegaron un gran susto a Morena, estuvo a punto de perder. Y para m¨ª, esto de los cateos fue una venganza de F¨¦lix Salgado [candidato de Morena, que deleg¨® en su hija, actual gobernadora] contra ellos. Por eso mandaron al Ej¨¦rcito y la Guardia Nacional.
P. Usted lleg¨® al cargo en 2015. ?Qu¨¦ recuerda de las primeras semanas? ?Ya conoc¨ªa la regi¨®n?
R. Realmente no. Yo ven¨ªa de una arquidi¨®cesis un tanto marginada, Huejutla, en la Huasteca hidalguense. Cuando le avis¨¦ de d¨®nde iba, un obispo resumi¨® muy bien c¨®mo era mi nuevo destino. Me dijo, ¡®vas de Guatemala, a Guatepeor¡¯.
P. Suena complicado.
R. Pero al llegar aqu¨ª no encontr¨¦ las cosas tan dif¨ªciles como me hab¨ªan dicho. Y algo curioso que voy a confesar. No lo he dicho. Yo tuve cierta relaci¨®n con narcotraficantes de Hidalgo. Cuando yo ven¨ªa para ac¨¢, ellos se comunicaron con los se?ores de aqu¨ª. Y la cosa es que cuando yo llegu¨¦ a Chilpancingo, en vez de recibirme el clero, me recibieron los narcotraficantes. La primera comida que tuve aqu¨ª fue con ellos.
P. ?C¨®mo? ?Quiere decir que se vino desde Hidalgo con los narcotraficantes?
R. S¨ª, s¨ª
P. Pero, ?por qu¨¦?
R. Porque se ofrecieron
P. Pero, ?la Iglesia no tiene medios de transporte?
R. Bueno, s¨ª, pero es que ah¨ª ten¨ªa un buen amigo en Hidalgo, un pol¨ªtico que adem¨¢s est¨¢ haciendo otras cosas (sonr¨ªe). Y se ofrecieron a custodiarme, a traerme. Y sobre todo, ya hab¨ªan hecho un arreglo con algunos narcotraficantes de ac¨¢ y me dijeron, ¡®se?or Obispo, no se preocupe, est¨¢ en buenas manos¡¯.
P. Un grupo de narcotraficantes de Hidalgo le entreg¨® a otro de Guerrero.
R. Pero pac¨ªficamente.
P. Y usted, ?c¨®mo se siente al respecto? De cara para fuera suena raro.
R. Yo pienso que hay algo m¨¢s fuerte: la amistad, el servicio, el acercamiento. Estos se?ores me quer¨ªan proteger, los de Hidalgo. Por eso me trajeron ac¨¢, para protegerme, con su grupo aliado de ac¨¢.
P. Ah, ya.
R. Mi labor en este tiempo ha sido de mediaci¨®n. ?Hemos salvado a mucha gente de morir! Por ejemplo aquel arquitecto de Chilapa que levantaron hace cinco o seis meses. Ya a punto de asesinarlo lo salvamos. Lo logramos. Y poco despu¨¦s, hace dos meses, a dos muchachos que distribu¨ªan el ice, la droga. Luego los narcos bromean conmigo, ¡®ay se?or obispo, ya no nos est¨¦ diciendo que les perdonemos. ?Por qu¨¦ les tenemos que perdonar?¡¯
P. Y usted, ?qu¨¦ les dice?
R. Les digo, ¡®hombre, una obra buena que hacen¡¯... Est¨¢ muy duro que est¨¦n distribuyendo la droga, sobre todo el ice. Y luego hay otra droga muy fea que fabrican all¨¢ en la sierra que se llama China White, que combina hero¨ªna con fentanilo¡
P. A los narcos de los que usted habla, ?no les gusta que se venda ese tipo de droga, o quieren controlar su venta, o cu¨¢l era el problema con esos muchachos que la vend¨ªan?
R. Es que envenenan a los j¨®venes. Y los narcos no quieren que se distribuya droga aqu¨ª. De hecho, ellos no fabrican droga. Los Ardillos no fabrican droga. Su negocio no est¨¢ ni siquiera en Guerrero. Lo tienen fuera.
P. ?Y cu¨¢l es?
R. Pues, no ha de ser el Viacrucis y el Santo Rosario, ?no?
P. Bueno, entonces, si no tienen negocios en Guerrero, ?para qu¨¦ se andan peleando por aqu¨ª?
R. Bueno¡ Es que la pelea es otra cosa. Pol¨ªticamente, Los Ardillos apoyaron al PRI. Es lo que declar¨¦: Morena por poquito pierde la elecci¨®n por los votos que consiguieron ellos para el PRI.
P. En Chilapa acusan a Los Ardillos de decenas de desapariciones, polic¨ªas comunitarios les acusan tambi¨¦n de¡
R. Bueno, pero en Chilapa es Jos¨¦ D¨ªaz Navarro [l¨ªder de la organizaci¨®n Siempre Vivos, que ha peleado durante a?os por la b¨²squeda de desparecidos de Chilapa] el que acusa. A ¨¦l le mataron dos hermanos Los Ardillos. Pero fue por andar distribuyendo droga. Pregunten si no.
P. Pero usted, ?c¨®mo sabe eso?
R. Todo el mundo lo sabe en Chilapa. Y es un coraje muy personal de D¨ªaz Navarro contra Celso y Los Ardillos. ?A d¨®nde voy? A que en Alcozac¨¢n, Rincon de Chautla o Ayahualtempa [poblados de Chilapa defendidos por polic¨ªas comunitarias cercanas al veterano grupo de autodefensas de la CRAC-PF] las polic¨ªas comunitarias est¨¢n divididas por cuesti¨®n de dinero. En el fondo, Morena apoya las polic¨ªas de estas comunidades, porque los que est¨¢n ahorita imperando son los del PRI. Y lo que quiere Morena es meterse en esos sitios, en esas comunidades. ?C¨®mo? D¨¢ndoles dinero a esos se?ores.
Yo he hecho declaraciones duras contra ellos, los comunitarios. Por ejemplo cuando mataron a aquellos diez m¨²sicos [en enero de 2020, presuntos integrantes de Los Ardillos mataron a un grupo de m¨²sicos de una comunidad controlada por la polic¨ªa comunitaria]. Yo dije que fue un autogol.
P. ?Un autogol?
R. S¨ª, que ellos mismos fueron los que los asesinaron. Los comunitarios. Y luego mataron a otros cuatro de Alcozac¨¢n.
P. ?Por qu¨¦ iban a hacer eso?
R. Por llamar la atenci¨®n.
P. Es un poco dr¨¢stico, ?no?
R. En nuestro pensamiento s¨ª, pero en el suyo no. Lo que quieren es un show medi¨¢tico. Se lo he dicho a ellos. Un show para que les den dinero. Andaban ahora que se quer¨ªan levantar otra vez, pero se calmaron, ?por qu¨¦? Porque les dieron dinero y arreglado el asunto. O si no es que yo estoy drogado.
P. Veamos¡ Por lo que usted cuenta, parece que Los Ardillos son muy buenos y los comunitarios malos, o no malos, pero ¨²nicamente interesados en dinero.
R. S¨ª, s¨ª.
P. ?Se siente c¨®modo con eso?
R. Me siento c¨®modo porque conozco a estos se?ores [Los Ardillos]. Que los acusen de un secuestro. No hay. De cobro de piso. No hay. S¨ª, ha habido asesinatos. Y yo pido explicaci¨®n, por qu¨¦. Y me las dan.
P. Y cuando le cuentan esas cosas, ?usted qu¨¦ les dice?
R. Dios m¨ªo, como San Francisco, padre nuestro que est¨¢s en los cielos. Yo no me puedo meter, pero lo que veo es m¨¢s orden, m¨¢s disciplina. Y por ejemplo, hace cinco meses [Los Ardillos] mataron a un joven de buena familia en Chilapa¡ Es que ¨¦l tambi¨¦n se dedicaba a distribuir la droga. Los pap¨¢s estaban en Estados Unidos y ¨¦l se dedicaba a distribuir droga. Entonces, ah¨ª est¨¢. ?O qui¨¦n va a arreglar estos asuntos de que ya no distribuyan droga, de que ya no secuestren?
P. Pero se?or Obispo, ?usted por qu¨¦ les cree? Porque todo esto que usted dice es porque ellos se lo cuentan. ?Por qu¨¦ les cree?
R. Mire, la cosa es que hace seis o siete a?os, la situaci¨®n era terrible con el Chaparro Zen¨¦n [l¨ªder del grupo criminal Los Rojos en Chilapa, detenido en 2019]. Ahorita est¨¢ en la c¨¢rcel. Y yo tengo que proceder de alguna manera. Y lo que yo veo es que [Los Ardillos] tienen credibilidad.
P. Pero le han confesado asesinatos.
R. Bueno, eso es una muestra de confianza. Yo les pregunto para darme una idea de c¨®mo van las cosas, cu¨¢l es la soluci¨®n. Por ejemplo, yo les agarr¨¦ confianza cuando hace tiempo secuestraron a la hija de la secretaria de la catedral en Chilapa. Porque la muchachita andaba en drogas.
P. Bueno, pero eso le dijeron, ?o ten¨ªa evidencia?
R. S¨ª, s¨ª, s¨ª. Era una muchachita loca. Y yo les ped¨ª que la soltaran y la soltaron. Y fue cuando empezamos a tener esa¡ Cuando yo les empec¨¦ a creer en ellos. Eso fue hace cinco a?os. Ahora, mire, hace seis a?os, si ustedes recuerdan, Chilapa era algo terrible.
P. Fue cuando Los Ardillos desaparecieron a un mont¨®n de personas en el pueblo.
R. Acu¨¦rdese que¡ No se pod¨ªa ir siquiera de Chilpancingo a Chilapa. No se pod¨ªa ir por esa carretera. Y un tiempo se par¨® el tr¨¢fico, porque estaban asesinando a los choferes de las rutas. Entonces, todos los concesionarios de transporte p¨²blico fueron a verme a m¨ª. Yo fui a ver a estos se?ores [Los Ardillos], y me dijeron, ¡®mire, se?or obispo, arreglamos la cosa muy sencillo, que ya no maten ind¨ªgenas y que ya no metan armas a la sierra¡¯.
P. Pero a ver. ?Los Ardillos acusaban a los concesionarios de las rutas de matar ind¨ªgenas?
R. S¨ª, a los due?os.
P. Pero, ?a qui¨¦nes, d¨®nde, en qu¨¦ contexto?
R. En toda esa zona, los mataban por cualquier cosa. Me dijeron dos condiciones, que no maten ind¨ªgenas y que no trafiquen armas. Y yo se los dije a los de las rutas. Porque ellos lo que hac¨ªan es que los choferes sacaban la droga de la monta?a, sobre todo marihuana, y la met¨ªan ac¨¢ en Chilpancingo. Y de aqu¨ª sacaban armas y las llevaban a Chilapa. Y f¨ªjese, les llegaron a confirmar tres arsenales de armas a Zenen Nava. Eso confirm¨® mi teor¨ªa.
P. O sea, usted dice que los de las rutas trabajaban para Zenen, para Los Rojos.
R. ?l era el due?o. Pero esa es otra historia. En eso, quemaron tambi¨¦n dos camiones por aqu¨ª por Tixtla [vecino de Chilpancingo]. Vinieron a verme los concesionarios. Y yo fui a preguntar. Y Los Ardillos simplemente me dijeron, ¡®tra¨ªan armas¡¯. Pero logramos restablecer el transporte. Y confiando en m¨ª los se?ores, tanto los concesionarios como los narcotraficantes. ?Y yo siento tanta alegr¨ªa de ver ahora circular los camiones! Ni privados hab¨ªa, todos ten¨ªan miedo. Porque, ?cu¨¢l fue el m¨¦todo que siguieron Los Ardillos? Mataron a los choferes. No hay chofer, no se mueve la unidad.
P. Y esa cercan¨ªa con Los Ardillos, ?no ha existido con otros grupos? Los Rojos por ejemplo.
R. Porque ese periodo que le digo de hace cinco o seis a?os, es cuando estaba el problema dif¨ªcil y yo acababa de llegar. Y yo no ten¨ªa esa relaci¨®n con Zen¨¦n. Solo sab¨ªa que mataban y mataban y cobraban piso. Ya ten¨ªan asolada Chilapa y Chilpancingo. Eran los due?os. Pero bueno, no son solo Los Ardillos, hay todav¨ªa una bonita amistad con los de Chichihualco, con Isaac Navarrete. Trabaj¨¦ bastante con ¨¦l. Luego lo desplaz¨® otro grupo. Pero acabo de platicar con ¨¦l y est¨¢ vivo.
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