Seis ni?os hospitalizados al d¨ªa: una ola de intoxicaciones masivas aterra a las escuelas de Chiapas
En las ¨²ltimas tres semanas, 116 menores de edad han sido ingresados sin que la Fiscal¨ªa sea capaz de averiguar con qu¨¦ sustancia fueron afectados. La crisis desvela la entrada imparable de drogas en los colegios
En una sala austera de la Fiscal¨ªa de Bochil se amontonan ni?os asustados. Prestan declaraci¨®n en un proceso lento y repetitivo sobre lo ocurrido el 7 de octubre, cuando un centenar de menores fueron intoxicados al interior de una escuela. Mientras ellos comparecen en este peque?o pueblo de los Altos de Chiapas, el caso se repite 450 kil¨®metros al sur. En Tapachula, en la frontera con Guatemala, sacan en volandas del colegio a alumnas inconscien...
En una sala austera de la Fiscal¨ªa de Bochil se amontonan ni?os asustados. Prestan declaraci¨®n en un proceso lento y repetitivo sobre lo ocurrido el 7 de octubre, cuando un centenar de menores fueron intoxicados al interior de una escuela. Mientras ellos comparecen en este peque?o pueblo de los Altos de Chiapas, el caso se repite 450 kil¨®metros al sur. En Tapachula, en la frontera con Guatemala, sacan en volandas del colegio a alumnas inconscientes. Son los ¨²ltimos casos de una ola de intoxicaciones masivas para la que las autoridades no ofrecen explicaci¨®n. Desde el 23 de septiembre, 116 menores de edad han tenido que ser hospitalizados por ingerir sustancias t¨®xicas dentro de los centros escolares. La Fiscal¨ªa de Chiapas ni siquiera sabe todav¨ªa qu¨¦ sustancia afect¨® a los estudiantes. Estos casos ilustran la fuerte entrada de drogas en las escuelas y apuntan a la reorganizaci¨®n del narcotr¨¢fico en el que era hasta hace algunos a?os uno de los Estados m¨¢s seguros del pa¨ªs.
Fuera hace el bochorno previo a las tormentas, pero Lupita est¨¢ enrrollada en una cobija. Recibe desconfiada en el sof¨¢ de su casa: tiene 11 a?os, la mirada atenta y un cuadro de ansiedad. Es su primer a?o en la secundaria y lleva apenas un mes en la escuela Juana de Asbaje. Desde el viernes ya no sale a la calle. Ha estado ingresada en dos hospitales diferentes y ha empezado a ver a una psic¨®loga. Dice que sigue recordando a sus compa?eros desmayados en la cancha del colegio y que por eso tiene miedo. Muestra una foto de unos dulces que comi¨® el viernes, que costaban tres pesos, y dice que ¡°quiz¨¢ eso llevaba la droga¡±. O que tambi¨¦n puede ser el agua que rellen¨® de un tinaco com¨²n. ¡°Me dijeron que ah¨ª fueron a tirar la droga. Al ladito de la cancha. Yo fui a rellenar ah¨ª mi agua y directo me lo tom¨¦¡±, dice en su relato de ni?a.
La falta de respuestas de la Fiscal¨ªa, de la presidencia municipal y de la direcci¨®n de la escuela ha enrarecido todav¨ªa m¨¢s un caso ya muy extra?o. Los testimonios recopilados por EL PA?S apuntan como primera hip¨®tesis a que un grupo de cuatro o cinco ni?os habr¨ªan entrado droga a la secundaria. Padres y alumnos cuentan que eran continuos los rumores de que se repart¨ªa droga en el colegio. En mayo, seis ni?as se desmayaron tras comer un brownie, que les hab¨ªan dado los estudiantes del ¨²ltimo curso, y que conten¨ªa marihuana.
Durante esa ma?ana de octubre los profesores localizaron el tel¨¦fono m¨®vil de una alumna. Los estudiantes tienen prohibido entrar con celulares, maquillaje o incluso con las u?as pintadas, por lo que se corri¨® la voz de que la direcci¨®n iba a hacer una revisi¨®n de mochilas. Eso pudo revolucionarlo todo. Algunos menores refieren que vieron c¨®mo otros alumnos tiraban droga ¡ªpolvo en bolsitas transparentes¡ª fuera de los salones y que se deshac¨ªan en el ba?o de pastillas que guardaban en compresas para la regla.
Todo termin¨® de estallar ¡ªy se vuelve m¨¢s confuso¡ª a la hora del recreo. A las 17.20, los profesores se reunieron en una junta y los ni?os salieron de sus clases, al patio o a la cooperativa a comprar refrescos y comida. En ese margen de tiempo, algo se distribuy¨® en las botellas de agua. Lo que la secretar¨ªa de Salud ha llamado ¡°ingesta de agua contaminada con sustancia desconocida¡± desat¨® el caos.
En Tapachula se registraron otros tres casos, dos de ellos ocurrieron en la misma escuela, la Secundaria Federal 1: el 23 de septiembre con 21 menores afectados, el 6 de octubre con cinco y el 11 de octubre con 18 alumnos. Como causas probables de estos casos, los responsables de Salud identifican ¡°ingesta de alimentos contaminados por sustancias desconocidas¡±, el agua, y ¡°la inhalaci¨®n de sustancias desconocidas¡±.
En un pa¨ªs de tragedias, esta se ha librado de ser una de ellas. ¡°Por suerte no se ha muerto ning¨²n ni?o, porque si no esto ser¨ªa un caos completo¡±, dice Juan Antonio Hern¨¢ndez, padre de Alan, uno de los menores de la escuela de Bochil. Los afectados en estas semanas tienen entre 11 y 14 a?os, y la mayor¨ªa, 90, son mujeres. Diez ni?os siguen hospitalizados y uno acaba de salir del coma. Adem¨¢s, una veintena tuvo que ser reingresada hasta cuatro d¨ªas despu¨¦s de la intoxicaci¨®n. Las autoridades no han emitido ning¨²n diagn¨®stico oficial para ellos, pero las familias refieren dificultad para respirar, taquicardias, delirios, par¨¢lisis de m¨²sculos y extremidades, v¨®mitos y p¨¦rdida del conocimiento.
Ante este panorama, la postura de la Fiscal¨ªa ha consistido en negar qu¨¦ se trate de droga. ¡°No ha sido por consumo de drogas¡±, dijo el mi¨¦rcoles en una rueda de prensa el fiscal estatal, Olaf G¨®mez, tras anunciar que todas las pruebas toxicol¨®gicas que hab¨ªan realizado hab¨ªan salido negativas a coca¨ªna, anfetaminas, metanfetaminas, cannabis y opi¨¢ceos. Tanto en el caso de Bochil (61 pruebas) como en el ¨²ltimo con 18 menores. No se realizaron pruebas para los dos primeros casos en Tapachula. ¡°Vamos a fijar la l¨ªnea de investigaci¨®n a seguir: no hemos descartado ni una sola¡±, se?al¨® el fiscal acompa?ado de todas las autoridades del Estado. La secretaria de Educaci¨®n, Rosa Aid¨¦ Dom¨ªnguez, anunci¨® como ¨²nica medida que se va a reimplementar el llamado Operativo Mochila, que consiste en la revisi¨®n de las bolsas de los alumnos antes de entrar a los colegios.
Para Pedro Faro, director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom¨¦ de las Casas, el regreso de estas medidas es una muestra de c¨®mo ¡°el Estado tiende a actuar de manera criminalizante para parecer que hace algo¡±. ¡°En lugar de atender la causas o de abonar a la educaci¨®n del conocimiento de las drogas y sus efectos, hay una cuesti¨®n represiva y revictimizante, con riesgos de impactos psicosociales hacia los j¨®venes. Se empieza a crear una f¨¢brica de culpables¡±, explica Faro. Para ¨¦l este tipo de casos ¡°es una evidencia de la destrucci¨®n del tejido social en Chiapas, estamos siendo testigos de que est¨¢ impactando a los j¨®venes, a los ni?os, por la acci¨®n criminal vinculada con el Estado¡±.
En la oraci¨®n del d¨ªa, en la iglesia principal de Bochil, de 35.000 habitantes, se reza por los ni?os intoxicados y sus familias, en la presidencia municipal se re¨²ne una mesa de Seguridad y en las calles, se disparan las teor¨ªas. ¡°Lo de los ni?os es un mensaje de los grandes carteles¡±, apunta Francisco, que afirma que desde hace un tiempo la droga est¨¢ distribuy¨¦ndose f¨¢cilmente por el pueblo, ¡°las motos y las camionetas van para arriba y para abajo sin parar¡±. Bochil est¨¢ enmarcado dentro de un corredor en los Altos de Chiapas que abarca desde Tapalula o Ray¨®n hasta San Andr¨¦s Duraznal, una zona en la que se ha registrado la presencia de grupos criminales. Ante un peligro que ven inminente, y permitido desde las autoridades municipales, un grupo de padres de familia est¨¢ proponiendo la vuelta de la Guardia Civil, una unidad de seguridad compuesta por civiles sin formaci¨®n, ¡°para proteger al pueblo¡±.
Esta ola de intoxicaciones se encuadra en un marco m¨¢s grande de violencia: hace solo unos meses que un grupo armado tom¨® durante horas el centro de San Crist¨®bal de las Casas, el oasis del Estado; este a?o se han disparado las denuncias por narcomenudeo, que son cuatro veces m¨¢s que en 2016; la crisis de desplazados atenaza al Estado en su frontera y en Chentaloh, y los enfrentamientos con los grupos organizados han obligado esta misma semana a la Secretar¨ªa de Defensa a mandar a centenares de soldados.
En ese contexto, y sin respuesta de las autoridades a la ¨²ltima intoxicaci¨®n, han regresado este jueves los ni?os al resto de escuelas de Bochil. La polic¨ªa resguarda la entrada y la salida de los estudiantes, a los que les han obligado a portar un gafete identificativo y vestir el uniforme. La directora de la Escuela Secundaria T¨¦cnica 38, que acoge a m¨¢s de 700 alumnos, reconoce que todo es preventivo porque siguen sin saber a lo que se est¨¢n enfrentando: ¡°Hasta que no sepamos lo qu¨¦ pas¨® en la Juana de Asbaje no podemos evitar que vuelva a ocurrir tambi¨¦n en otras escuelas¡±.
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