Las necropsias de la matanza militar de mayo en Nuevo Laredo: un choque, catorce balazos y cinco muertos
EL PA?S accede a los estudios forenses de los cinco civiles que murieron a manos de militares. La Fiscal¨ªa concluy¨® que sus heridas eran ¡°consistentes¡± con el informe del teniente, versi¨®n cuestionada por el video de las ejecuciones
Las necropsias de los cinco civiles muertos a manos de militares en mayo en Nuevo Laredo ofrecen una visi¨®n novedosa de los hechos, informaci¨®n que se suma al video de lo ocurrido y a las declaraciones de los militares implicados, informaci¨®n que EL PA?S ha dado a conocer estas semanas. Los estudios forenses y de mec¨¢nica de lesiones, parte del expediente de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR), al que este diario ha te...
Las necropsias de los cinco civiles muertos a manos de militares en mayo en Nuevo Laredo ofrecen una visi¨®n novedosa de los hechos, informaci¨®n que se suma al video de lo ocurrido y a las declaraciones de los militares implicados, informaci¨®n que EL PA?S ha dado a conocer estas semanas. Los estudios forenses y de mec¨¢nica de lesiones, parte del expediente de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR), al que este diario ha tenido acceso, muestran que los civiles recibieron en total 14 balazos. Cuatro de los cinco murieron por las balas, uno de ellos en el hospital. El quinto, herido por los disparos tambi¨¦n, muri¨® de las lesiones que le provoc¨® el choque de la camioneta en que viajaban.
Aunque los hechos datan del 18 de mayo, el caso salt¨® a la prensa el 6 de junio, cuando este diario divulg¨® el video de una c¨¢mara de seguridad de un supermercado, en que militares aparec¨ªan disparando aparentemente contra los cinco hombres, desarmados, sometidos, colocados contra un muro. Los hombres, supuestos integrantes de un grupo criminal, viajaban a bordo de una camioneta negra que hab¨ªa chocado minutos antes contra el muro del supermercado. Los militares sacaron armas y equipo t¨¢ctico del veh¨ªculo, incluido un rifle Barrett, calibre .50.
Pese a la crudeza del video, en que se observa al menos a tres militares disparar contra los cinco hombres sometidos, los estudios de mec¨¢nica de lesiones de la Fiscal¨ªa concluyen indistintamente que las heridas que presentaban los cad¨¢veres son ¡°consecuentes¡± con el relato de lo sucedido que dio el militar al mando del operativo, el teniente Jos¨¦ Luis N. En el informe que rindi¨® a la FGR sobre los hechos el mismo 18 de mayo, el teniente se?alaba que los cinco hombres hab¨ªan muerto porque compa?eros de ellos, en un intento de rescate, les dispararon.
Adem¨¢s del video, el mero hecho de que los cinco civiles sufrieron heridas por arma de fuego y los militares que estaban all¨ª, a metros de ellos, salieran ilesos, resulta sospechoso. Si los rescatistas ten¨ªan un enemigo claro, los soldados, ?c¨®mo es posible que ninguno sufriera herida alguna y, en cambio, los civiles se llevaran uno, dos y hasta cuatro balazos cada uno? Algunas de las heridas de los civiles parecen dif¨ªciles de cuadrar, adem¨¢s, en el relato del teniente, caso de Jorge Antonio Colector Pineda, de 32 a?os, que recibi¨® un solo balazo en la c¨²pula del cr¨¢neo, la parte de arriba de la cabeza.
El expediente arroja algo de informaci¨®n sobre los cinco muertos. El m¨¢s joven ten¨ªa 23 a?os y el mayor, 37. Uno, Clinton Alex Bucha, el que muri¨® en el hospital, era hondure?o y viv¨ªa en Nuevo Laredo con su pareja, originaria de Veracruz. El resto eran mexicanos, dos de Nuevo Laredo, uno de Veracruz y otro de Guerrero. Todos hab¨ªan cubierto buena parte de su piel con tatuajes, muchas santas muertes, calaveras, hojas de marihuana, pero tambi¨¦n relojes y nombres propios. En algunos casos, los familiares que acudieron a reclamar sus cuerpos dan alg¨²n detalle de sus vidas.
Es el caso de Jos¨¦ ?ngel Moreno Pool, de 27 a?os, originario de Nuevo Laredo. Su madre, Ayde Pool, acudi¨® a la FGR a preguntar por su hijo, horas despu¨¦s de que empezaran a trascender noticias de la balacera. Ese d¨ªa, cuenta ella, andaban justo comprando en el supermercado junto al que su hijo morir¨ªa horas m¨¢s tarde. La mujer dice que al terminar de comprar se fueron, y que, poco despu¨¦s, un sobrino le llam¨® y le dijo que hab¨ªa habido una balacera justo all¨ª y que, al parecer, hab¨ªa heridos. ¡°?l andaba trabajando con la delincuencia¡±, dec¨ªa la mujer sobre su hijo. La familia volvi¨® al supermercado, pero los militares ya no les dejaron pasar. Pod¨ªan ver a los cinco a lo lejos. ¡°Nos dimos cuenta de que unos a¨²n estaban vivos¡±, contaba.
Era la parte final de un d¨ªa complicado. A la hora de comer, militares hab¨ªan empezado a perseguir la camioneta negra en la que iba su hijo, por el sur de Nuevo Laredo. Seg¨²n el relato de algunos de los soldados, testimonios que este diario ha publicado esta semana, la persecuci¨®n inici¨® porque la camioneta negra, cuando los vio, aceler¨® y trat¨® de huir. Otros se?alan que escucharon ¡°detonaciones¡± antes incluso de que empezara la persecuci¨®n. Fuera como fuera, la persecuci¨®n acab¨® minutos despu¨¦s, cuando la camioneta cruz¨® la mediana de la avenida Prolongaci¨®n Monterrey y se empotr¨® en el muro trasero del supermercado.
Tras el choque, los militares sacaron a los cinco hombres del veh¨ªculo, los desarmaron, y luego los golpearon y sometieron. Moreno Pool fue el que peor parado sali¨® del golpe. Seg¨²n la necropsia, el joven sufri¨® un ¡°traumatismo craneoencef¨¢lico¡±, con ¡°co¨¢gulos y un edema de tejido encef¨¢lico¡±. El joven sufri¨® adem¨¢s una contusi¨®n en la parte derecha del pecho, que le fractur¨® una costilla y le provoc¨® un hemot¨®rax, una acumulaci¨®n de sangre entre la pared tor¨¢cica y el pulm¨®n derecho. Uno de los militares, el sargento A. L., le vend¨® la cabeza cuando lo sacaron del coche.
Con Moreno Pool y el resto sometidos, inici¨® el extra?o episodio del rescate. A unos 200 metros al norte de ellos, supuestos integrantes del mismo grupo criminal se enfrentaron a una parte de los militares, que daban seguridad a sus compa?eros del lado norte. Aparentemente, algunos de los balazos de la refriega alcanzaron el escenario de la camioneta chocada. Seg¨²n el teniente Jos¨¦ Luis N, esos balazos impactaron en los cinco hombres, acabando con la vida de cuatro. Tambi¨¦n le dieron a Moreno Pool, en el pulgar derecho y el dedo medio izquierdo. El video muestra, sin embargo, que los militares disparan contra los cinco.
Los estudios de necropsia no permiten sacar conclusiones sobre qui¨¦nes y desde d¨®nde les dispararon. El forense que firma los informes se?ala en todos los casos que los disparos se realizaron a ¡°larga distancia¡±, aunque no determina cu¨¢nto es eso: ?cinco metros, diez, 200? La mayor parte de las heridas de bala ocurrieron adem¨¢s por disparos realizados de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Aunque hay heridas ¨²nicas, como la de Colector Pineda, que recibi¨® un solo balazo en la c¨²pula del cr¨¢neo. La bala atraves¨® su cuerpo hasta el t¨®rax y le provoc¨® un taponamiento cardiaco, una compresi¨®n en el coraz¨®n ocasionada por la acumulaci¨®n de l¨ªquido en el saco que rodea al m¨²sculo.
Clinton Alex Bucha fue el otro de los cinco que tambi¨¦n recibi¨® un balazo en la cabeza, en este caso en la regi¨®n occipital, encima de la nuca. Bucha recibi¨® tres balazos m¨¢s: uno en el hombro derecho, que sali¨® por la axila, con trayectoria de arriba a abajo; otro en la lumbar, que sali¨® por la cadera derecha, con trayectoria de atr¨¢s adelante e izquierda a derecha. Y uno m¨¢s en el pie derecho, que entr¨® por el empeine y sali¨® por el lateral, con trayectoria de izquierda a derecha y arriba a abajo.
Los cuerpos de algunos de ellos muestran heridas de bala aparentemente disparadas desde distintos lugares. Es el caso de Jos¨¦ Isabel Rivera, el m¨¢s joven de todos, que contaba 23 a?os y era de Veracruz. Rivera recibi¨® dos balazos, los dos bajo el pecho derecho, pero con trayectorias distintas. La primera bala sali¨® por la cervical y la segunda por la cadera. Rivera y otro de los cinco, el mayor, Edgar Chavarr¨ªa, de 37 a?os y oriundo de Nuevo Laredo, dieron positivo al estudio de rodizonato de sodio, que refleja la presencia de plomo y bario en la piel, esto es, si han estado cerca de armas de fuego al momento de disparar. El hallazgo puede implicar que ellos disparasen armas o que se disparasen armas cerca suyo.
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