Menos doctora y m¨¢s Claudia: la aspirante morenista exhibe una imagen cercana para ganar terreno pol¨ªtico
Una tarde de campa?a con Sheinbaum, que se da un ba?o de multitudes en Ecatepec bajo una lluvia inclemente
El parabrisas del coche se defiende contra la lluvia, pero el veh¨ªculo sigue atascado en el tr¨¢fico inm¨®vil. La candidata est¨¢ inquieta, pregunta al chofer cu¨¢nto falta, si falta mucho, a cu¨¢ntas cuadras est¨¢ su destino, cu¨¢ntos minutos quedan. La respuesta siempre es la misma. Se acab¨®, agarra el chubasquero, salta del carro y se pone a caminar por la banqueta. No bien ha dado los primeros pasos, suenan los piropos pol¨ªticos por la calle de Ecatepec: ¡°?Te amamos! ?Eres la mejor!¡±. Los transe¨²ntes perciben pronto la figura de esta mujer menuda y discreta que quiere ser presidenta de M¨¦xico, va...
El parabrisas del coche se defiende contra la lluvia, pero el veh¨ªculo sigue atascado en el tr¨¢fico inm¨®vil. La candidata est¨¢ inquieta, pregunta al chofer cu¨¢nto falta, si falta mucho, a cu¨¢ntas cuadras est¨¢ su destino, cu¨¢ntos minutos quedan. La respuesta siempre es la misma. Se acab¨®, agarra el chubasquero, salta del carro y se pone a caminar por la banqueta. No bien ha dado los primeros pasos, suenan los piropos pol¨ªticos por la calle de Ecatepec: ¡°?Te amamos! ?Eres la mejor!¡±. Los transe¨²ntes perciben pronto la figura de esta mujer menuda y discreta que quiere ser presidenta de M¨¦xico, varias personas la saludan, las adolescentes de la boutique r¨ªen vergonzosas a su paso. ¡°?Es ella, es Claudia Sheinbaum!¡±. La escasa comitiva de la que hace unas semanas era alcaldesa de la capital va engordando hasta convertirse en un tumulto que atropella, la gente corre tras su paso, se empujan y tropiezan mientras sacan el celular. En un kil¨®metro habr¨¢n disparado decenas de selfies. Una se?ora logra situarse a su lado, pero los nervios no le dejan entenderse con el m¨®vil. Sheinbaum agarra el tel¨¦fono y toma la foto ella misma mientras la mujer se cuelga de su brazo. El pasillo entre vallas que la conduce hasta el micr¨®fono del mitin es un t¨²nel de manos, regalos y pancartas que le retrasan unos minutos m¨¢s, a ella que le gusta ser puntual. Pero a nadie le amarga un ba?o de fervorosa multitud.
La lluvia ha decidido que tampoco quiere perderse el espect¨¢culo de los danzantes emplumados que la esperan en el escenario para envolverla en incienso y efectuarle una limpia de energ¨ªas. Sheinbaum congela la sonrisa y baja los brazos como una alumna t¨ªmida sometida a excesivo protagonismo. Cuando le entregan el bast¨®n de mando prehisp¨¢nico encuentra un quehacer para sus manos. Suenan las matracas y las campanillas, el mitin de campa?a va a comenzar.
¡°No es una campa?a¡±, corrige minutos antes cuando se le pregunta qu¨¦ tal van estos d¨ªas de encuentro con los seguidores por todo el pa¨ªs. Disciplinada, la candidata (tampoco es una ¡°candidata¡±) no quiere abandonar el guion que le resguarda de posibles sanciones por parte del Instituto Nacional Electoral por andar de ruta antes de tiempo convenciendo a los mexicanos para que la encuesta que ha previsto su partido, Morena, le sea favorable respecto a sus cinco compa?eros que tambi¨¦n se postulan. De su boca no sale una palabra altisonante para ellos, tampoco muchas para los ¡°del otro lado¡±, los de la oposici¨®n. De su boca, en realidad, sale poca cosa, es parca en palabras, pero estos d¨ªas tiene que exprimir su lado pol¨ªtico, el que ha ¡°ido adquiriendo con el tiempo¡±, desde que dej¨® la universidad, que todav¨ªa echa de menos de tarde en tarde, ¡°dar clases, la intimidad de la investigaci¨®n¡±. El perfil academicista no es buen compa?ero para hacer vibrar al pueblo. ¡°Me dicen que soy seria, que no sonr¨ªo. Es que yo crec¨ª en la pol¨ªtica, pero no con el mundo pol¨ªtico que en aquella ¨¦poca era el PRI; pero s¨ª me gustan estas asambleas, me llenan, y escuchar a la gente en corto tambi¨¦n lo gozo¡±, dir¨¢ en el coche, que avanza a vuelta de rueda por la ciudad m¨¢s populosa del Estado de M¨¦xico. Ahora, sus estrategas persiguen para la candidata una imagen m¨¢s personal, cercana al gran p¨²blico, donde se adivine el ser humano que hay bajo la piel de todo pol¨ªtico. En redes sociales ensayan ya peque?as piezas en las que se ve a una joven estudiante de la UNAM con el pelo corto y rizado, muy ochentera.
Se trata de limar la imagen profesoral de la que no se desprende del todo, como en su d¨ªa hizo Margaret Thatcher, que aprendi¨® a suavizar su acento ingl¨¦s de clase alta. Cambiar a la ¡°doctora¡± por ¡°Claudia¡±, al menos para darse a conocer. En las estrategias de campa?a que dise?an cada semana se busca un tono ¡°m¨¢s personal¡±, reconoce. Su boda con Jes¨²s Mar¨ªa Tarriba Unger ayudar¨¢ con eso, sin duda. No hay nada que le guste m¨¢s al gran p¨²blico que un buen casamiento, pero ser¨¢ discreto: ¡°Hemos estado meses tratando de reunir en M¨¦xico a la familia, pero no hay manera, as¨ª que, en cuanto pase esto, nos vamos al registro civil y ya¡±, afirma. Los hijos de la pareja, de distintos matrimonios, no logran conciliar las agendas. ¡°No hay forma¡±, se r¨ªe.
Sheinbaum es una aspirante herm¨¦tica en tiempos de espect¨¢culo pol¨ªtico. El desparpajo de algunos colegas para mostrar su vida privada (recuerden por ejemplo la campa?a en redes de Samuel Garc¨ªa y su esposa, Mariana Rodr¨ªguez) no se compadece con su car¨¢cter. Aunque se cri¨® en una familia donde se desayunaba, se com¨ªa y se cenaba hablando de pol¨ªtica, su estilo ante el p¨²blico es otro y tampoco es desde?able para presentarse como presidenciable. La joven Claudia particip¨® en m¨ªtines, en la lucha universitaria y al lado de un partido que arras¨® en las ¨²ltimas presidenciales y que todo indica que volver¨¢ a alcanzar la mayor¨ªa. Y ella es la mejor posicionada en las encuestas. Si unos y otros sondeos aciertan, M¨¦xico tendr¨¢ por primera vez una presidenta. ¡°Claro, nadie es L¨®pez Obrador¡±, dir¨¢ varias veces, como quien est¨¢ harto de responder siempre lo mismo, de tener que medirse a un animal pol¨ªtico, a un carisma tallado en piedra, a un l¨ªder de masas. Estos d¨ªas se est¨¢ forjando en la conquista de la calle a golpe de kil¨®metros. Ya ha dado la vuelta al pa¨ªs y ahora planea reforzar con nuevos viajes las plazas m¨¢s d¨¦biles, quiz¨¢ las capitales del norte sean sus siguientes destinos. ¡°Estoy aprendiendo mucho. Yo ya conoc¨ªa el pa¨ªs, claro, porque mis padres nos llevaban por todas partes, y no solo destinos tur¨ªsticos, creo que he visto todos los yacimientos arqueol¨®gicos¡±. Los tiempos del Renault 12 ¡°chiquito, de color azul, y despu¨¦s el rambler gris¡± de la familia le despiertan una buena sonrisa.
La aspirante, de 61 a?os, tiene un legado que mostrar como jefa de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, su ciudad natal. De hecho, es el ¨²nico detalle inc¨®modo que se le escapa en el trayecto hasta Ecatepec, cuando ve el comercio ambulante adue?¨¢ndose de las banquetas, algo en lo que ella hizo mucho hincapi¨¦ en su mandato: ¡°Me he ido [de la alcald¨ªa] y mira como est¨¢ esto ya¡¡°, dice, como si le acabaran de pisar el suelo reci¨¦n fregado. ¡±Es que yo llamaba cada ma?ana¡¡± a?ade bajito despu¨¦s, como queriendo arreglar un desliz que afecta a su sustituto al mando de la capital. Los tropiezos en pol¨ªtica se pagan. Todav¨ªa menciona un video viralizado en el que se enfada con un entrevistador en Tabasco y le acusa de un interrogatorio violento. No era tal, y el asunto ha dejado un inc¨®modo rastro durante unas jornadas, como solo pueden hacerlo las redes sociales. Lo sabe y se muestra prudente, la carrera va a ser larga, todav¨ªa quedan semanas de esta suerte de precampa?a que casi no la deja pisar por casa. Y que est¨¢ perdiendo tir¨®n medi¨¢tico, reconoce. Hay que buscar nuevos golpes de efecto.
Este mi¨¦rcoles, Claudia, como la llaman los seguidores (su apellido no es f¨¢cil para muchos) viste una camisa de color guinda con lazo anudado al cuello, m¨¢s formal que otras veces, cuando aparece con vistosos huipiles, como los que coleccionaba su madre. Se sienta erguida como una buena muchacha victoriana, tampoco tiene m¨¢s remedio en esta ocasi¨®n, dado que viaja en medio de dos personas en la parte trasera del coche; entre sus manos, un celular con la pantalla resquebrajada.
A Sheinbaum le preocupa la migraci¨®n y la econom¨ªa: ¡°Tantos no pueden sufrir tanto. La derecha no quiere Estado, solo mercado. Estuve en el norte visitando una maquila y no puede ser que solo dejen en M¨¦xico empleo. Estados Unidos no ha abandonado su idea de competitividad basada solo en mano de obra barata. China lo hizo en los primeros tiempos y luego ya no¡±, dice esta lectora del nobel de Econom¨ªa Paul Krugman. Y habla de educaci¨®n, otra de sus banderas. Siempre recuerda que en su mandato se han creado dos universidades y cree que hay que eliminar barreras entre etapas educativas para que los j¨®venes lleguen a la universidad y no sientan la frustraci¨®n de ver cerrados los caminos y abandonar los estudios.
Vuelve a inquietarse por el tr¨¢fico, colapsado por la lluvia y el mitin que la espera a unas pocas cuadras. ¡°El otro d¨ªa me sub¨ª en una motocicleta para poder llegar¡±, cuenta sin abandonar la mirada de los veh¨ªculos detenidos. El conductor trata de ganar terreno frente a un carro que se atraviesa. ¡°D¨¦jalo pasar, d¨¦jalo¡±, le recomienda Sheinbaum. Mientras, prepara un video en el que el expresidente Fox no tuvo su mejor momento: ¡°Los huevones no caben en el gobierno y tampoco en el pa¨ªs, ya se acab¨® que est¨¦n recibiendo programas sociales, a trabajar cabrones, como dice X¨®chitl¡±. La candidata lo lleva en el celular para exhibirlo en la asamblea: ¡°Quita eso ¨²ltimo¡±, le dice a su jefa de prensa. ¡°No quiero que se enfade X¨®chitl¡±, sonr¨ªe. Dir¨¢ de la aspirante panista que es de derechas, pero que ella no entrar¨¢ en la batalla personal, solo debatir¨¢ contra su proyecto.
Ya bajo la carpa que chorrea agua a mares, Sheinbaum agarra el micr¨®fono y vuelve a salir su lado acad¨¦mico (¡°claro, nadie es L¨®pez Obrador, verdad¡±). Trata de aplacar a quienes gritan, corean y hacen ruido, como en clase. Y pregunta al auditorio: ¡°A ver, ah¨ª al fondo: ?qu¨¦ es lo que ha hecho el presidente L¨®pez Obrador?¡±. Se gira hacia otro lado y vuelve a interrogar a la clase. ¡°A ver, ?cu¨¢les son los principios de este humanismo mexicano del que habla el presidente?¡±. Y la gente va recitando con ella los tres principios: ¡°Por el bien de todos, primero los pobres¡±, ¡°no puede haber gobierno rico con pueblos pobres¡±, ¡°el poder solo es virtud al servicio de los dem¨¢s¡±. Despu¨¦s, recurrir¨¢ a una de sus grandes bazas, la posibilidad de llevar una mujer al Gobierno por primera vez. ¡°Ahora las mujeres pueden ser astronautas, historiadoras, matem¨¢ticas, m¨¦dicas, alcaldesas, diputadas y¡¡±. El p¨²blico quiere corear con ganas ?presidenta, presidenta! Pero Sheinbaum vuelve a la disciplina y les deja con las ganas: ¡°Coordinadora nacional de defensa de la Cuarta Transformaci¨®n¡±, les corrige. Qu¨¦ chasco.
La asamblea se despide con la solemnidad del himno nacional y es ah¨ª donde la aspirante muestra su imagen m¨¢s presidencial, de perfil ganador frente a otros adversarios, la que le concede el cr¨¦dito para manejar las riendas de un pa¨ªs. Si las encuestas, primero, y las urnas, despu¨¦s, le son favorables.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs