The Flaming Lips, psicodelia a la mexicana
Wayne Coyne, vocalista de la veterana banda de Oklahoma, cuenta su fascinaci¨®n por la est¨¦tica, la pasi¨®n y calidez de la cultura mexicana antes de su presentaci¨®n en el festival Hipnosis de Ciudad de M¨¦xico
Para Wayne Coyne, el tiempo debe tener una elasticidad cada vez mayor, algo entre risa nerviosa y broma pesada. Pese a sus 62 a?os de edad y casi 40 al frente de The Flaming Lips ¡ªquiz¨¢s la banda m¨¢s emblem¨¢tica de rock de Oklahoma City y una de las agrupaciones de guitarras m¨¢s queridas de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas¡ª Wayne a¨²n parece tener la vitalidad adolescente a flor de piel, con un estilo siempre exc¨¦ntrico y energ¨¦tico, acorde con una actitud de vida envidiable.
Pese a haber trascendido momentos pr...
Para Wayne Coyne, el tiempo debe tener una elasticidad cada vez mayor, algo entre risa nerviosa y broma pesada. Pese a sus 62 a?os de edad y casi 40 al frente de The Flaming Lips ¡ªquiz¨¢s la banda m¨¢s emblem¨¢tica de rock de Oklahoma City y una de las agrupaciones de guitarras m¨¢s queridas de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas¡ª Wayne a¨²n parece tener la vitalidad adolescente a flor de piel, con un estilo siempre exc¨¦ntrico y energ¨¦tico, acorde con una actitud de vida envidiable.
Pese a haber trascendido momentos prolongados de precariedad financiera con su banda, que en sus inicios era m¨¢s bien una cofrad¨ªa lis¨¦rgica de amigos y familia (la cual es bien retratada en el documental The Fearless Freaks de 2005), la muerte de varios seres queridos y los altibajos de la fama de sus integrantes, la de Wayne parece ser una lecci¨®n de constancia, voluntad y de que nunca es tarde para nada. Como ¨¦l mismo cuenta a otro lado del tel¨¦fono: ¡°A medida que maduras, el dolor de ese tipo de p¨¦rdida se convierte en un gran poder optimista¡±.
Casado y padre primerizo a sus 57 a?os, en 2019, el cantante de The Flaming Lips parece encontrarse a¨²n lejos del retiro, asegurando que la casi treintena de discos, en donde han tenido cabida el garage, la psicodelia, el pop experimental y el ruido, no han sido suficientes ni para ellos ni para sus fans. ¡°No hay un punto final. ?Probablemente haremos al menos otros 20 discos m¨¢s antes de morir!¡±, asegura con determinaci¨®n.
Quien haya tenido la oportunidad de ver en vivo a la banda sabe que en algunos puntos, m¨¢s que una banda de rock, The Flaming Lips personifica toda una fiesta de confeti y colores, emotiva y colorida a tandas desproporcionadas, en donde el involucramiento del p¨²blico forma parte importante en el resultado de la ecuaci¨®n: burbujas gigantes de pl¨¢stico, botargas lis¨¦rgicas, surfers gelatinosos e incluso unicornios multicolor pueden ser elementos de una noche con Wayne y compa?¨ªa, quien adem¨¢s procura que cada presentaci¨®n quede plasmada en la memoria de su p¨²blico.
Esa relaci¨®n, pese a que a primeras de vista pareciera una suerte de rutina que se desgasta gira tras gira, de alguna manera s¨ª deja una huella significativa y edifica v¨ªnculos genuinos entre el p¨²blico y el autor de Yoshimi Battles the Pink Robots (2002), su disco m¨¢s alabado por las grandes audiencias y que este fin de semana ser¨¢ presentado en el Festival Hipnosis, como parte de su gira de aniversario.
Wayne Coyne afirma que el mexicano es uno de los p¨²blicos m¨¢s entra?ables y genuinos. Recuerda que la primera vez que pisaron el pa¨ªs, en 2008, fue tal la respuesta de la gente que los integrantes de la banda experimentaron de nueva cuenta esa ansiedad de presentarse en vivo de los primeros d¨ªas. ¡°Parec¨ªa que siempre est¨¢bamos nerviosos, pero todos en M¨¦xico son muy amables y gentiles. Son como una gran familia amorosa. El p¨²blico mexicano se emociona de forma m¨¢s libre en los conciertos, no est¨¢n tratando de ser ¡®roqueros, reservados o cool¡¯. Si algo les conmueve, se rinden y dicen ?S¨ª!¡±.
El cantante de The Flaming Lips reflexiona que pese a que esa historia de amor entre la audiencia mexicana y la banda naci¨® en los festivales locales, a golpe de rock en vivo, la calidez, humor y cultura del pa¨ªs ha estado presente desde edad temprana: ¡°Incluso hasta el d¨ªa de hoy vivo en un barrio hispano en la ciudad de Oklahoma, donde tambi¨¦n crec¨ª. Mis vecinos y yo somos amigos, aunque no hablamos el mismo idioma. Fui a la escuela con adolescentes nativos americanos e hispanos; est¨¢ tan arraigado en m¨ª, que ya no lo reconozco¡±, asegura Coyne.
Pese a que el disco que los trae de vuelta a M¨¦xico es quiz¨¢s su trabajo m¨¢s pop y digerible, si hay una constante que The Flaming Lips nunca ha dejado del lado, esa es la psicodelia, la lisergia y el imaginario de pinturas coloridas, trazando escenarios de tintes surreales, as¨ª como mundos y traves¨ªas alternas completamente explosivas, algo que tambi¨¦n est¨¢ presente en la cultura mexicana.
Wayne est¨¢ de acuerdo y recuerda este puente con cari?o como parte de sus d¨ªas felices de infancia. ¡°Creo que ten¨ªa ocho o nueve a?os de edad cuando se celebraron los Juegos Ol¨ªmpicos en M¨¦xico, en 1968. Tener ocho a?os y no saber la diferencia entre cultura, arte, deportes o la est¨¦tica psicod¨¦lica mexicana o estadounidense fue genial, verlo todo por televisi¨®n fue incre¨ªble. Me encantaron los logotipos y las im¨¢genes. Definitivamente hay alguna conexi¨®n ah¨ª. Adem¨¢s, tener hermanos mayores que consum¨ªan muchas drogas y escuchaban toda esta m¨²sica incre¨ªble en esa ¨¦poca hac¨ªa que la vida fuera mejor de lo que le¨ªas y ve¨ªas en la televisi¨®n¡±.
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