?Qu¨¦ pasa cuando las comunidades y no las empresas manejan los bosques de un pa¨ªs?
M¨¦xico entreg¨®, a finales de los 80, el aprovechamiento forestal en su mayor¨ªa a comunidades y ejidos. Ixtl¨¢n de Ju¨¢rez, en Oaxaca, es ejemplo de los beneficios del modelo: protecci¨®n del bosque, madera sustentable y menos migraci¨®n
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?Y si la madera de los bosques no fuera explotada por empresas privadas que no conocen los territorios ni a su gente, sino que fuera manejada y aprovechada por la comunidad a la que pertenece ese bosque? ?Qu¨¦ pasar¨ªa con esa comunidad? ?Qu¨¦ le pasar¨ªa al bosque? En M¨¦xico, en las entra?as de la Sierra Norte del Estado de Oaxaca se encuentra la peque?a comunidad de Ixtl¨¢n de Ju¨¢rez, de algo m¨¢s de 9.000 habitantes, que lleva casi cuatro d¨¦cadas haci¨¦ndose cargo de sus recursos forestales.
Con sus ejercicios de proteger comunalmente los bosques de pino y encino, su agua, su diversidad y a la vez hacer un uso responsable de su madera, han conseguido la certificaci¨®n Forest Stewardship Council, una de las m¨¢s exigentes a nivel global. Para ello, han pasado por auditorias, monitoreos y evaluaciones en tres principios: beneficios ambientales, sociales y econ¨®micos que ha avalado a esta comunidad mexicana como una productora de madera sustentable.
¡°Esto se sabe poco, pero en M¨¦xico el manejo forestal, la extracci¨®n y producci¨®n de maderas se soporta principalmente en comunidades y ejidos (propiedad social). Eso es muy excepcional porque en el mundo la mayor parte de la extracci¨®n maderera la hacen empresas privadas o paraestatales. M¨¦xico ha hecho posible, por las caracter¨ªsticas de la tenencia de la tierra, que los ejidos tengan m¨¢s de la mitad de los bosques del pa¨ªs y tengan los permisos para producir el 80% de la madera¡±, explica Salvador Anta, del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, quien reconoce las ventajas inesperadas que ha tenido que las comunidades sean las due?as de estas tierras. ¡°De las 8 millones de hect¨¢reas de bosque que se conocen en M¨¦xico, unos 6 millones son de comunidades y ejidos y, de esas, el 25% est¨¢n certificadas por diferentes estamentos por sus pr¨¢cticas sustentables¡±.
Las legislaciones que aparecieron en M¨¦xico en 1986 y que otorgaron este derecho de uso comunal de los bosques no aparecieron en el vac¨ªo. En las d¨¦cadas de los 50, 60 y 70 hubo muy poca vigilancia de los temas ambientales sobre las empresas que explotaban los bosques mexicanos que consegu¨ªan licencias hasta de 25 a?os para explotar vastos terrenos de 200.000 ¨® 300.000 hect¨¢reas. ¡°La industria solo buscaba los mejores ¨¢rboles para sus maderas y dejaban para el bosque los ¨¢rboles m¨¢s d¨¦biles. Sus explotaciones dejaron bosques con muy mala calidad, se extra¨ªa toda la crema y se dejaba solo leche en el bosque y eso tuvo fuertes impactos ambientales. Al final ese no era su bosque, ni su tierra, no estaban pensando en el futuro¡±, a?ade el experto en sostenibilidad.
Despu¨¦s de varias movilizaciones en el Estado de Oaxaca, se logr¨® que las concesiones no continuaran, una vez que sus afectaciones no solo eran del orden de lo ambiental: las comunidades, no solo las de Oaxaca, tambi¨¦n las de Michoac¨¢n y Durango que quedaban dentro de las concesiones no eran consultadas para la toma de decisiones, los beneficios econ¨®micos que recib¨ªan eran pocos, y eran ellas las que ten¨ªan que lidiar con los desastres a futuro. ¡°Despu¨¦s de esas movilizaciones, vino la apropiaci¨®n de las comunidades de los bosques del pa¨ªs y empezamos a implementar programas de manejo para revisar en d¨®nde se iba acortar, cu¨¢ndo, c¨®mo, si se ten¨ªa que reforestar, si se estaba deteriorando el suelo, si la cadena productiva le estaba funcionando a la comunidad¡±, explica Artemio Aquino Vargas, comisario ejidal de bienes comunales de Ixtl¨¢n de Ju¨¢rez. ¡°Si el estado nos daba permiso de explotar, por ejemplo, 10.000 hect¨¢reas, nosotros explot¨¢bamos solo 8.000, quer¨ªamos cuidar nuestro bosque¡±.
Como la venta de la madera que sal¨ªa del bosque empez¨® a traerle beneficios econ¨®micos a esta poblaci¨®n, aprobaron que el 33% de esas ganancias tuvieran que ser reinvertidas en el bosque y en su conservaci¨®n, para que su actividad no dependiera de los presupuestos escasos de turno que destinaba el Gobierno. Ahora la comunidad es due?a de ocho empresas comunales que est¨¢n involucradas en toda la cadena productiva forestal.
¡°La comunidad se ha ido formando para tener expertos en todo el plan forestal que ejecutamos con empresas que son de la comunidad y que van desde el corte y la extracci¨®n de la madera, hasta la producci¨®n de muebles y el ecoturismo. Lo mejor es que, no solo hemos reducido los incendios, prevenido las plagas y la tala ilegal, es que hemos conseguido que la gente se quede en Ixtl¨¢n, reduciendo los m¨¢rgenes de migraci¨®n a Estados Unidos de nuestros j¨®venes, que ahora saben que hay un trabajo y un futuro posible¡±, a?ade Aquino.
?Si es posible la madera sustentable?
A pesar del escepticismo que puede gravitar sobre la idea de que los bosques en lugar de dejarse quietos se usen para extraer manera, la comunidad de Ixtl¨¢n ha conseguido que sus pr¨¢cticas sean avaladas por la Secretar¨ªa de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y por exigentes certificaciones internacionales. As¨ª explica el experto Salvador Anta el plan forestal que han usado en esta comunidad: ¡°Se les autoriza un plan de manejo de 10.000 hect¨¢reas, por ejemplo; se extrae entonces en promedio unas 1.000 hect¨¢reas por cada a?o, y cuando terminan los 10 a?os y se regresa al sitio en donde se inici¨® la tala, el bosque ya ha empezado a renovarse porque no se extrae todo y adem¨¢s hay crecimiento del bosque que se dej¨® por 10 a?os¡±.
Y, seg¨²n explica Artemio Aquino, en su comunidad no reforestan todo el a?o. ¡°Como son cantidades inmensas de tierra y est¨¢n alejadas de las comunidades, no se puede ir y regar. Primero vemos si ocurre reforestaci¨®n natural, si no, entonces las plantas para reforestar las empezamos a producir en los viveros entre enero y febrero, para que en mayo tengamos una pl¨¢ntula con una altura m¨ªnima de 25 cent¨ªmetros y que sea suficientemente fuerte para ir al bosque y que en junio se riegue naturalmente con las lluvias y tenga m¨¢s chance de crecer. Reforestar un bosque no es algo que se haga de un d¨ªa para otro como creen los pol¨ªticos que se toman la foto, es algo que puede tomar d¨¦cadas¡±, advierte.
El cuidado velado y detallado que hacen las comunidades de sus bosques no solo le da una autonom¨ªa econ¨®mica, hace que sean protectoras de vastos terrenos que de otro modo son dif¨ªciles de vigilar. De 2017 a 2023, seg¨²n datos que aporta el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, los incendios forestales al a?o afectaron a m¨¢s de medio mill¨®n de hect¨¢reas. 2023 fue el a?o con mayor superficie da?ada en M¨¦xico, con m¨¢s de un mill¨®n de hect¨¢reas. ¡°Con recursos cada vez m¨¢s insuficientes aportados por el Gobierno en los ¨²ltimos dos sexenios, la autonom¨ªa de la comunidad para el aprovechamiento forestal se revela como una de las mejores estrategias para conservar los bosques de M¨¦xico¡±, concluye Salvador Anta.