Los guardianes de huesos de M¨¦xico
El Centro Regional de Identificaci¨®n Humana, en Coahuila, permanece como una de las ¨²ltimas trincheras ante el rezago en la identificaci¨®n de miles de restos humanos despu¨¦s de que L¨®pez Obrador pusiera en marcha y dinamitase la iniciativa nacional para atender la crisis forense
Sobre una mesa de metal fr¨ªa, el m¨¦dico acomoda sin prisa y con delicadeza cirujana los huesos de un cuerpo humano sin identificar. Una antrop¨®loga, una odont¨®loga y un crimin¨®logo le ayudan a armarlo. Como si de un rompecabezas se tratara, colocan una a una las piezas meticulosamente ordenadas. Saben d¨®nde debe ir cada una. Con la certeza de quien estudi¨® durante a?os para estar all¨ª, distinguen con facilidad una v¨¦rtebra de otra, una falange de un metacarpiano, un trozo de hueso humano de uno animal. Vuelcan sobre la mesa toda su atenci¨®n, porque hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle les servir¨¢ para entender qui¨¦n era esa persona, cu¨¢l era su sexo, qu¨¦ edad ten¨ªa. Si tienen suerte y consiguen que aquellos huesos hablen un poco m¨¢s, podr¨¢n hacerse una idea de c¨®mo o por qu¨¦ muri¨®.
¡ªEsta fractura es muy caracter¨ªstica en personas que fueron atropelladas¡ª dice el m¨¦dico al tomar un f¨¦mur atravesado por una grieta.
Al menos una persona desaparece en M¨¦xico cada hora. Esa es la cifra registrada por la Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda. El c¨¢lculo total supera los 116.000 desaparecidos desde que se tiene registro, unos 53.000 solo en el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. La guerra contra el narco entre 2006 y 2012, la falta de una pol¨ªtica que contuviera la violencia en los siguientes sexenios, la crisis migratoria que cav¨® una fosa para muchos que intentaban llegar a Estados Unidos y tropezaron con los peligros de M¨¦xico, formaron un c¨®ctel que caus¨® estragos en un pa¨ªs que no estaba preparado t¨¦cnicamente para atender a sus muertos. El resultado fueron m¨¢s de 52.000 cuerpos, seg¨²n los datos de organizaciones civiles, resignados a esperar a que alguien les ponga un nombre, les devuelva la identidad.
Tr¨¢ileres abandonados con cad¨¢veres descomponi¨¦ndose en su interior, morgues rebasadas, fosas repletas de cuerpos sin nombre, son parte del escenario diario en algunos Estados mexicanos. La situaci¨®n llam¨® la atenci¨®n de los organismos internacionales, principalmente la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, que inst¨® al Gobierno a tomar cartas en el asunto. M¨¦xico admiti¨® su derrota y, en diciembre de 2019, puso en marcha el Mecanismo Extraordinario de Identificaci¨®n Forense, una iniciativa para atender el rezago. El proyecto abarcaba la creaci¨®n de un Centro Nacional de Identificaci¨®n Humana y un Banco Nacional de Datos Forenses. El primero abri¨® sus puertas en agosto de 2022 y las cerr¨®, sin contar casi logros, tras ser desmantelado en enero pasado. El segundo nunca consigui¨® funcionar del todo.
A m¨¢s de 800 kil¨®metros de la capital, en el norte del pa¨ªs, reside una alternativa a la fallida respuesta nacional. El Centro Regional de Identificaci¨®n Humana (CRIH), en Coahuila, se inaugur¨® en 2019 tras la incansable lucha de las familias de los desaparecidos. Ped¨ªan una respuesta contundente por parte del Estado, y consiguieron ser escuchados por tres gobernadores que pasaron por el cargo. Asediado por Los Zetas, Coahuila fue uno de los primeros Estados en ver c¨®mo se formaban colectivos de b¨²squeda, en entender cu¨¢n profundo enraizaba la violencia de una desaparici¨®n y en darles a las madres, los padres, los hermanos, un lugar. En cinco a?os que lleva activo el centro, un capacitado equipo multidisciplinario construy¨® una reputaci¨®n en medio de la desidia que asolaba al resto del pa¨ªs.
Buscar a gran escala
Yezka Garza, la coordinadora general del centro, detiene por un momento su agenda para explicar la importancia que tiene el CRIH. En M¨¦xico sol¨ªan identificarse restos humanos como en la mayor¨ªa de pa¨ªses: cada cad¨¢ver de manera individual. Pero a partir de la crisis forense, comenzaron a buscar otros m¨¦todos, que dieran respuesta a dos fen¨®menos paralelos que estaban en crecimiento, la escalada de las desapariciones y el aumento de cuerpos sin identificar. As¨ª dieron con el enfoque masivo, un proceso a gran escala para buscar simult¨¢neamente a muchas personas.
¡°Recuperamos cuerpos a gran escala, documentamos el mayor n¨²mero de familias que est¨¢n buscando, tomamos muestras a gran escala, analizamos para poder cruzar la informaci¨®n gen¨¦tica y que nos oriente a la posible coincidencia¡±, explica la licenciada, sentada en su oficina. Para rescatar a todos los cad¨¢veres no identificados de Coahuila, la iniciativa fue recuperar todos los cuerpos de fosas clandestinas y fosas comunes, all¨ª donde los restos acababan olvidados, y resguardarlos en un espacio designado hasta encontrar a la familia, algo que no muchas entidades hac¨ªan entonces, pero que est¨¢n comenzando a hacer ahora.
Garza hab¨ªa trabajado para el Gobierno de Coahuila anteriormente, pero cuando la llamaron para hacerse cargo del CRIH, estaba ya en Ciudad de M¨¦xico, en la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Acept¨® el encargo con convencimiento, hab¨ªa visto en las autoridades estatales intenciones serias de hacer algo novedoso. Los primeros pasos como instituci¨®n los dieron con la ayuda de la Fundaci¨®n de Antropolog¨ªa Forense de Guatemala, creada para dar respuestas al conflicto armado interno entre 1960 y 1996 que dej¨® m¨¢s de 200.000 v¨ªctimas de desaparici¨®n y homicidio. Tomaron talleres con la fundaci¨®n y recibieron ayuda en los primeros casos, cuando apenas arrancaban. Ahora son un equipo de 57 personas que capacita y apoya a iniciativas similares en otras entidades.
El hallazgo de los huesos
El recorrido que hace un resto humano desde una fosa hasta que encuentra a su familia es largo, engorroso, con infinitas dificultades que amenazan el reconocimiento. El primer paso es el campo, donde se buscan los huesos. Ese punto se hace normalmente de la mano de las familias buscadoras, que ya tienen localizados sitios geogr¨¢ficos usados en otra ¨¦poca como campos de exterminio por grupos criminales, como Los Zetas, conocidos por calcinar y destruir los cuerpos de sus v¨ªctimas. Hace m¨¢s de 10 a?os que las familias de esa entidad se han lanzado a los montes y los desiertos a rastrear fosas y, desde entonces, han podido encontrar decenas de miles de restos ¨®seos, algunos del tama?o de una mosca.
Es un mi¨¦rcoles de septiembre, por la ma?ana, el sol calienta la arena del ejido de Patrocinio, a 62 kil¨®metros de Torre¨®n, en la zona occidental de Coahuila. De ese terreno, unos 56.000 metros cuadrados, han sacado ya miles de huesos, pero la sospecha es que a¨²n hay m¨¢s. El CRIH se encuentra en su tercer d¨ªa de b¨²squeda consecutivo junto a los colectivos de la zona, encabezados por la madre buscadora Silvia Ortiz, de Grupo Vida. Han marcado en un mapa los sitios a excavar. Los puntos para la b¨²squeda salen de un primer recorrido, en el que hicieron un an¨¢lisis que llaman prospecci¨®n, una exploraci¨®n del subsuelo basada en las caracter¨ªsticas del terreno. Tambi¨¦n marcaron los puntos donde encontraron restos humanos en la superficie, sin esconder, a la vista de todos aquellos capaces de distinguir un hueso.
Un grupo de arque¨®logos, antrop¨®logos, forenses, ingenieros geof¨ªsicos y criminalistas excava sobre una mancha negra que acaba de encontrar en la arcilla. Los expertos comentan que puede tratarse de tierra que ha sido quemada con alg¨²n ¨¢cido o qu¨ªmico usado por los c¨¢rteles para deshacer los restos humanos. La mancha negra suele ser se?al de que hay una fosa. ¡°El patr¨®n general aqu¨ª es el olor a diesel o lo quemado¡±, dice la arque¨®loga Dolores D¨¢valos, coordinadora de ciencias forenses de CRIH. Esa tarde, el primer hallazgo fue una llave inglesa partida a la mitad. Ver aquel pedazo de metal aparecer por debajo de los pinceles que sacud¨ªan la tierra le dio al equipo mayor seguridad. El d¨ªa anterior hab¨ªan encontrado, a menos de un metro del punto que excavan, un cr¨¢neo y algunos huesos m¨¢s.
Los pinceles siguieron su recorrido aquella tarde y con el paso de las horas dejaron a la vista unas esposas, un peque?o hueso que correspond¨ªa a una mu?eca humana y dos costillas. El equipo de b¨²squeda saca todo cuidadosamente de la tierra, sin ejercer casi presi¨®n para no quebrar los sensibles restos. Lo embalan en bolsas color madera, lo etiquetan, lo sellan, y la encargada de hacer el registro firma un documento que da inicio a la cadena de custodia. Los restos viajar¨¢n en sus empaques hasta la capital del Estado y comenzar¨¢n all¨ª el proceso puertas adentro.
Qui¨¦n es y c¨®mo muri¨®
A las afueras de Saltillo, frente a una c¨¢rcel de hombres, se eleva un edificio modesto. La mitad est¨¢ pintada de blanco, la otra, de morado. Sobre la fachada del CRIH cuelgan los nombres de todos aquellos que pusieron recursos para que ese centro existiera. La Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda, la Comisi¨®n estatal, el Gobierno federal, el Ejecutivo de Coahuila. Junto al edificio central, un par de obreros trabaja bajo el sol en una ampliaci¨®n de la obra original. Ellos no lo saben a¨²n, pero construyen las salas que se usar¨¢n en el futuro para citar a las familias e informarles que su b¨²squeda ha terminado, que su familiar ha sido encontrado.
La antrop¨®loga Amy Gonz¨¢lez y el radi¨®logo Cristian Ramos est¨¢n en el interior del edificio, en la sala de rayos X, donde comienza lo que llaman el laboratorio de post mortem. Las luces blancas encandilan la habitaci¨®n, casi vac¨ªa, en medio est¨¢ el aparato que sirve para tomar im¨¢genes de todo lo que llega. ¡°Los cuerpos vienen en diferentes embalajes¡±, explica Gonz¨¢lez. Seg¨²n vengan de fosas comunes, de fosas clandestinas o de las fiscal¨ªas, pueden llegar en las cl¨¢sicas bolsas largas negras, en cajas de cart¨®n o en bolsas de papel madera. Los rayos X ayudan a entender con qu¨¦ se van a encontrar una vez abran la bolsa o destapen la caja. De esa m¨¢quina surgen los primeros datos del cuerpo, si sufri¨® lesiones antes o despu¨¦s de morir, si est¨¢ completo, si tuvo una autopsia previa. El radi¨®logo ense?a en una computadora una radiograf¨ªa de un cr¨¢neo, tiene un corte perfecto a la altura de la mollera. Ese tipo de marca implica que fue sometido a una necropsia, comenta.
Una vez extraen toda la informaci¨®n de aquella pantalla, el cuerpo entra en la sala de an¨¢lisis, donde ser¨¢ armado sobre la mesa de metal, boca arriba, con las manos abiertas hacia el techo. ¡°El sexo lo vemos a trav¨¦s de diferentes huesos, principalmente la pelvis¡±, comenta Gonz¨¢lez. Las mujeres tienen un canal de parto en esa zona, dice, y todos concuerdan en que ese dato es f¨¢cil de distinguir. Igual la estatura, que puede estimarse por el largo del f¨¦mur. La edad es m¨¢s compleja, suele determinarse en rangos amplios, porque hay una edad cronol¨®gica, la del tiempo reloj, y otra biol¨®gica, que puede estar afectada por las condiciones ambientales o el tipo de vida. Lo m¨¢s dif¨ªcil es entender cu¨¢nto lleva muerto, comentan, sobre todo si los restos ¨®seos sufrieron varios procesos en el camino. ¡°Las metodolog¨ªas actuales tienen limitantes¡±, dice Daniel Siliceo, uno de los m¨¦dicos del equipo.
En esa misma sala, donde el aire acondicionado se vuelve ensordecedor por momentos, los forenses cortan de cada cuerpo unos trocitos de hueso de un cent¨ªmetro por un cent¨ªmetro. All¨ª acaba el trabajo de post mortem y comienza el de gen¨¦tica. La clave de todo el proceso saldr¨¢ de esos cuadraditos de hueso. Cuatro salas contiguas con unas enormes m¨¢quinas hacen el trabajo guiadas por un equipo de analistas. Los trocitos son molidos no m¨¢s llegar al laboratorio. ¡°Lo que buscamos es tener un polvo de hueso¡±, dice Paola Zamarripa, la responsable de la base de datos gen¨¦ticos. A ese polvo intentar¨¢n quitarle el calcio del hueso y los dem¨¢s elementos, y quedarse ¨²nicamente con el ADN. El resultado es un peque?o bote de 50 mililitros de un l¨ªquido que contiene marcadores de un perfil gen¨¦tico. Esos marcados, que son representados por n¨²meros, son registrados en una computadora.
El laboratorio de gen¨¦tica extrae adem¨¢s perfiles gen¨¦ticos de unas tarjetas conocidas como FTA, un peque?o sobre de papel que resguarda unas pocas gotas de sangre. Las muestras son tomadas a todos aquellos que busquen a un desaparecido y est¨¦n dispuestos a que su informaci¨®n entre en una base de datos. La tarea de convencer y recolectar la hace el equipo de Documentaci¨®n de personas desaparecidas, el ¨¢rea del CRIH encargada de mantener el contacto con las familias. En sus oficinas acumulan expedientes de cada desaparecido reportado, con la mayor cantidad de detalles personales que sus familiares recuerden y puedan ser ¨²tiles en el reconocimiento. Tatuajes, ropa que llevaba, tratamientos dentales o golpes, todo dato cuenta a la hora de identificar.
Gen¨¦tica extrae el ADN de las gotas plasmadas en la tarjeta FTA y cruza la informaci¨®n de unos y otros en un software de identificaci¨®n forense dise?ado a partir de la tragedia del 11 de septiembre, en Estados Unidos. ¡°Lo que hace es incluir todos los perfiles gen¨¦ticos de los restos ¨®seos y compararlos con los familiares¡±, dice Zamarripa. ¡°Una vez tenemos coincidencias, las reportamos al ¨¢rea de confirmaci¨®n de identificaciones¡±.
Confirmaci¨®n es la ¨²ltima etapa del CRIH. All¨ª, una analista se encarga de juntar todos los datos que pueda sobre esa persona, no solo la comparaci¨®n hecha por el ¨¢rea de gen¨¦tica. Entran en juego todos los actores que formaron parte del proceso, todos los detalles que lograron conseguir de la desaparici¨®n. ¡°El objetivo es avalar o refutar una identificaci¨®n a partir de toda la informaci¨®n¡±, dice Erika Garc¨ªa, encargada del ¨¢rea. Con el expediente completo en la mano, convocan a una junta con todas las ¨¢reas, y no es hasta que est¨¢n todos de acuerdo que se dictamina la identificaci¨®n. ¡°Es algo fuerte, una satisfacci¨®n, porque acabas con la incertidumbre que trae la familia arrastrando¡±.
Mar¨ªa del Carmen Mac¨ªas es la persona que resguarda los restos humanos que a¨²n no logran ser identificados. Morena, de cabello rizado y dicci¨®n acelerada, se pasea por una sala que parece un laberinto. Cajas amontonadas unas sobre otras van del piso al techo. Cada una contiene una persona hallada. Lejos de lo que pasa en la mayor¨ªa de Fiscal¨ªas y Servicios M¨¦dicos Forenses, donde descartan en fosas comunes los huesos que no pueden identificar, el CRIH preserva hasta el ¨²ltimo fragmento, para que cuando el perfil gen¨¦tico coincida con alg¨²n familiar, pueda ser devuelto a los suyos. ¡°Estos procesos se cuidan mucho, porque se trata no solo de que se recupere, sino que sea una recuperaci¨®n digna¡±, asegura la mujer.
Reconocimiento de propios y ajenos
El CRIH ha logrado subsistir incluso cuando la iniciativa nacional se derrumb¨® a principios de este a?o. Actualmente, lo hacen en un 80% con el presupuesto otorgado por el Gobierno estatal, asegura Garza. El resto del dinero lo obtienen del Ejecutivo federal y la cooperaci¨®n internacional, que les ayuda adem¨¢s a comprar mejores m¨¢quinas y tecnolog¨ªas m¨¢s novedosas. La inversi¨®n inicial fue, sin embargo, el gasto m¨¢s grande. De los 149 millones invertidos para la construcci¨®n y el equipamiento, unos 90 vinieron del Gobierno de L¨®pez Obrador. Con todos estos aportes, el CRIH se volvi¨® un jugador importante para la crisis forense en el norte del pa¨ªs. Incluso en la identificaci¨®n de migrantes fallecidos en su camino rumbo a Estados Unidos, que se perdieron en el desierto o murieron intentado cruzar el r¨ªo Bravo.
El centro ha identificado en estos cinco a?os 121 personas, 11 de ellas extranjeras. Garza asegura que, a medida que la base de datos gen¨¦ticos crece, las coincidencias se dan m¨¢s seguido. Ya tienen miles de restos analizados y resguardados en Saltillo, a la espera de una coincidencia gen¨¦tica. ¡°La identificaci¨®n es solo un eslab¨®n en toda la cadena de restituci¨®n de derechos¡±, comenta la licenciada. Para lo que viene despu¨¦s, est¨¢n las otras instituciones, como la Fiscal¨ªa o la Comisi¨®n Ejecutiva de Atenci¨®n a V¨ªctimas. Cada quien con una misi¨®n que se supone debe completar la cadena, como dar justicia o subsanar el da?o. Pero todas como eslabones da?ados de una cadena que no acaba de cerrar.
¡ª?Qu¨¦ desaf¨ªos tiene M¨¦xico frente a la crisis forense?
¡ªReconocerla. Ese es el primer paso. Y reconocer la gran cantidad de personas desaparecidas. Ya despu¨¦s, desde todas las trincheras, se puede llegar a tener instituciones como esta.