Las madres de los desaparecidos en M¨¦xico: ¡°Si el diablo me dice d¨®nde est¨¢ mi tesoro, me voy con ¨¦l¡±
Ambulante estrena el documental ¡®Te nombr¨¦ en el silencio¡¯, que retrata la interminable b¨²squeda de un grupo de mujeres que excava por los restos de sus familiares desaparecidos en Sinaloa
Hace a?os que en casa de Mirna Medina los pl¨¢tanos se pudren sin que nadie se los coma. ¡°La casa est¨¢ sola siempre¡±, dice mientras recoge un racimo y lo tira. Su hijo, Roberto Corrales, desapareci¨® el 14 de julio de 2014. Ten¨ªa 21 a?os y fue levantando mientras vend¨ªa ced¨¦s frente a una gasolinera en El Fuerte, al norte de Sinaloa. Ella sola se encarg¨® de buscarlo, y encontr¨® a otras mujeres que compart¨ªan su camino. Mirna dio con Roberto tres a?os despu¨¦s. De los 93 cuerpos que el grupo hab¨ªa logrado rastrear en esos a?os, el suyo fue el ¨²nico que hallaron incompleto. ¡°Me lo llev¨¦ en una de esas bolsas en las que te dan el pan¡±, cuenta sin quebrarse frente a la mesa de su casa, dominada por un frutero lleno.
Mirna Medina es la fundadora de Las Rastreadoras de El Fuerte, un grupo de mujeres que desde hace siete a?os pone el cuerpo en un trabajo en el que tienen en contra incluso al Estado mexicano: salir todas las semanas a buscar a sus desaparecidos. ¡°A ra¨ªz de que yo fui a las autoridades y me dijeron que ellos no buscaban, decid¨ª salir a la calle. Le hice la promesa a Roberto de que yo lo iba a buscar hasta encontrarlo¡±, dice Medina. Le est¨¢ hablando a la c¨¢mara de Jos¨¦ Mar¨ªa Espinosa de los Monteros (Culiac¨¢n, 32 a?os) que durante tres meses de 2016 sigui¨® a Las Rastreadoras en su b¨²squeda diaria. El resultado, Te nombr¨¦ en el silencio, es un retrato tan luminoso como dif¨ªcil de ver, en el que rebosa la vitalidad de estas mujeres que echan la pala en el ba¨²l de sus carros para andar entre los muertos.
¡°No nos enfocamos solo en la p¨¦rdida. Hay oscuridad, pero creo que tambi¨¦n hay mucha luz¡±, sostiene Espinosa de los Monteros. Las Rastreadoras tienen en com¨²n la peor de las tragedias, pero tambi¨¦n las unen recuerdos comunes, la vida previa de viajes en cami¨®n a la costa durante el verano, los huevos duros en loncheras preparadas por sus propias madres. En hora y media de pel¨ªcula, Mirna Medina cuenta que se despide del altar que arm¨® para su hijo y de su gata por si no regresa, atiende llamadas an¨®nimas con pistas, dirige reuniones agitadas, donde abunda el llanto, pero tambi¨¦n llenas de cantos, risas y vida. ¡°A pesar de la p¨¦rdida hay un anhelo de vivir, esa resiliencia para aguantar lo que tienen que aguantar, el amor entre ellas, el grupo que se form¨® que hoy es una familia¡±, dice el realizador, que presenta el proyecto tras cinco a?os de producci¨®n. El documental est¨¢ disponible desde este domingo y hasta el 31 de agosto de forma gratuita en la plataforma de Cin¨¦polis KLIC, en un ciclo promovido por la organizaci¨®n sin fines de lucro Ambulante para visibilizar historias sobre personas que buscan respuestas a las desapariciones forzadas.
En M¨¦xico hay un registro oficial de 90.000 personas con paradero desconocido, una cifra que se dispar¨® desde que en 2006 el Gobierno de Felipe Calder¨®n puso en primera l¨ªnea a las Fuerzas Armadas en la lucha contra la violencia del narcotr¨¢fico. Las Rastreadoras son pioneras entre cientos de familiares que, ante la inercia de las autoridades, act¨²an por cuenta propia. Los grupos como el suyo han brotado en M¨¦xico: en Nayarit, Sonora, Michoac¨¢n, Coahuila u Oaxaca.
En el documental, Medina cuenta que en diciembre de 2014, cuando apenas comenzaba, fue detenida e interrogada por las autoridades. Su grupo hab¨ªa encontrado una fosa con cinco cad¨¢veres. ¡°El hecho de que hubiera estas mujeres escarbando la tierra no era bueno para ellos¡±, afirma. Hoy, Las Rastreadoras trabajan junto a la Fiscal¨ªa y la Procuradur¨ªa, que les facilitan cierta preparaci¨®n en arqueolog¨ªa forense, pero la captaci¨®n sigue siendo cuesta arriba. Espinosa de los Monteros recuerda un momento de la filmaci¨®n en el que el grupo vuelve a una fosa de la que hab¨ªan dado aviso y descubren que los peritos no hab¨ªan ido a levantar los restos. ¡°De alguna manera se crea un sinsentido, ?no?¡±, se pregunta. ¡°?Para qu¨¦ est¨¢n aqu¨ª entonces? Tanto los gobiernos pasados como este, parecen que les pasa de noche todo¡±.
El director, que antes de retornar a su Sinaloa natal para lanzarse de lleno en el documental trabaj¨® en dos cortos de ficci¨®n, tom¨® este trabajo como un deber civil. El encuentro con la violencia de su Estado le lleg¨® muy temprano, afirma, cuando entre cifras an¨®nimas y notas rojas es tan f¨¢cil caer en la indiferencia. ¡°Tal vez es un clich¨¦, pero como ciudadano, es un deber tratar de poner tu granito de arena para concientizar. Siento que llegas a un momento en que debes preguntarte: ?y qu¨¦ chingados puedo hacer yo?¡±
Uno de los momentos m¨¢s crudos de la pel¨ªcula no es un hallazgo ni un relato, sino una admisi¨®n de la propia Mirna, que afirma que ¡°si el diablo le da una pista, se agarrar¨¢ de su cola y se ir¨¢ con ¨¦l¡±. El trabajo a la sombra del Gobierno, dependiente de chivatazos y llamadas an¨®nimas, no es ¨¢spero solo por la indiferencia, sino por la desesperaci¨®n que lleva a tratar incluso con los perpetradores de los cr¨ªmenes sobre los que buscan respuestas.
¡°Hay un descubrimiento en esa ¨¢rea gris. Es doloroso ver a los extremos que tienen que llegar por la ausencia del Estado¡±, afirma el director. El documental fue una b¨²squeda del equilibrio ¡°entre la luz y la oscuridad¡± que logr¨® tras un proceso de posproducci¨®n que tom¨® casi cinco a?os por retrasos con el presupuesto. La espera vali¨® la pena. Sin pretenciones est¨¦ticas ni maquillaje, con la c¨¢mara al ras de la tierra, Espinosa de los Monteros consigue un retrato abundante de cari?o y respeto que dice tanto en sus im¨¢genes como cuando una transici¨®n despeja la pantalla.
La historia de Las Rastreadoras del Fuerte, bautizadas as¨ª por el periodista Javier Valdez, asesinado en 2017, es el retrato de la crisis forense de M¨¦xico. Pero en las ganas de vivir de estas mujeres hay un pulso que excede la desgracia, una lecci¨®n que el director resume como un aprendizaje para toda la vida: ¡°Me ense?aron a aprender a ver el amor que existe en la gente que te rodea. Me llevo esas ganas de reclamar mi vida como ellas reclamaron las suyas para buscar a los suyos¡±.
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