?Regreso al ogro filantr¨®pico?
Desde el Senado, el sonorense Manlio Fabio Beltrones lamenta una vuelta al pasado puramente priista
Las vueltas que da la vida. El lugar com¨²n se vuelve obligado. Ha sido Manlio Fabio Beltrones, el m¨¢s cl¨¢sico de los priistas hoy en activo, quien intenta ponerle el cascabel al gato de la regresi¨®n. Desde el Senado, el sonorense lamenta una vuelta al pasado puramente priista.
Amo de los acuerdos detr¨¢s de bastidores, en esta ocasi¨®n Beltrones tom¨® el micr¨®fono de la tribuna para, esgrimiendo el concepto can¨®nico que acu?ara ...
Las vueltas que da la vida. El lugar com¨²n se vuelve obligado. Ha sido Manlio Fabio Beltrones, el m¨¢s cl¨¢sico de los priistas hoy en activo, quien intenta ponerle el cascabel al gato de la regresi¨®n. Desde el Senado, el sonorense lamenta una vuelta al pasado puramente priista.
Amo de los acuerdos detr¨¢s de bastidores, en esta ocasi¨®n Beltrones tom¨® el micr¨®fono de la tribuna para, esgrimiendo el concepto can¨®nico que acu?ara Octavio Paz para el r¨¦gimen que dur¨® siete d¨¦cadas, condenar la desaparici¨®n de contrapesos al gobierno central.
¡°Es regresar al antiguo dise?o de un Estado plural peque?o y un gobierno obeso y ¨²nico. Estamos reviviendo al ogro filantr¨®pico que tanto le cost¨® al pa¨ªs erradicar¡±, dijo Beltrones en su rara intervenci¨®n, que el jueves circul¨® ampliamente.
Decir que Morena es el nuevo PRI es tan trillado como insustancial. Por eso la provocaci¨®n de Beltrones resulta osada. Un dinosaurio, un alumno de ¡°don¡± Fernando Guti¨¦rrez Barrios, un duro gobernador, un maestro de la grilla priista enciende las sirenas yendo m¨¢s all¨¢.
Manlio toma prestada una de las cr¨ªticas m¨¢s elaboradas de las aberraciones de aquel r¨¦gimen, expuesta adem¨¢s cuando m¨¢s fuerte se ve¨ªa el PRI: acababa de triunfar en una elecci¨®n presidencial sin competidor, y nos aprest¨¢bamos a ¡°administrar la abundancia¡±.
Fechado el 28 de marzo de 1978, Vuelta public¨® El Ogro Filantr¨®pico, texto de Paz que rellenaba apretadas siete p¨¢ginas de la revista que desapareci¨® para convertirse en la actual Letras Libres.
El ensayo arranca con estas l¨ªneas: ¡°los liberales cre¨ªan que, gracias al desarrollo de la libre empresa, florecer¨ªa la sociedad civil y, simult¨¢neamente, la funci¨®n del Estado se reducir¨ªa a la de simple supervisor de la evoluci¨®n espont¨¢nea de la humanidad¡±.
En lugar de ello, Paz recorre la historia mexicana para mostrar c¨®mo se termin¨® formando un Estado patrimonialista, donde una gran familia, la revolucionaria, atrofia las posibilidades de cualquier modernidad, de la democracia plural, en aras de un gobierno fuerte.
¡°Con Calles, otro general, el gobierno mexicano inici¨® su carrera de gran empresario. Hoy es el capitalista m¨¢s poderoso del pa¨ªs aunque, como todos sabemos, no es ni el m¨¢s eficiente ni el m¨¢s honrado¡±, dice Paz al brincar de Porfirio D¨ªaz al padre del PNR/PRI como art¨ªfice de una burocracia gubernamental que privilegiaba el compadrazgo.
En ese modelo, resalta quien luego recibir¨ªa el Nobel, ¡°las dos ¨²nicas fuerzas capaces de negociar con el gobierno son los capitalistas y los dirigentes obreros¡±.
Y el aparato gubernamental, a su vez, se nutre de dos burocracias, que ¡°viven en continua ¨®smosis y pasan incesantemente del Partido al Gobierno y viceversa¡±: los bur¨®cratas y los compa?eros de las filas partidistas.
La resultante de esa mezcla capitalista, sindicalista y burocr¨¢tica es una ¡°trinidad secular: el Estado es el Capital, el Trabajo y el Partido. Sin embargo, no es un Estado totalitario ni una dictadura (¡) En M¨¦xico el Estado pertenece a la doble burocracia: la tecnocracia administrativa y la casta pol¨ªtica¡±.
Todo ello dio pie a que, como cualquiera que viv¨ªa entonces lo padeci¨® (o disfrut¨®), naciera una clase gobernante que ¡°lejos de constituir una burocracia impersonal, forman una gran familia pol¨ªtica ligada por v¨ªnculos de parentesco, amistad, compadrazgo, paisanaje y otros factores de orden personal. El patrimonialismo es la vida privada incrustada en la vida p¨²blica. Los ministros son los familiares y los criados del rey¡±.
Paz recordaba que una de las reglas del sistema era que ¡°esta sociedad cortesana se renueva parcialmente cada seis a?os¡±. Y en cuanto a la normalidad de ese modelo el escritor agregaba: ¡°la cuesti¨®n que la historia ha planteado a M¨¦xico desde 1968 no consiste ¨²nicamente en saber si el Estado podr¨¢ gobernar sin el PRI, sino si los mexicanos nos dejaremos gobernar sin un PRI¡±.
Cabe recordar otro elemento cr¨ªtico de la coyuntura en que se publica el texto de Paz, uno que el propio autor consigna deliberadamente. Eran los meses posteriores a la propuesta, desde la secretar¨ªa de Gobernaci¨®n de Reyes Heroles, de una reforma pol¨ªtica pluralista.
El r¨¦gimen, con la legitimidad resquebrajada por la matanza del 68, entre otros esc¨¢ndalos, buscaba la mejor manera de perdurar. Paz es esc¨¦ptico sobre la reforma de Reyes Heroles, y profetiza, sin saberlo, lo que pasar¨¢ justo una d¨¦cada despu¨¦s.
Al prefigurar salidas, el autor de El laberinto de la soledad esboza ¡°un remedio visto con horror por la clase pol¨ªtica mexicana: dividir al PRI. Tal vez su ala izquierda, unida a otras fuerzas, podr¨ªa ser el n¨²cleo de un verdadero partido socialista¡±.
Menos de diez a?os despu¨¦s, la llamada corriente cr¨ªtica, encabezada por Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas et al, provocar¨¢ la fisura que derivar¨¢ en crisis electoral en 1988 y en el nacimiento, un a?o despu¨¦s, del PRD, partido a su vez seminal para quien hoy gobierna M¨¦xico.
Esta semana, en el marco de la desaparici¨®n de ¨®rganos aut¨®nomos y reguladores ¡ªsin duda, frutos de la sucesi¨®n de reformas que se dieron a partir de la de 1977¨C, Beltrones deplora la posibilidad de que el futuro de M¨¦xico se parezca al pasado en el que ¨¦l figur¨®.
Aunque Manlio estuvo ausente en la vida p¨²blica el sexenio pasado, compiti¨® para senador en la reciente elecci¨®n. Fue derrotado, pero le alcanz¨® para llegar a un Senado en donde la actual dirigencia priista le margina, sin aparente mella en el ¨¢nimo del sonorense.
La legislatura va comenzando. Pero en los primeros meses de sus largos seis a?os ya ha desmontado buena parte del otro r¨¦gimen, del experimento de una transici¨®n donde Manlio, con panistas, priistas y perredistas, se pusieron de acuerdo para maniatar al ogro filantr¨®pico.
Puede decirse que la generaci¨®n de Beltrones no complet¨® la chamba. Sobre todo, porque las alternancias no estuvieron exentas de lo que Paz mismo subraya como un grave problema del ogro¡±: su esencia patrimonialista, donde ¡°personas de irreprochable conducta privada, espejos de moralidad en su casa y en su barrio, no tienen escr¨²pulos en disponer de los bienes p¨²blicos como si fuesen propios (¡) en el r¨¦gimen patrimonial son m¨¢s bien vagas y fluctuantes las fronteras entre la esfera p¨²blica y la privada, la familia y el Estado¡±.
La corrupci¨®n aceitaba el sistema pol¨ªtico priista. Y las alternancias de 1994 hasta el 2018 sucumbieron dulcemente a esa forma de la vida p¨²blica en donde, desde siempre, la clase pol¨ªtica, de cualquier origen, considera que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.
Esta semana, la presidenta Claudia Sheinbaum ha reivindicado que el Gobierno tiene que ser el motor de la econom¨ªa. A nadie sorprender¨¢ una declaraci¨®n as¨ª de la sucesora inmediata de un presidente que era acusado de echeverrista.
La aniquilaci¨®n de ¨®rganos aut¨®nomos, y la manifiesta tendencia de Sheinbaum a centralizar a¨²n m¨¢s el gobierno, empezando por las labores de seguridad, ponen a M¨¦xico, como advierte Beltrones, en la deriva del retorno del estado burocr¨¢tico.
En ese modelo quienes est¨¢n dentro del sistema (de la trinidad citada por Paz), viven bien, o requetebi¨¦n. Sin embargo, ser¨¢n muchos m¨¢s los que vivir¨¢n de las migajas ¡ªacaso filantr¨®picas¡ª que deje la nueva una familia revolucionaria (o ¡°transformadora¡±, en cal¨® actual).
Paz concluye su ensayo planteando que dados los vientos de reforma que soplaban, M¨¦xico habr¨ªa de inventar su propia modernidad; en esa b¨²squeda, advierte, ¡°lo primero es curarnos de la intoxicaci¨®n de las ideolog¨ªas simplistas y simplificadoras¡±. Si Octavio viviera...