De pena ajena y autoritarismo propio
Cuando alguien tiene la certeza inmutable de que su proyecto es el ¨²nico que puede redimir al pa¨ªs, la democracia corre el peligro de atrofiarse
El presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador evade el debate sobre su autoritarismo. Ante la cr¨ªtica a su concentraci¨®n del poder, no se defiende con argumentos sino con descalificaciones. Y se proyecta: enojado, transfiere su ¡°bendito coraje¡± (por m¨¢s que recurre a iron¨ªas humor¨ªsticas no puede disimular su ira); nost¨¢lgico, endosa su visi¨®n de pasado (en sus diatribas ma?aneras nunca trasciende el periodo neoliberal y evoca con admiraci¨®n la etapa de 1934 a 1982, cuando tambi¨¦n imper¨® el presidencialismo ilimitado, el partido hegem¨®nico, el corporativismo, el clientelismo y la corrupci¨®n); desi...
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El presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador evade el debate sobre su autoritarismo. Ante la cr¨ªtica a su concentraci¨®n del poder, no se defiende con argumentos sino con descalificaciones. Y se proyecta: enojado, transfiere su ¡°bendito coraje¡± (por m¨¢s que recurre a iron¨ªas humor¨ªsticas no puede disimular su ira); nost¨¢lgico, endosa su visi¨®n de pasado (en sus diatribas ma?aneras nunca trasciende el periodo neoliberal y evoca con admiraci¨®n la etapa de 1934 a 1982, cuando tambi¨¦n imper¨® el presidencialismo ilimitado, el partido hegem¨®nico, el corporativismo, el clientelismo y la corrupci¨®n); desinhibido, traspasa su desenmascaramiento (ya sin su m¨¢scara de jefe de Estado, descubierto su rostro de jefe de campa?a, se le escapa la admisi¨®n impl¨ªcita de la existencia de un arreglo con Emilio Lozoya para incriminar a legisladores de oposici¨®n con obvios fines electorales).
Recapitulemos. Desde 2012 yo denunci¨¦ una y otra vez en medios y redes que Pe?a Nieto emprender¨ªa una restauraci¨®n autoritaria en M¨¦xico, y en 2016 contribu¨ª desde la Presidencia del PRD a asestar al PRI su peor derrota en la historia de las elecciones estatales, y con ello a socavar el proceso restaurador. Dejo eso en el registro anecd¨®tico de supuestas a?oranzas y paso a lo importante. No hay para¨ªso perdido ni retorno que valga, pero ver al futuro no presupone ignorar los avances de nuestra precaria democracia. La LVII Legislatura hizo de la C¨¢mara de Diputados un contrapeso al Ejecutivo, por ejemplo, y el IFE (luego INE) puso fin al control de las elecciones por parte del r¨¦gimen (v¨ªa la CFE, presidida por el secretario de Gobernaci¨®n en turno), y eso se debe mantener. Por eso, porque AMLO es el l¨ªder de un movimiento, no puede ser el guardi¨¢n de las elecciones. ?l quiere que ganen Morena y sus aliados y considera catastr¨®fico el triunfo de cualquier opositor. No puede ser imparcial. Justamente para evitar esa injerencia indebida de una Presidencia militante se ciudadaniz¨® el ¨®rgano electoral.
Ahora bien, si Pe?a empez¨® a restaurar el viejo autoritarismo en el sexenio anterior, AMLO lo continu¨®. Aunque sus t¨¢cticas para allanar instituciones capaces de acotarlos son contrastantes -uno las enriqueci¨® para cooptarlas, el otro las empobrece para desactivarlas-, ambas tienen el mismo efecto. Es insano que el ¨²nico contrapeso del presidente de M¨¦xico sea el presidente de Estados Unidos. Revisemos la actuaci¨®n de AMLO. ?C¨®mo se le puede llamar quien exige a los mexicanos estar con ¨¦l o contra ¨¦l, tacha de corruptos a cuantos discrepan de sus posturas, avala la construcci¨®n tramposa de mayor¨ªas en el Congreso y presiona a la Corte para que no falle en contra de la 4T, asfixia presupuestalmente a los ¨®rganos aut¨®nomos y provoca la salida de sus titulares que no coinciden con sus planes, centraliza el mando, aprieta todo lo que puede a los gobernadores de partidos de oposici¨®n, estigmatiza como ¡°conservadores¡± a los medios que lo critican y no apoyan la 4T? Puede pon¨¦rsele cualquier nombre, menos dem¨®crata. Cierto, nos falta un buen trecho por recorrer en el camino democratizador, pero ¨¦l va en reversa.
El poder¨ªo de L¨®pez Obrador es excesivo. Podr¨ªa defenderse alegando que la democracia ¡°burguesa¡± no sirve, o que para implantar la transformaci¨®n tiene que obviar equilibrios, o que esos l¨ªmites se crearon para impedir los abusos de presidentes sinverg¨¹enzas y que con ¨¦l son estorbos innecesarios al progreso. Lo que no veo es c¨®mo pueda negar su pulsi¨®n autocr¨¢tica sin incurrir en la deshonestidad pol¨ªtica e intelectual que atribuye a sus cr¨ªticos, y menos refutar, desde la perspectiva de la teor¨ªa democr¨¢tica cl¨¢sica, la conveniencia de dividir para equilibrar. Y no tiene que ir tan lejos: basta el sentido com¨²n para darse cuenta de que no es saludable para la sociedad que una sola persona concentre tanto poder, porque existen tanto la tentaci¨®n de abusar de ¨¦l como el riesgo de que cometa errores y de que sus decisiones, que son trascendentales y pr¨¢cticamente no pasan por ning¨²n tamiz, da?en al pa¨ªs (como ha ocurrido). S¨ª, ¨¦l cree que es inmune a ambas cosas, y por eso debe aplicarse la frase de Terencio que suele citar: es hombre y nada de lo humano le es ajeno.
He aqu¨ª el meollo del problema: diga lo que diga, L¨®pez Obrador cree fervientemente ser poseedor de la verdad absoluta. Acepta que hay otra visi¨®n ¡ªsolo una m¨¢s¡ª, apretuja a empellones en la bartolina conceptual del ¡°conservadurismo¡± a un amplio espectro que va del neoliberalismo hasta la socialdemocracia y juzga a esa otredad como representante de la corrupci¨®n, la hipocres¨ªa y los privilegios ileg¨ªtimos. Ese es su concepto binario de la pluralidad: los buenos que comulgan con la 4T y los malos que disentimos. No reconoce calidad ¨¦tica alguna en el universo disidente, y por eso asume que quien se oponga a ella ¡ªincluido aquel que rechace una refiner¨ªa o un tren o un aeropuerto¡ª es un corrupto o un t¨ªtere y est¨¢ moralmente derrotado (ojo: el opositor no solo est¨¢ equivocado: es inmoral). Solo ¨¦l y quienes acaten a pie juntillas todos y cada uno de los puntos de su credo y de su agenda representan al ¡°pueblo¡±. La simplificaci¨®n no es m¨ªa, es de L¨®pez Obrador, y sus consecuencias afectan a los mexicanos. Cuando alguien tiene la certeza inmutable de que su proyecto es el ¨²nico que puede redimir al pa¨ªs, cuando no tiene la menor duda de que la llegada a la Presidencia de sus adversarios ser¨ªa una tragedia nacional, la democracia corre el peligro de atrofiarse.
El tema de los contrapesos va m¨¢s all¨¢ de lo legal: es primordialmente pol¨ªtico. El poder, por su naturaleza, no es comedido: es expansivo, y tiende a ejercerse hasta el l¨ªmite de lo contraproducente. Si las instituciones no tienen solidez para hacer contraproducentes los excesos en su ejercicio, el deber de hacerlo recae a fin de cuentas en la ciudadan¨ªa y su mejor arma: el voto.
Agust¨ªn Basave es polit¨®logo.Twitter: @abasave