Vacunas: una inyecci¨®n de realidad
Que vayamos a vacunarnos y que nuestra cita sea respetada suena a cosa de otro mundo. Nuestras expectativas de atenci¨®n por parte de las autoridades suelen ser muy bajas
El pasado 24 de diciembre se impusieron las primeras vacunas contra la covid-19 en M¨¦xico. Justamente seis meses despu¨¦s de ese momento, y luego de que pasaran primero a recibir su inyecci¨®n millones de mexicanos mucho m¨¢s meritorios que un servidor (ya sea porque trabajan en las primeras l¨ªneas de atenci¨®n de la pandemia; porque resultan m¨¢s vulnerables, por su edad o sus condiciones, a ella; o porque le dio la gana al poder institucional que les tocara antes, que tambi¨¦n es raz¨®n de peso), lleg¨® mi hora para ...
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El pasado 24 de diciembre se impusieron las primeras vacunas contra la covid-19 en M¨¦xico. Justamente seis meses despu¨¦s de ese momento, y luego de que pasaran primero a recibir su inyecci¨®n millones de mexicanos mucho m¨¢s meritorios que un servidor (ya sea porque trabajan en las primeras l¨ªneas de atenci¨®n de la pandemia; porque resultan m¨¢s vulnerables, por su edad o sus condiciones, a ella; o porque le dio la gana al poder institucional que les tocara antes, que tambi¨¦n es raz¨®n de peso), lleg¨® mi hora para la primera dosis. Esperaba lo peor del proceso y debo reconocer que sali¨® lo mejor. Lo celebro.
Las confusiones, los amontonaderos, las falsas alarmas, las esperas ¨¦picas de los primeros d¨ªas han pasado ya. Aunque no se han erradicado del todo, porque los mexicanos somos expertos en hacernos bolas, lo cierto es que de la capital y de muchos Estados llegan cada ma?ana reportes de jornadas de vacunaci¨®n m¨¢s ordenadas que ca¨®ticas y m¨¢s eficientes que desastrosas. Esto, me parece, se debe a la abnegaci¨®n del personal m¨¦dico y de apoyo, y a que, en general, una acci¨®n colectiva que se repite durante semanas y semanas suele mejorar y organizarse un poco mejor cada vez. As¨ª, pues, reconozco que, tanto por el trabajo de las instituciones federales como las de mi Estado, la primera dosis de mi vacunaci¨®n particular fue un episodio agradable, ¨¢gil y exitoso. Como, me parece, deber¨ªa haber sido la de todos desde un principio. Y como deseo que resulte la de esos millones de personas que a¨²n esperan turno.
Que vayamos a vacunarnos y que nuestra cita sea respetada, y salgamos del m¨®dulo en pocos minutos y enteros, suena a cosa de otro mundo. Y esto sucede, me temo, porque nuestras expectativas de atenci¨®n por parte de las autoridades suelen ser muy bajas. Tanto que, en las primeras semanas de la campa?a, en las cuales las filas interminables fueron obligadas y pusieron a sufrir a quienes menos deber¨ªan haberlo hecho, que eran los ancianos, varios personeros del Gobierno se sincronizaron para entonar loas y alabanzas a las filas, las asoleadas y las privaciones, para demostrarnos una vez m¨¢s que el poder no se equivoca ni cuando se equivoca y que molestarse por pasar incomodidades y hasta maltratos era cosa de conservadores y no de mexicanos bien nacidos. Pero las horas de pie y al sol eran, naturalmente, una crueldad y un producto de la insensibilidad y la ineptitud. La mejor prueba de ello es que hace meses que se apost¨® por un modelo m¨¢s racional y cuidadoso, que, con algunas reservas y tropiezos, se ha ido imponiendo.
Los mexicanos estamos demasiado acostumbrados a que cualquier clase de tr¨¢mite o petici¨®n de servicio sea un viacrucis y la atenci¨®n m¨¦dica p¨²blica es, quiz¨¢, uno de los peores rubros en ese sentido. Nadamos en un mar de historias de horror con respecto al IMSS, el ISSSTE, el INSABI (ese ente casi fantasmal) y los servicios municipales y estatales. As¨ª que recibir la vacuna en un clima de orden y velocidad parece casi un milagro. Solo que¡
Solo que no todo es tan color de rosa. El abasto contin¨²a siendo irregular y a¨²n falta garantizar el acceso a la inmunizaci¨®n de una parte sustancial de los mexicanos. Y, por si fuera poco, las dudas sobre la vacuna Cansino, que se aplic¨® a los maestros y educadores de todo el pa¨ªs, no han sido desvanecidas del modo categ¨®rico que se requiere. ?Que las dudas son culpa del alarmismo medi¨¢tico y las controversias pol¨ªticas? Pues entonces queda m¨¢s clara la necesidad de salir a atajar los rumores al nivel m¨¢s alto. Quiz¨¢ podr¨ªa dejarse por un rato, en las ruedas presidenciales, la cr¨ªtica despechada a la clase media que no vot¨® por Morena, por ejemplo, y difundir informaci¨®n veraz e importante por una vez.
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