El candidato perenne

Cuando veo a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador convertido de tiempo completo en vocero de s¨ª mismo me viene a la memoria la famosa frase de Groucho Marx: ¡°Tard¨¦ tanto tiempo haciendo la rese?a, que no tuve oportunidad de leer el libro¡±. Al escuchar las ma?aneras o leer sobre las giras en las que pasa largos ratos vendiendo las bondades de su Gobierno y de su persona, en ocasiones me pregunto si la dedicaci¨®n de tantas horas a la promoci¨®n no le estar¨¢ quitando tiempo a la tarea de gobernar mejor.

Incluso los que simpatizamos con las banderas que enarbola ...

Cuando veo a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador convertido de tiempo completo en vocero de s¨ª mismo me viene a la memoria la famosa frase de Groucho Marx: ¡°Tard¨¦ tanto tiempo haciendo la rese?a, que no tuve oportunidad de leer el libro¡±. Al escuchar las ma?aneras o leer sobre las giras en las que pasa largos ratos vendiendo las bondades de su Gobierno y de su persona, en ocasiones me pregunto si la dedicaci¨®n de tantas horas a la promoci¨®n no le estar¨¢ quitando tiempo a la tarea de gobernar mejor.

Incluso los que simpatizamos con las banderas que enarbola Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador tendr¨ªamos que preguntarnos si ha sido un buen presidente. En lo personal lo prefiero a los anteriores, pero eso no es mucho decir y en todo caso estoy convencido de que podr¨ªa haber sido mejor. Desde luego, una respuesta honesta requerir¨ªa, de entrada, definir los par¨¢metros de lo que ser¨ªa un buen presidente. De lo que no hay duda es que L¨®pez Obrador ha sido un extraordinario candidato, lo ha sido toda su vida. Y quiz¨¢ parte del problema es que no dej¨® de serlo a lo largo del sexenio. La consulta que habr¨¢ de venir sobre la revocaci¨®n de mandato, en marzo pr¨®ximo, lo mantendr¨¢ exultante porque le dar¨¢ la justificaci¨®n para hacer lo que m¨¢s le gusta hacer: candidatearse.

Por lo dem¨¢s, la consulta sobre revocaci¨®n de mandato es una apuesta segura para el presidente. Primero, porque a lo largo de tres a?os ha mantenido niveles de aprobaci¨®n en torno al 60% y eso no va a cambiar en los pr¨®ximos ocho meses. Segundo, porque podemos dar por descontado que muchos ciudadanos, incluso sin estar de acuerdo con su Gobierno, mantienen un relativo respeto por la instituci¨®n presidencial y preferir¨¢n que el lapso para el cual fue elegido concluya sin m¨¢s contratiempos. No olvidemos que la consulta tendr¨¢ lugar a dos a?os y medio de distancia del final; muchos asumir¨¢n que no tiene sentido intentar un cambio a esas alturas. Y luego est¨¢n los catastrofistas, aquellos que aseguran que la deposici¨®n de L¨®pez Obrador supondr¨ªa un peor escenario porque Morena estar¨ªa en control del poder y su reacci¨®n podr¨ªa derivar en la elecci¨®n de un personaje radical para completar el per¨ªodo. Algo que, insisto, est¨¢ fuera de cualquier probabilidad, pero en la medida en que algunos se lo crean L¨®pez Obrador tendr¨¢ m¨¢s facilidad para arrasar en la consulta de marras.

La posibilidad de revocar el mandato presidencial a mitad del sexenio no es una idea del todo mala. Seis a?os son muchos si lo comparamos con otros pa¨ªses en los que el periodo de gobierno consiste en quinquenios o cuatrienios, aun cuando en la mayor¨ªa cabe la posibilidad de reelecci¨®n para uno o varios periodos adicionales. En los sistemas pol¨ªticos parlamentarios, incluso, la posibilidad de remover a un mandatario que ha perdido el apoyo popular est¨¢ vigente desde el primer momento de su Gobierno.

As¨ª pues, en principio, no est¨¢ mal la posibilidad de ofrecer a los ciudadanos un mecanismo para echar del poder a un gobernante ostensiblemente deplorable, a juicio de las mayor¨ªas. Pero aterrizar la idea resulta m¨¢s complicado. Originalmente se hab¨ªa considerado que la mitad del sexenio era el momento m¨¢s propicio para organizar una consulta de esta naturaleza, pero el hecho de que coincida con las elecciones intermedias distorsionar¨ªa el sentido de esta evaluaci¨®n al cruzarse simult¨¢neamente con boletas para elegir gobernadores, alcaldes, diputados locales y federales. Ese es el motivo por el cual en esta ocasi¨®n se decidi¨® postergarlo casi un a?o.

Ese problema lo seguiremos arrastrando sexenio tras sexenio. El calendario no ofrece alternativas c¨®modas: hacerlo apenas a dos a?os lo convertir¨ªa en un ejercicio in¨²til, toda vez que es a¨²n muy poco tiempo para que la mayor¨ªa del electorado modifique dr¨¢sticamente la decisi¨®n que asumi¨® dos a?os antes al elegir al mandatario en funciones. Incluso si existen muchas personas desencantadas con la gesti¨®n gubernamental, es probable que prefieran extender algunos meses m¨¢s el beneficio de la duda. Y, por otro lado, trasladar tal consulta al cuarto a?o de gobierno incurre en el riesgo, ya mencionado, de que muchos de los inconformes asuman que causa m¨¢s da?o o inestabilidad buscar una alternativa que dejar que termine el sexenio que corre.

En esta primera ocasi¨®n podemos dar por descontado que la consulta de revocaci¨®n de mandato tendr¨¢ consecuencias jur¨ªdicas nulas para efectos pr¨¢cticos. Pero en t¨¦rminos simb¨®licos el obradorismo lo convertir¨¢ en un hito pol¨ªtico de la mayor trascendencia. L¨®pez Obrador habr¨¢ de ganar con amplio margen y la victoria ser¨¢ convertida en una suerte de juicio hist¨®rico encomiable y definitivo sobre su Gobierno por parte del pueblo y al margen de lo que digan sus cr¨ªticos.

Quiz¨¢ el principal inconveniente de esta consulta, ahora y en el futuro, es que instaura en M¨¦xico pr¨¢cticamente dos campa?as presidenciales por sexenio; la primera entre varios contendientes, la segunda exclusivamente sobre el soberano. Algo que, desde luego, viene de perlas al presidente que en cierta manera nunca ha querido dejar de ser candidato.

@jorgezepedap

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