Reforma el¨¦ctrica, pero ?y si no se aprueba?
Si no camina esta reforma por razones pol¨ªticas, habr¨ªa que inventar otra para sanear un sector que opere en beneficio de todos los mexicanos y no para un pu?ado de empresas
Todo indica que la reforma energ¨¦tica propuesta por el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ser¨¢ desechada en la C¨¢mara de Diputados, salvo alg¨²n milagro pol¨ªtico de ¨²ltimo momento. Improbable pero no imposible, considerando que ese ¡°milagro¡± consistir¨ªa en que medio centenar de legisladores del PRI traicionen la instrucci¨®n de sus l¨ªderes y sumen su voto a los de Morena y aliados el pr¨®ximo domingo.
Trat¨¢ndose de priistas nunca...
Todo indica que la reforma energ¨¦tica propuesta por el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ser¨¢ desechada en la C¨¢mara de Diputados, salvo alg¨²n milagro pol¨ªtico de ¨²ltimo momento. Improbable pero no imposible, considerando que ese ¡°milagro¡± consistir¨ªa en que medio centenar de legisladores del PRI traicionen la instrucci¨®n de sus l¨ªderes y sumen su voto a los de Morena y aliados el pr¨®ximo domingo.
Trat¨¢ndose de priistas nunca se sabe, pero por lo pronto habr¨ªa que asumir que no prosperar¨¢ la propuesta obradorista de reinstalar la hegemon¨ªa del Estado en todo lo relacionado a la generaci¨®n y distribuci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica.
M¨¢s all¨¢ de la polarizaci¨®n pol¨ªtica que convierte toda pol¨¦mica importante en un asunto de vencedores y vencidos, habr¨ªa que preguntarse c¨®mo queda el inter¨¦s p¨²blico, al margen del ¨¦xito o del fracaso pol¨ªtico del Gobierno o de sus opositores en este tema. Tendr¨ªamos que salir del esquema binario de ¡°buenos y malos¡± y confrontar el saldo resultante en funci¨®n de las necesidades del pa¨ªs, y no solo de victorias y derrotas pol¨ªticas. En ese sentido, es preocupante el abordaje desde la perspectiva de ¡°todo o nada¡±, fuese en un sentido u otro. Es decir, m¨¢s all¨¢ de preocupaciones ambientalistas leg¨ªtimas y dudas razonables sobre la eficiencia del Estado, habr¨ªa que estar conscientes de que el rechazo a esta reforma, a mi juicio, dejar¨ªa intocados problemas a¨²n m¨¢s lamentables.
La reforma intenta combatir pr¨¢cticas inaceptables de abuso y corrupci¨®n que no son menores y conjurar riesgos mayores en t¨¦rminos de dependencia y encarecimiento de la energ¨ªa. Las soluciones propuestas por el Gobierno pueden no convencer a muchos, pero eso no descalifica ni resuelve la pertinencia o la necesidad de abordar las fallas estructurales que acusa el sector por los cambios introducidos en la reforma de Pe?a Nieto, que ahora se trataban de enmendar.
Es una l¨¢stima que, como tantas otras cosas en este sexenio, la discusi¨®n de una propuesta para resolver un preocupante diagn¨®stico haya resultado reh¨¦n de la batalla pol¨ªtica entre dos visiones de pa¨ªs que, si bien est¨¢n obligadas a convivir y a encontrar puntos de coincidencia, se empecinan en desenlaces en los que el vencedor ¡°toma todo¡±. Y en esto las dos partes llevan responsabilidad.
Por un lado, tiene raz¨®n el Gobierno cuando afirma que buena parte de la resistencia obedece a la defensa de intereses espurios, originados en las ganancias extraordinarias de empresas amparadas en la coartada de ofrecer energ¨ªas limpias. Como sucedi¨® con otras iniciativas pe?anietistas, el aeropuerto de Texcoco por ejemplo, la intenci¨®n original de resolver una carencia o un problema, en este caso la necesidad de ampliar la producci¨®n de energ¨ªas alternativas apoy¨¢ndose en la inversi¨®n privada, deriv¨® en una orquestaci¨®n encaminada a expoliar recursos en beneficio de unos cuantos, medrando con la infraestructura y las finanzas p¨²blicas. Estos intereses est¨¢n detr¨¢s de las campa?as de desprestigio y oposici¨®n en contra de la reforma obradorista. Tambi¨¦n lo est¨¢n los adversarios poco dispuestos a conceder una victoria pol¨ªtica a este movimiento.
Pero, dicho lo anterior, existen preocupaciones leg¨ªtimas sobre la capacidad y eficiencia del Estado para constituirse en el garante ¨²nico de un bien b¨¢sico como es la electricidad. Si la privatizaci¨®n ha dado lugar a actos sistem¨¢ticos de rapacer¨ªa, tampoco puede ignorarse la burocracia, la ineficiencia y la corrupci¨®n en la historia de las paraestatales y los organismos p¨²blicos.
Una iniciativa que propone un giro en esa direcci¨®n, como es la nueva reforma, estaba obligada a responder a preocupaciones sobre la atingencia del Estado para hacerse cargo sin incidir en esas fallas. Venimos de una dura experiencia puntual en la que la necesidad de romper el monopolio de las medicinas, reivindicaci¨®n justa y atendible, dio lugar a una intervenci¨®n estatal mal dise?ada que ocasion¨® una aguda escasez perjudicial en lo inmediato para muchos mexicanos. Y no estoy diciendo que la CFE estuviera condenada a fracasar en caso de restablecer la preeminencia del Estado, despu¨¦s de todo su reputaci¨®n es superior a la del resto de la administraci¨®n p¨²blica, pero s¨ª que se habr¨ªa requerido una argumentaci¨®n s¨®lida de cara a la sociedad sobre la forma en que ser¨ªan conjurados los riesgos de burocratizaci¨®n, sindicalismo charro, ineficiencia o corrupci¨®n. Y ciertamente se habr¨ªa necesitado mucho m¨¢s que exhibir un pa?uelito blanco en la ma?anera para decretar el destierro de la corrupci¨®n en el Gobierno, lo cual a ojos de los mexicanos obviamente no ha sucedido.
Algo similar pas¨® con el tema ambiental. A mi juicio se ha satanizado la propuesta y se le ha llevado a un encuadre injusto y maniqueo seg¨²n el cual ¡°energ¨ªas limpias vs energ¨ªas sucias¡± es un correlato de lo ¡°privado vs p¨²blico¡±. La iniciativa tendr¨ªa que haber enfatizado las muchas maneras en que el Estado pod¨ªa haber incentivado la generaci¨®n de energ¨ªas alternativas por parte de ciudadanos y de la sociedad, sobre bases justas y razonables. Pero prefiri¨® justificar el nuevo orden a partir de la denuncia de la expoliaci¨®n y el abuso de las trasnacionales. Las primeras reacciones frente a las preocupaciones ambientalistas consistieron en una descalificaci¨®n de los argumentos por considerarlos una manipulaci¨®n de los poderosos grupos afectados (que los hab¨ªa, pero no necesariamente en todos los casos). Posteriormente, cuando las autoridades argumentaron la congruencia del proyecto de reforma con las exigencias ambientalistas, fueron percibidas como parches o justificaciones expost para salir al paso y no como parte sustantiva de la propuesta.
Mucho de esto deriva del rasgo que ha dominado la operaci¨®n pol¨ªtica y de comunicaci¨®n de la 4T en su conjunto, y no exclusivamente de la CFE. Si el presidente ha escogido la polarizaci¨®n y la denuncia permanente, es comprensible que toda exposici¨®n de motivos se justifique mucho m¨¢s a partir del diagn¨®stico (es decir, ¡°los errores del neoliberalismo¡±) que en las bondades de las soluciones ofrecidas.
Ahora bien, no podemos ser ingenuos y creer que la reforma ser¨¢ rechazada porque el balance entre las ventajas y desventajas es negativo a juicio de los legisladores. Ser¨¢ rechazada, si el voto se confirma, porque Morena y el PRI no llegaron a una negociaci¨®n favorable. No son precisamente las convicciones ambientalistas de los priistas lo que movi¨® la balanza.
El presidente ha dicho que pasar¨¢ una ley de miner¨ªa que asegure el control del litio por parte del Estado si la reforma no se aprueba, pero eso no compensa los muchos otros aspectos que esta intentaba subsanar en materia de abusos, excesos y pr¨¢cticas inadmisibles, las preocupaciones sobre autosuficiencia energ¨¦tica o las distorsiones en precio y abastecimiento que provoca la intervenci¨®n predominante del mercado. Eso, y no el balance de victorias o derrotas pol¨ªticas, es lo que tendr¨ªa que preocuparnos. O, dicho de otra manera, si no camina esta reforma energ¨¦tica por razones pol¨ªticas, habr¨ªa que inventar otra. ?C¨®mo sanear el sector para que opere en beneficio de todos los mexicanos y no para un pu?ado de empresas?