Elecciones en M¨¦xico: votos entre la sangre
Cabe suponer que el de este 2024 corre el riesgo de ser el proceso electoral m¨¢s violento de nuestra historia, como temen algunos especialistas
Faltan poco menos de dos meses para que comiencen las campa?as de cara a las elecciones de este 2024, en las que se renovar¨¢n los poderes federales y tambi¨¦n los de ciertos Estados de la Rep¨²blica. Es decir, que todo el notable movimiento y los encendidos forcejos que hemos visto entre las fuerzas pol¨ªticas hasta ahora se ubican bajo el curioso paraguas de las ¡°precampa?as¡±, supuestamente dirigidas en exclusiva a los mil...
Faltan poco menos de dos meses para que comiencen las campa?as de cara a las elecciones de este 2024, en las que se renovar¨¢n los poderes federales y tambi¨¦n los de ciertos Estados de la Rep¨²blica. Es decir, que todo el notable movimiento y los encendidos forcejos que hemos visto entre las fuerzas pol¨ªticas hasta ahora se ubican bajo el curioso paraguas de las ¡°precampa?as¡±, supuestamente dirigidas en exclusiva a los militantes de los partidos y no al p¨²blico en general, aunque, como sabemos, se trate solamente de una de las conocidas pantomimas de nuestro sistema.
Un muro lleno de consignas o el anuncio espectacular con la cara de un aspirante que se yergue sobre un edificio son mirados por todo aquel que pase, igual que un aviso de radio es o¨ªdo por todo el que sintonice la estaci¨®n en que suena. Agregarles la leyenda ¡°Este mensaje est¨¢ dirigido a los militantes de¡¡±, como si todos los dem¨¢s fueran a volverse ciegos o sordos entretanto, los har¨¢ cumplir la letra de la ley, pero no cambia en nada su condici¨®n de simulaciones. En fin.
Lo notable del caso no es eso, sino que falten los mencionados dos meses para que las campa?as reales arranquen, y que ya se hayan producido doce homicidios de aspirantes a diferentes cargos p¨²blicos o de participantes de sus campa?as, los m¨¢s recientes los d¨ªas 5 y 6 de enero, y en lugares tan distantes entre s¨ª como Colima, Morelos y Chiapas. La hiperviolencia mexicana, queda claro, se ensa?a hasta con los propios mecanismos b¨¢sicos de la democracia. Y los antecedentes inmediatos son claros al respecto.
En el proceso de las pasadas elecciones federales, las de ¡°medio periodo¡±, que se realizaron en 2021, fueron asesinados 102 pol¨ªticos, entre aspirantes, funcionarios en ejercicio, integrantes de los equipos de campa?a, etc¨¦tera. Y en el periodo de las presidenciales de 2018, de las que sali¨® triunfadora la candidatura del movimiento que actualmente ejerce el poder, se produjeron 152 asesinatos relacionados con los procesos electorales. Son cifras de espanto, pero que ocurren en un pa¨ªs que hace mucho, quiz¨¢ por estar rebasado por el p¨¢nico o porque el poder institucional ha bajado los brazos, dej¨® de escandalizarse por las muertes violentas, incluso a escala masiva.
Se habla, en gen¨¦rico, de que el crimen organizado est¨¢ detr¨¢s de las agresiones contra los pol¨ªticos; tambi¨¦n se dice lo mismo de la inmensa mayor¨ªa de los homicidios, secuestros, desapariciones, extorsiones y dem¨¢s horrores que se abaten sobre millones de personas en M¨¦xico. Como la pr¨¢ctica totalidad de estos cr¨ªmenes han permanecido en la impunidad, resulta imposible establecer culpables.
Quedan, apenas, algunos datos sobre la mesa. Por ejemplo, seg¨²n la consultora Etellekt, que ha divulgado estudios sobre el tema, las v¨ªctimas del 75% de las agresiones registradas (y que van m¨¢s all¨¢ de los asesinatos, porque incluyen ataques a golpes, tentativas fallidas, amenazas, etc¨¦tera) han sido los aspirantes de la oposici¨®n del estado en que ocurren los hechos o sus equipos. Otro dato elocuente es que no existe un estado en que no se registraran episodios violentos: las 32 entidades han tenido incidentes en los periodos estudiados.
Cabe suponer que el de este 2024 corre el riesgo de ser el proceso electoral m¨¢s violento de nuestra historia, como temen algunos especialistas. Y, peor, algo que m¨¢s que riesgo es certeza: que las muertes de los aspirantes que se lleguen a producir seguir¨¢n quedando, como por regla general ha sucedido, hundidas en el misterio o despachadas como parte del infinito paquete de acciones que se le atribuyen en autom¨¢tico a las organizaciones delictivas.
A¨²n no sabemos qui¨¦n ganar¨¢ los comicios. Pero podemos estar seguros de que habr¨¢ quienes pierdan todo en estas elecciones.
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