Medalla de oro en troleo
?Es normal que se dediquen tantos minutos o incluso horas en las redes a cubrir de insultos a los atletas mexicanos que participan en los Juegos Ol¨ªmpicos?
?Cu¨¢l es la diferencia entre aquel que se la vive metido en internet, lanzando tarascadas, y la gente a secas, la que tiene una vida real, que puede o no incluir a las redes, pero sin que estas marquen su agenda o su rutina? ?Por qu¨¦ a veces esas personas, a la vez rar¨ªsimas y abundantes, que acampan en una suerte de sesi¨®n permanente en X (antes Twitter), o cualquier otra plataforma similar, con el fin de dejarnos en claro ¡°sus verdades¡±, se comportan como unos emperadores psic¨®patas con derecho a todo? ?Es normal que esos troles dediquen tantos minutos o incluso horas de su tiempo ...
?Cu¨¢l es la diferencia entre aquel que se la vive metido en internet, lanzando tarascadas, y la gente a secas, la que tiene una vida real, que puede o no incluir a las redes, pero sin que estas marquen su agenda o su rutina? ?Por qu¨¦ a veces esas personas, a la vez rar¨ªsimas y abundantes, que acampan en una suerte de sesi¨®n permanente en X (antes Twitter), o cualquier otra plataforma similar, con el fin de dejarnos en claro ¡°sus verdades¡±, se comportan como unos emperadores psic¨®patas con derecho a todo? ?Es normal que esos troles dediquen tantos minutos o incluso horas de su tiempo a cubrir de insultos a los atletas mexicanos que participan en los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs 2024 cuando pensamos que, con muy pocas excepciones, resulta francamente remoto que supieran de su existencia antes de que las competencias comenzaran (y seguro la olvidar¨¢n apenas se apague el pebetero en que arde el fuego de Olimpia)?
?Por qu¨¦ un se?or (o se?ora) que no se cuenta entre los mejores cien exponentes de ninguna actividad bajo el cielo, deportiva o no, y que mira la televisi¨®n, y tose y come Cheetos y se embarra las manos con ellos y se las chupa o las restriega en la tapicer¨ªa del sof¨¢, se siente autorizado a enviar mensajes burlescos, amenazantes o violentos en contra de una competidora o competidor que s¨ª tiene una clasificaci¨®n mundial, aunque fuera eliminado a las primeras de cambio, o se quedara en semifinales, o terminara s¨¦ptimo, y a tildarlo de ¡°fracasado¡±? ?O, incluso, como ha sucedido, por qu¨¦ se creen dignos de increpar a los medallistas, es decir, a quienes s¨ª consiguieron triunfos objetivos en sus disciplinas y a los que se ven obligados, por tanto, a descalificar con puyas sin sentido, como sucedi¨® con la judoca y medalla de plata Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz, a la que le han dicho de todo por su f¨ªsico, su origen, el color de su piel y hasta por c¨®mo pronuncia el espa?ol? (Aqu¨ª cabe reconocer que tambi¨¦n hay muchos que apoyan a los atletas, desde luego, pero, como suele suceder en las redes, esas buenas personas hacen menos ruido).
Demos por descontado que millones de mexicanos no han prestado m¨¢s que una atenci¨®n fugaz a los Juegos Ol¨ªmpicos: hay demasiadas personas en este pa¨ªs sumergidas en las exigencias que plantea la supervivencia cotidiana, con actividades absorbentes y pesadas, y que no disponen de tiempo o ganas de seguirlos. Otras andan de vacaciones, aprovechando el asueto escolar de los hijos, y tampoco les da la vida. Y a algunas m¨¢s no les interesa el deporte o, cuando menos, no verlo por televisi¨®n o seguirlo por las redes, y se concentran en sus propios asuntos. Sin embargo, son m¨¢s quienes s¨ª han estado pendientes de qu¨¦ sucede, de qui¨¦n gana o se queda en la orilla, o qui¨¦n no tiene buenos resultados y, quer¨¢moslo o no, el desempe?o de los deportistas mexicanos es el tema obligado de las charlas casuales, y los reportes en los medios y, desde luego, de millones de mensajes minuto a minuto en las dichosas redes.
En fin. Quiz¨¢ peque de idealista, pero no me parece que los competidores mexicanos en estos Juegos puedan ser acusados de hacer ninguna clase de ¡°turismo deportivo¡± o de ser unos ineptos mantenidos con nuestros impuestos. La enorme mayor¨ªa recibe apoyos moderados o insuficientes de parte del Estado (o ninguno en lo absoluto, en ciertos casos) y muchos tuvieron que botear para costearse parte de su preparaci¨®n, equipo y necesidades. No andamos peleando los primeros lugares del medallero (por otro lado, no lo hemos hecho jam¨¢s, en toda nuestra historia), pero muchos de los nuestros han tenido actuaciones destacadas, cayeron medallas de improviso (que levante la mano el que esperaba que Prisca se llevara esa plata) y a¨²n podr¨ªan llegar m¨¢s.
?Y los dirigentes deportivos? ?Y el papel de las instituciones? Ah, esa es una discusi¨®n que deber¨¢ plantearse una vez que terminen los Juegos.
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