Sombrerudos y gorreros
La celebraci¨®n del festival Arre este fin de semana en Ciudad de M¨¦xico constata la efervescencia de la m¨²sica regional mexicana, pregonera de un eclecticismo voraz
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Un muchacho de 20 a?os ¨Cy pinta de algunos menos¨C congreg¨® este fin de semana a decenas de miles de personas, frente a un escenario con aspecto de casco de hacienda, a golpe de baladas tumbadas, este subg¨¦nero que ¨¦l mismo ha inaugurado, afluente del r¨ªo principal, los corridos tumbados. Era...
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Un muchacho de 20 a?os ¨Cy pinta de algunos menos¨C congreg¨® este fin de semana a decenas de miles de personas, frente a un escenario con aspecto de casco de hacienda, a golpe de baladas tumbadas, este subg¨¦nero que ¨¦l mismo ha inaugurado, afluente del r¨ªo principal, los corridos tumbados. Era Xavi, a secas, el ¨²ltimo grito de la m¨²sica regional mexicana, due?o de una voz poderosa y candidato principal a destronar a Peso Pluma y Natanael Cano en el reino del acorde¨®n y la tuba. No es poca cosa, aunque en el universo ultrajuvenil de los corridos tumbados todo se mueve a una velocidad inquietante.
Nacido en Arizona, con un pie a cada lado de la frontera, Xavi era una de las atracciones principales de la segunda edici¨®n del festival Arre, que se celebr¨® este fin de semana en Ciudad de M¨¦xico y reuni¨® a m¨¢s de 50.000 personas cada d¨ªa, seg¨²n los organizadores. Lo anunciaban como cabeza de cartel y ocup¨® el escenario grande a las horas centrales, antes de Los Tigres del Norte. Fue uno de los grandes triunfadores de la noche, pese a sus arrebatos melanc¨®licos, poco dados al baile. A 100 metros del escenario, una mujer grit¨® en un momento a todo pulm¨®n: ¡°?pinche Xavi, no me prendes nada!¡±. Aunque parec¨ªa m¨¢s bien una forma de convivir, que un reclamo sincero.
Alguien en la industria musical debe haber visto en Xavi una conexi¨®n m¨¢gica entre las dos grandes cordilleras sonoras del pa¨ªs, la de del corrido, por un lado, y la de la canci¨®n rom¨¢ntica, por otro. Un puente que enlace la urgencia y la agresividad de los tumbados con la intimidad y la emoci¨®n de baladas y boleros ¨Ccon permiso de la cumbia y la salsa. Ah¨ª est¨¢n La Diabla o Coraz¨®n de Piedra, ¨¦xitos incontestables, cl¨¢sicos instant¨¢neos del g¨¦nero. Pero lo anterior se concreta en la inercia de Xavi a cantarle a Luis Miguel, due?o de cientos de miles de corazones en toda Am¨¦rica Latina y Espa?a. El s¨¢bado enton¨® Ahora te puedes marchar, a golpe de tromb¨®n.
La versi¨®n que hizo Xavi de la canci¨®n de El Sol resume bien el estado de las cosas. Un pu?ado de veintea?eros se est¨¢ adue?ando del favor de las audiencias, que sienten una conexi¨®n fantasiosa, y a la vez real, con esas historias modernas de bandidos, armas, drogas y amores perdidos. Esa sutileza de Los Tigres del Norte cuando cantaban al jefe de jefes no tiene cabida en las letras de los nuevos, m¨¢s evidentes, descaradas, pegadas a la realidad de muchas experiencias juveniles, en un pa¨ªs sujeto a una guerra tibia desde hace casi 20 a?os.
Sus ejercicios trovadorescos, ese mapeo musical de ¡°la ma?a¡±, como se le dice en muchas partes del pa¨ªs al crimen organizado, comparten espacio y geograf¨ªa con lo ardido, una pulsi¨®n entre lo t¨®xico y lo rom¨¢ntico que se centra en una interesante etapa del duelo amoroso, la indiferencia simulada ante la p¨¦rdida. Pocos tan maestros en mezclar ambas cosas como el primo de Peso Pluma, Tito Double P., compositor de muchas de las canciones del primero, due?o, adem¨¢s, de una presencia admirable en el escenario, como lo demostr¨® en el Arre, tambi¨¦n el s¨¢bado. Si Xavi aparece como candidato principal de la segunda l¨ªnea, Tito figura a su lado.
Es la era del sombrero. O, m¨¢s bien, del sombrero y la gorra, del rap hecho corrido, de la balada construida con tubas. El eclecticismo como norma. La primera canci¨®n propia de Tito Double P. fue un dembow que cant¨® con otro de sus colegas generacionales, Luis R. Conr¨ªquez. Tito y su primo sacaron una suerte de tango sinaloense hace unos meses, Los Cuadros. El mismo Conr¨ªquez, creador de otro cl¨¢sico tumbado, Si no quieres no, menci¨®n a los hijos de El Chapo incluida, incursiona en la cumbia b¨¦lica¡ Tienen prisa los muchachos, quieren mezclar, hacer experimentos, ver qu¨¦ pasa. Y la industria encantada.
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