Vandalismo de Trump contra el sistema multilateral, una vez m¨¢s
Si nuestros gobernantes no logran unirse en contra de la propuesta estadounidense para el BID, Trump habr¨¢ avanzado una vez m¨¢s contra las instituciones internacionales
La apetencia y activismo de la Administraci¨®n Trump para socavar, y de ser posible destruir, las instituciones internacionales parecen ser ilimitados y, lamentablemente, permitidos por la inacci¨®n pusil¨¢nime de otros Gobiernos. El m¨¢s reciente acto de vandalismo diplom¨¢tico de Trump es la nominaci¨®n de un ciudadano estadounidense para el cargo de presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta acci¨®n contraviene claramente el entendido y pr¨¢ctica de larga data que, a cambio de que la instituci¨®n tenga su sede en Washington D.C., su presidente siempre ser¨ªa un latinoamericano y un...
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La apetencia y activismo de la Administraci¨®n Trump para socavar, y de ser posible destruir, las instituciones internacionales parecen ser ilimitados y, lamentablemente, permitidos por la inacci¨®n pusil¨¢nime de otros Gobiernos. El m¨¢s reciente acto de vandalismo diplom¨¢tico de Trump es la nominaci¨®n de un ciudadano estadounidense para el cargo de presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta acci¨®n contraviene claramente el entendido y pr¨¢ctica de larga data que, a cambio de que la instituci¨®n tenga su sede en Washington D.C., su presidente siempre ser¨ªa un latinoamericano y un estadounidense su segundo al mando. El compromiso de los Estados Unidos con la regla de tener un l¨ªder latinoamericano en el BID est¨¢ claramente registrado, ni m¨¢s ni menos que en un discurso pronunciado por el presidente Eisenhower en las Naciones Unidas en agosto de 1958.
Esa caracter¨ªstica de la gobernanza del BID fue una de varias que hicieron que la instituci¨®n sea ejemplar, de hecho pionera, entre las instituciones financieras internacionales. No fue ¨²nicamente que los posibles deudores de la instituci¨®n estuviesen facultados para asumir un papel de liderazgo, a condici¨®n de que estuvieran dispuestos a suministrar la mayor parte del capital necesario, que es lo que hab¨ªan ofrecido y han cumplido, sino que tambi¨¦n crearon un verdadero banco para el desarrollo. Desde el primer d¨ªa, se le otorg¨® al BID la capacidad de financiar programas m¨¢s amplios de desarrollo econ¨®mico, no solo proyectos individuales; proporcionar cooperaci¨®n t¨¦cnica junto con sus pr¨¦stamos; y financiar operaciones con el sector privado sin garant¨ªas gubernamentales. Mucho dice que, estas y otras caracter¨ªsticas del BID, fueron luego copiadas e incorporadas por el Banco Mundial y otros bancos regionales multilaterales.
Las bases del BID han demostrado ser s¨®lidas y eficaces, ya que al tiempo que opera como una cooperativa de propietarios que apoya el desarrollo de la regi¨®n, ha logrado mantener su excelente calificaci¨®n crediticia. El BID ha podido diferenciarse de otros bancos regionales de desarrollo, en gran parte debido a su marco de gobernanza y selecci¨®n de liderazgo. Tienen toda la raz¨®n quienes han observado que, en otros bancos regionales, los miembros tienen recursos asegurados pero poca o nula influencia, y en algunos otros, los miembros tienen influencia, pero pocos recursos. En el BID, los miembros tienen influencia y recursos. La propiedad mayoritaria del capital junto con una voz fuerte en la toma de decisiones y la gesti¨®n, encabezada por la presidencia de la instituci¨®n, han hecho que el BID posea tanto legitimidad como efectividad. Estas cualidades ahora est¨¢n siendo amenazadas por la decisi¨®n equivocada de la Administraci¨®n Trump y la hasta ahora d¨¦bil respuesta, m¨¢s bien de genuflexi¨®n, por parte de los Gobiernos de Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Contrariamente a sus habituales excesos ret¨®ricos sobre la unidad latinoamericana, muy poca de esta han demostrado nuestros Gobiernos en la pr¨¢ctica, no solo en los ¨²ltimos tiempos sino tambi¨¦n hist¨®ricamente. Si nuestros gobernantes no logran coordinarse y unirse en contra de la propuesta estadounidense para el BID, la Administraci¨®n Trump habr¨¢ avanzado una vez m¨¢s en sus disparatados asaltos contra los convenios e instituciones internacionales.
La lista de esas graves infracciones es ya incre¨ªblemente larga. Para mencionar algunas, recordemos el repudio al TPP [Acuerdo Transpac¨ªfico de Cooperaci¨®n Econ¨®mica]; la retirada del acuerdo de Par¨ªs sobre cambio clim¨¢tico; el rechazo del acuerdo nuclear con Ir¨¢n; la degradaci¨®n del TLCAN hacia el T-MEC; la retirada de la UNESCO y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; la terminaci¨®n del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio y la evidente resistencia a extender el tratado START; la imposici¨®n de aranceles ilegales a sus socios comerciales y la realizaci¨®n de una guerra comercial a gran escala contra China, todo esto en violaci¨®n de las normas y procedimientos de la OMC; la evasi¨®n de las posibles sanciones de esta ¨²ltima, mediante el bloqueo del nombramiento de nuevos miembros del ¨®rgano de apelaci¨®n de su mecanismo para soluci¨®n de controversias hasta dejarlo inoperativo; el abandono del Pacto Mundial para las Migraciones; y el descabellado abandono de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud en medio de una pandemia mundial.
Todas estas acciones tienen dos rasgos comunes. Uno, traicionan el liderazgo visionario y efectivo del pasado de Estados Unidos en la construcci¨®n de un sistema internacional basado en reglas, tan crucial para la paz y la prosperidad global. Dos, tambi¨¦n traicionan el inter¨¦s nacional de Estados Unidos, al reducir la influencia de ese pa¨ªs y acrecentar la de sus supuestos adversarios y competidores geopol¨ªticos y econ¨®micos.
Es hora de limitar y reparar, en la medida de lo posible, el da?o que la Administraci¨®n Trump ha infligido al sistema internacional. La OMC y el BID son dos buenos lugares para comenzar. Por alguna misteriosa raz¨®n, el actual director general de la OMC ha renunciado y, por lo tanto, debe elegirse un sucesor. Si el maltrato de la OMC por parte del Gobierno de Trump vale como referente, entonces es razonable esperar un proceso en el que la Administraci¨®n americana opte por apoyar a alguien contrario a la misi¨®n, los valores y las capacidades de la instituci¨®n, tal como lo est¨¢ haciendo en el caso del BID.
Para ambos nombramientos pendientes, forzar que la correspondiente elecci¨®n sea retrasada hasta principios de 2021 ser¨ªa la acci¨®n responsable del resto de los miembros. Este paso se justificar¨ªa ciertamente por las condiciones anormales planteadas por la pandemia, las cuales impiden un proceso adecuado de consulta y campa?a por parte de los candidatos que compiten por liderar esas instituciones, pero tambi¨¦n por el hecho de que para entonces habr¨¢ un nuevo Gobierno en los Estados Unidos, con suerte dispuesto a rectificar las perniciosas pol¨ªticas aplicadas por la Administraci¨®n estadounidense desde principios de 2017. Este podr¨ªa ser el caso de cualquier persona elegida democr¨¢ticamente por los ciudadanos estadounidenses. ?Qu¨¦ tal si, incluso un reelecto presidente Trump, por fin se da cuenta en pocos meses de lo da?ina que su guerra absurda contra el sistema multilateral ha sido para los intereses vitales de su propio pa¨ªs?
Ernesto Zedillo Ponce de Le¨®n es profesor de econom¨ªa y pol¨ªtica internacionales en la Universidad de Yale; expresidente de M¨¦xico.