Memoria y responsabilidad
El Congreso ha aprobado todas las extensiones del estado de alarma y el reciente decreto de nueva normalidad, a veces con amplias mayor¨ªas. Esto, posiblemente, no siente ning¨²n precedente
Responsabilidad individual: Pedro S¨¢nchez y Fernando Sim¨®n han apelado al sentido com¨²n y la responsabilidad individual para encarar la nueva normalidad. Tras meses de un dirigismo estatal que ha supervisado estrictamente las libertades civiles, la liberaci¨®n de las restricciones se interpreta como algo bienintencionado que, en cambio, no obliga. Es como las limitaciones de velocidad en carretera o los carteles ligeramente na¨ªf de la DGT que sugieren ¡°mejor m¨¢s despacio¡±.
Responsabilidad pol¨ªtica: Cuando un pol¨ªtico apela a la responsabilidad individual suele ser para exon...
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Responsabilidad individual: Pedro S¨¢nchez y Fernando Sim¨®n han apelado al sentido com¨²n y la responsabilidad individual para encarar la nueva normalidad. Tras meses de un dirigismo estatal que ha supervisado estrictamente las libertades civiles, la liberaci¨®n de las restricciones se interpreta como algo bienintencionado que, en cambio, no obliga. Es como las limitaciones de velocidad en carretera o los carteles ligeramente na¨ªf de la DGT que sugieren ¡°mejor m¨¢s despacio¡±.
Responsabilidad pol¨ªtica: Cuando un pol¨ªtico apela a la responsabilidad individual suele ser para exonerarse a s¨ª mismo de la responsabilidad pol¨ªtica. Durante la cuarentena, el Gobierno ha combinado la mano dura y la sobrerregulaci¨®n en unas cuestiones (aplicando incluso la Ley Mordaza) con una ambig¨¹edad preocupante en otras (en las que se ped¨ªa simplemente sentido com¨²n). Todos los pa¨ªses han ido a ciegas. Pero esto no significa que no sea necesaria una investigaci¨®n independiente que, incluso, depure responsabilidades pol¨ªticas. M¨¢s all¨¢ del meme, ?ha hecho un buen trabajo Fernando Sim¨®n?
Pico y final: El psic¨®logo cognitivo Daniel Kahneman demostr¨® que los seres humanos seguimos la regla del ¡°pico y final¡± a la hora de recordar sucesos: nos quedamos solo con el momento m¨¢s intenso (el pico) y con el final, y no somos capaces de hacer un balance de la experiencia completa. Es un heur¨ªstico o una manera de ahorrar energ¨ªa mental. El pico del coronavirus nos ha marcado. Hemos vivido la cuarentena m¨¢s estricta de Europa y la hemos cumplido con disciplina. Y su final ha sido positivo. Parece que el esfuerzo ha merecido la pena. Pero como ha sido una experiencia colectiva y nadie ha sido inmune a sus consecuencias, corremos el riesgo de pensar que todos hemos pasado por lo mismo y que el coste no ha sido tan alto: ?un par de meses encerrados casa? No es para tanto. Hemos hecho pan y aprendido nuevos hobbies. Pero se ha llevado muchas vidas, y de manera muy desigual.
Memoria: Han fallecido m¨¢s de 28.000 personas (oficialmente, el dato real posiblemente sea superior), alrededor de 20.000 de ellas ancianas o cerca de la vejez. En apenas unos meses, han desaparecido decenas de miles de personas que nacieron, la mayor¨ªa de ellas, entre los a?os treinta y cincuenta del siglo XX. Son d¨¦cadas muy analizadas hist¨®ricamente. Sin embargo, da la sensaci¨®n de que el coronavirus las ha dejado, de pronto, un poco m¨¢s hu¨¦rfanas de historia y memoria.
Guerra cultural: La guerra contra el virus no sustituy¨® a la guerra cultural; ambas se solaparon. Pero cabe aprender una lecci¨®n: a veces la superficie discursiva es una pantalla de humo que oculta cuestiones m¨¢s sencillas. A la hora de la verdad, y en cuestiones relevantes, los pol¨ªticos se han puesto de acuerdo: a pesar de la ret¨®rica de la polarizaci¨®n y la crispaci¨®n, el Congreso ha aprobado todas las extensiones del estado de alarma y el reciente decreto de nueva normalidad, a veces con amplias mayor¨ªas. Esto, posiblemente, no siente ning¨²n precedente.