Lecciones para Espa?a
En pol¨ªtica, la virtud se construye, y la fortuna solo favorece si se ha cultivado esa virtud
La pol¨ªtica es un juego de intereses cruzados y el arte de construir alianzas y coaliciones, y esa rebeli¨®n de los peque?os que ha torpedeado la candidatura de Nadia Calvi?o a presidir el Eurogrupo, lejos de construir en positivo es, en realidad, una coalici¨®n negativa. La cosa es como sigue: tras el Brexit los peque?os temen que los grandes marquen las directrices, los populares no quieren a una socialdem¨®crata al frente del club, los pa¨ªses del norte desconf¨ªan de los del sur y los para¨ªsos fiscales ...
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La pol¨ªtica es un juego de intereses cruzados y el arte de construir alianzas y coaliciones, y esa rebeli¨®n de los peque?os que ha torpedeado la candidatura de Nadia Calvi?o a presidir el Eurogrupo, lejos de construir en positivo es, en realidad, una coalici¨®n negativa. La cosa es como sigue: tras el Brexit los peque?os temen que los grandes marquen las directrices, los populares no quieren a una socialdem¨®crata al frente del club, los pa¨ªses del norte desconf¨ªan de los del sur y los para¨ªsos fiscales de facto recelan frente a los que leg¨ªtimamente quieren regulaci¨®n fiscal europea. Si le sumamos nuestra habitual falta de reflejos diplom¨¢tica (pues la virtud en pol¨ªtica consiste siempre en tener un plan B), el resultado es el vuelco en las relaciones de poder de Bruselas, hasta ahora marcadas por su locomotora hist¨®rica, el eje franco-alem¨¢n, y en cuya sala de mandos empez¨¢bamos a encontrar un espacio despu¨¦s del Brexit. L¨¢stima de timing el nuestro.
Una de las cosas m¨¢s llamativas es comprobar que la historia sigue repiti¨¦ndose. El boicot de los populares contra Calvi?o recuerda inevitablemente al desplante que sufri¨® Merkel, l¨ªder natural de los conservadores europeos, cuando apoyaba a Timmermans para presidir la Comisi¨®n. Una vez m¨¢s, la familia popular europea se sit¨²a a su derecha, encontrando poco aliento en los valores europe¨ªstas que Merkel defiende ahora con ah¨ªnco. Cierto que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil adscribir a la canciller a una familia ideol¨®gica, pues se ha ganado a pulso el t¨ªtulo de constructora de consensos, de representante del inter¨¦s general en Europa. La pregunta ser¨ªa: ?podr¨¢ salvarla?
Se la hac¨ªa Wolfgang M¨¹nchau en el Financial Times, se?alando que ¡°es necesario un plan estrat¨¦gico de reforma de la gobernanza en la eurozona¡±. Porque tan complaciente ser¨ªa atribuir todo el m¨¦rito del plan de recuperaci¨®n a la canciller como reducir su legado a eso. Alemania debe apoyarse en los pa¨ªses grandes, especialmente en Francia: aunque hoy resulte m¨¢s popular ensalzar a Merkel, las piezas que favorecieron su giro europe¨ªsta las coloc¨® Macron, cuya actitud nunca fue el enfrentamiento sino la persuasi¨®n. Mientras procuraba reactivar el eje Par¨ªs-Berl¨ªn, constru¨ªa una coalici¨®n a favor de las reformas en Europa junto a Italia y Espa?a, y fue suspicaz para tener un plan B tras el boicot a Timmermans. Lagarde era la candidata continuista con las l¨ªneas de Draghi, y sugiri¨® a la alemana Von der Leyen para presidir la Comisi¨®n. Las dos piezas, junto a la presi¨®n del sur, favorecieron que Alemania apoyase el plan de recuperaci¨®n como un proyecto federalizante. En pol¨ªtica, la virtud se construye, y la fortuna solo favorece si se ha cultivado esa virtud. Se necesita tiempo para ver c¨®mo las piezas encajan, pero solo los buenos jugadores de ajedrez saben anticiparse a los grandes movimientos. Esa s¨ª es una buena lecci¨®n para Espa?a.