Dirigentes en el alambre
La pol¨ªtica tiende a la inmediatez desconectada del tiempo. Pero el pasado siempre regresa
La aceleraci¨®n del tiempo en pol¨ªtica ¡ªsu ¨²ltima v¨ªctima es Casado¡ª ha llegado a ser insoportablemente tempestiva. Los anglosajones suelen citar a Sir Harold Nicolson, al que se recuerda injustamente como marido de Vita Sackville-West y jardinero de Sissinghurst: ¡°?Una semana es mucho tiempo en pol¨ªtica!¡±. A estas alturas esa es una frase muy viejuna: ahora una semana es una eternidad. Hace siete d¨ªas se hablaba de la fusi¨®n Bancaixa, no de Kitchen, y desde entonces se ha estrellado la ar...
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La aceleraci¨®n del tiempo en pol¨ªtica ¡ªsu ¨²ltima v¨ªctima es Casado¡ª ha llegado a ser insoportablemente tempestiva. Los anglosajones suelen citar a Sir Harold Nicolson, al que se recuerda injustamente como marido de Vita Sackville-West y jardinero de Sissinghurst: ¡°?Una semana es mucho tiempo en pol¨ªtica!¡±. A estas alturas esa es una frase muy viejuna: ahora una semana es una eternidad. Hace siete d¨ªas se hablaba de la fusi¨®n Bancaixa, no de Kitchen, y desde entonces se ha estrellado la aritm¨¦tica del poder con los remanentes municipales. Esa aceleraci¨®n del tiempo en pol¨ªtica disuade de cualquier estrategia de largo recorrido. Todo es regate corto. Hasta que a la pol¨ªtica se le cruza el tiempo largo de la ciencia, como les sucede con las vacunas, o de la justicia, que tiende a cojear despacio pero al final llega, como advert¨ªa el aforismo de la vieja Roma, y descompone los esquemas. Eso le ha sucedido a Casado: ¡°?Yo solo era un diputado por ?vila!¡±, se resiste. Pero el pasado siempre vuelve. Casado acaba de toparse consigo mismo como meritorio de G¨¦nova, como a Iglesias le persigue aquel tipo con camisas de Alcampo que nunca se ir¨ªa del barrio.
El tiempo an¨®malamente vertiginoso de la pol¨ªtica provoca un colapso cuando el pasado irrumpe en el presente. Sobre todo cuando estalla una bomba de espoleta retardada que qued¨® ah¨ª, como a veces estallan obuses de las viejas guerras del siglo XX. Casado quiere pensar que ¨¦l es un nuevo PP, sin entender que es el PP. S¨¢nchez nunca supo c¨®mo responder a Rivera cuando le preguntaba insistentemente si iba a dimitir por los ERE, despu¨¦s de su moci¨®n a moci¨®n a Rajoy por esc¨¢ndalos del aznarismo. Rajoy trat¨® de desconectarse de Aznar, y Zapatero del lado oscuro del felipismo. A Feij¨®o le hace pensar Kitchen en cosas de ¡°hace 15 o 20 a?os¡± pero no pasa de la mitad y ¨¦l ya era un l¨ªder de su partido. Todos tienden a creer que lo sucedido a?os atr¨¢s es prehistoria, sin asumir que casi siempre es su propia historia.
¡°Palabra en el tiempo¡±, dec¨ªa Machado resisti¨¦ndose a creer en los versos de m¨¢rmol eterno, y eso vale sobre todo para la palabra pol¨ªtica, que es puro presente, sin aspirar a nada m¨¢s all¨¢ del titular de ma?ana. Las pr¨®ximas elecciones quedan muy lejos. S¨¢nchez andaba estos d¨ªas ofuscado por que Casado haya variado de idea sobre la renovaci¨®n del poder judicial en unas semanas, y quiso demostrar su inconsistencia con un whastapp. No hace tanto que Felipe Gonz¨¢lez se lamentaba de que S¨¢nchez se hubiera comprometido a la abstenci¨®n y se pasara al no es no, forzando el abismo. S¨¢nchez quiso gobernar con Cs, al poco confes¨® que se hab¨ªa equivocado con Podemos, despu¨¦s revel¨® que no dormir¨ªa en caso de gobernar con Podemos, con quienes gobierna, y a la vez negocia con Cs pero los devuelve a la foto de Col¨®n. La pol¨ªtica, en fin, tiende a la inmediatez desconectada del tiempo. Pero el pasado ¡ªya sea el zarrapastroso Caso Dina o la hooveriana Operaci¨®n Kitchen¡ª siempre regresa.