?Brasil un ¡°paria¡± en el mundo?
Empeque?ecer a Brasil es un pecado que la extrema derecha puede pagar muy caro.
El canciller de Brasil, Ernesto Ara¨²jo, dijo este jueves a los estudiantes del Colegio Rio Branco, el prestigioso instituto de formaci¨®n de diplom¨¢ticos brasile?os, que no importa que Brasila parezca ¡°un paria¡± en el mundo si es por defender la libertad. Lo dijo ante el presidente Jair Bolsonaro, quien estaba participando en la ceremonia.
Las palabras suelen ser reveladoras de lo que se piensa. Y no es acaso que su ministro haya escogido el calificativo de ¡°paria¡± que significa tambi¨¦n excluido, marginal y proscrito y que nos remonta a los parias de la India, los intocables, los sin der...
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El canciller de Brasil, Ernesto Ara¨²jo, dijo este jueves a los estudiantes del Colegio Rio Branco, el prestigioso instituto de formaci¨®n de diplom¨¢ticos brasile?os, que no importa que Brasila parezca ¡°un paria¡± en el mundo si es por defender la libertad. Lo dijo ante el presidente Jair Bolsonaro, quien estaba participando en la ceremonia.
Las palabras suelen ser reveladoras de lo que se piensa. Y no es acaso que su ministro haya escogido el calificativo de ¡°paria¡± que significa tambi¨¦n excluido, marginal y proscrito y que nos remonta a los parias de la India, los intocables, los sin derechos, los castigados a hacerlos trabajos m¨¢s humildes.
Afirmar que no importa que Brasil sea visto como paria y marginal en el mundo es una grave ofensa a los m¨¢s de 200 millones de brasile?os. Y a?adir que eso es por ¡°defender la libertad¡± suena a sarcasmo.
?Qu¨¦ libertades est¨¢ hoy defendiendo el Gobierno de extrema derecha? ?La libertad de expresi¨®n? ?La libertad de la mujer de usar de su propio cuerpo? ?La de poder vivir en paz la propia sexualidad? ?La de los negros y de color que son mayor¨ªa y son los m¨¢s expuestos a la violencia institucional? ?La libertad de los diferentes y excluidos? ?La de los ind¨ªgenas a los que se est¨¢ exterminando y a quienes se les empuja a entrar en nuestra alienada civilizaci¨®n?
Justamente hoy los grandes millonarios est¨¢n comprando islas v¨ªrgenes para vivir fuera del estruendo de un mundo cada vez m¨¢s masificado. No, Brasil no es visto en el exterior como un paria. Si acaso lo ven con preocupaci¨®n porque su Gobierno est¨¢ amenazando todas las libertades con una pol¨ªtica autoritaria que lo aleja de las grandes democracias del mundo.
El ministro Ara¨²jo hab¨ªa afirmado al llegar al Itamaraty, como se llama la casa diplom¨¢tica brasile?a, que ¡°Dios hab¨ªa escogido a Trump y Bolsonaro para salvar al mundo¡±. ?Salvarlo de qu¨¦? Justamente en este momento los Estados Unidos y Brasil pagan un alto precio por las pol¨ªticas negacionistas y autoritarias de sus presidentes.
La verdad, guste o no, es que Brasil es hoy visto por el mundo con preocupaci¨®n no como ¡°paria¡±. Es un pa¨ªs que siempre fue admirado no solo como una potencia econ¨®mica sino por ser un pa¨ªs que despertaba simpat¨ªa y hasta envidia. Brasil es un pa¨ªs en el que siempre han convivido en paz personas de m¨¢s de 90 pa¨ªses distintos. Aqu¨ª se quedaron y hoy sus hijos y nietos se sienten brasile?os.
Que el ministro de Exteriores no se preocupe de que este pa¨ªs, uno de los mayores del mundo y estrat¨¦gico en el continente, sea visto como un ¡°paria¡± revela mejor que otra cosa hasta qu¨¦ l¨ªmites est¨¢n conduciendo al pa¨ªs a una pobreza pol¨ªtica y espiritual.
Brasil siempre se destac¨® por su pol¨ªtica exterior vista como una de las m¨¢s preparadas del mundo. El Itamaraty era considerado como una escuela de diplom¨¢ticos que engrandec¨ªan la imagen de Brasil en el exterior.
Yo mismo fui testigo de ello cuando hace 20 a?os al llegar aqu¨ª fui a entrevistar al entonces ministro de Exteriores, Celso Lafer. Me impresion¨® su visi¨®n abierta del mundo, su bagaje cultural y su dominio de las lenguas. Y pude tocar con manos en mis viajes por el mundo la simpat¨ªa con la que eran acogidos mis colegas periodistas brasile?os. Enseguida exaltaban a Brasil recordando no solo su f¨²tbol con el m¨ªtico Pel¨¦, sino su m¨²sica, su pluralismo religioso y sus bellezas naturales, desde sus selvas a sus playas v¨ªrgenes. Y, sobre todo, por su capacidad de aceptar a los extranjeros.
No he encontrado, en efecto, a un extranjero enraizado en Brasil que haya visto a este pa¨ªs como un ¡°paria¡±, sino como un gigante digno de respeto en el que a pesar de sus desigualdades sociales y sus restos de racismo heredado desde los tiempos de la esclavitud, ha sido un pa¨ªs que no ama la guerra. Le gusta eso s¨ª, vivir con felicidad. Cuando el exdirector de la edici¨®n brasile?a de EL PA?S, Antonio Jim¨¦nez, regres¨® a Espa?a le preguntaron qu¨¦ le hab¨ªa dado Brasil respondi¨®: ¡°Me ense?¨® a ser feliz¡±.
Que los gobernantes de hoy que est¨¢n empobreciendo al pa¨ªs con su pol¨ªtica de exclusi¨®n y de negacionismos no se duda. La democracia con todos sus pecados es hoy aprobada por el 70% de los brasile?os como mejor que la dictadura.
Intentar envenenar al pa¨ªs creando odios y empobreciendo las libertades solo llevar¨¢ o a una rebeli¨®n o a un desprecio por los nuevos pol¨ªticos. Hablar de libertades en un Gobierno que persigue a los artistas, a los cient¨ªficos y humilla a los profesores mientras deja tranquilos a las poderosas milicias y traficantes asusta. Un Gobierno que considera una nimiedad las 155.000 v¨ªctimas de la pandemia por su pol¨ªtica negacionista del virus y por boicotear la esperanza de una vacuna que nos libre de esa pesadilla, se jacte de ser palad¨ªn de la libertad, es grotesco.
Empeque?ecer a Brasil, que es un continente con enormes posibilidades tantas veces castradas por pol¨ªticas obtusas y de rapi?a de los bienes p¨²blicos, es un pecado que la extrema derecha puede pagar muy caro.
Brasil no es un paria, es una posibilidad de desarrollo destinado a contar en el tablero del mundo. Y eso nadie ser¨¢ capaz de robarle. Un pa¨ªs que nunca am¨® la guerra y se le envenena con odios que podr¨ªa conducir a una guerra civil, merece estadistas que en vez de empeque?ecerle sean capaces de recolocarle dentro y fuera del pa¨ª no como un paria sino como una posibilidad y una esperanza.