La inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en Catalu?a
Una encuesta se?ala la sangrante divisi¨®n de la sociedad catalana: la mitad est¨¢ a favor del actual modelo, mientras que la otra mitad lo rechaza
Una vez m¨¢s, se plantea el debate sobre la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en la escuela catalana. Desde el independentismo catal¨¢n se ha transmitido la idea de que tal inmersi¨®n -el hecho de que salvo dos o tres horas semanales impartidas en castellano, el resto se ense?a en catal¨¢n- ha sido un rotundo ¨¦xito acad¨¦mico y que goza de ampl¨ªsimo consenso ¨Cpor no decir unanimidad- entre los habitantes de esta comunidad aut¨®noma. Sin embargo, ambas afirmaciones carecen de sustento emp¨ªrico.
En lo que se re...
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Una vez m¨¢s, se plantea el debate sobre la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en la escuela catalana. Desde el independentismo catal¨¢n se ha transmitido la idea de que tal inmersi¨®n -el hecho de que salvo dos o tres horas semanales impartidas en castellano, el resto se ense?a en catal¨¢n- ha sido un rotundo ¨¦xito acad¨¦mico y que goza de ampl¨ªsimo consenso ¨Cpor no decir unanimidad- entre los habitantes de esta comunidad aut¨®noma. Sin embargo, ambas afirmaciones carecen de sustento emp¨ªrico.
En lo que se refiere a la primera cuesti¨®n, en un trabajo -a partir de los datos del PISA de 2015- realizado por Jorge Calero y ?lvaro Choi (Efectos de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica sobre el alumnado castellanoparlante en Catalu?a) se indica que, a igualdad de nivel socioecon¨®mico, los alumnos cuya lengua materna es el catal¨¢n obtienen mejores resultados en las competencias de ciencia y lectura que aquellos que tienen por lengua materna el castellano (al fin y al cabo, esto de la inmersi¨®n es algo que tienen que hacer los castellanohablantes). No ocurre lo mismo con la competencia matem¨¢tica, cuya igualdad entre unos y otros estos investigadores la atribuyen al hecho de que en las matem¨¢ticas prepondera un lenguaje formalizado espec¨ªfico. A partir de su investigaci¨®n, concluyen que el supuesto ¨¦xito de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica ¡°no ha sido avalado por la evidencia emp¨ªrica contrastable¡±. Desde cierta izquierda se aduce que en las pruebas de acceso a la universidad los resultados en Lengua Espa?ola de los estudiantes catalanes son mejores que la media nacional. Se olvida indicar que a tal examen no llegan todos los alumnos ¨Cpor muy numerosos que puedan ser-, sino solo aquellos que han superado el list¨®n de obst¨¢culos que conduce hasta tal prueba.
Tampoco parece que haya un excesivo consenso en la sociedad catalana con respecto a la inmersi¨®n. Del mismo modo que el CIS se niega a plantear preguntas inc¨®modas ¨Ccomo la cuesti¨®n de la dicotom¨ªa entre rep¨²blica y monarqu¨ªa-, el CEO (el Centre d¡¯Estudis d¡¯Opini¨® ¨Cpara entendernos, el CIS catal¨¢n-) no investiga sobre la inmersi¨®n. Es por ello que me remito a una encuesta del instituto de investigaci¨®n GESOP (con 1.600 entrevistas) encargada por Societat Civil Catalana, la cual muestra que el 75,6% prefiere un r¨¦gimen triling¨¹e (catal¨¢n, castellano e ingl¨¦s), un 14% es partidario de una ense?anza biling¨¹e en catal¨¢n y en castellano, el 8,8% opta por el actual modelo en catal¨¢n y un reducid¨ªsimo 0,5% querr¨ªa que todo fuera en castellano (el restante 1,2% no sabe o no contesta). En el blog de Politikon, Garvia y Santana citan una encuesta (con 2200 entrevistados) en la que se observa la sangrante divisi¨®n de la sociedad catalana: la mitad est¨¢ a favor del actual modelo, mientras que la otra mitad lo rechaza. No es de recibo dar la raz¨®n a la mitad de la poblaci¨®n a costa de la otra mitad, pese a que ser¨ªa factible llegar a alg¨²n consenso.
El historiador Joaquim Coll explicaba que el actual modelo de inmersi¨®n est¨¢ muy lejos del que se aprob¨® en 1983 gracias a la iniciativa del PSC y del PSUC (El tab¨² de la inmersi¨®n). Entonces?se evit¨® crear una doble red escolar en funci¨®n de la lengua -que era la propuesta inicial de CiU- y se opt¨® por un modelo biling¨¹e en el que se respetaba el derecho a la ense?anza en la lengua materna y se alentaba el uso del catal¨¢n para compensar su arrinconamiento durante la dictadura. Y concluye que se ha pasado a un modelo que ¡°excluye dogm¨¢ticamente al castellano?como lengua vehicular¡±. Es decir, el consenso alcanzado en 1983 en torno a la Ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica (aprobada?en el Parlament en 1983 con tan solo una abstenci¨®n) se fue quebrando paulatinamente.
Ni siquiera en el supuesto de que Catalu?a llegara a ser una naci¨®n independiente (posibilidad que las fuerzas pol¨ªticas unionistas consideran irrealizable, al margen de la voluntad que pudiera expresar una mayor¨ªa cualificada de catalanes) se podr¨ªa admitir el actual arrinconamiento del castellano. ?Convertir¨ªa la hipot¨¦tica Rep¨²blica de Catalunya en ciudadanos de segunda categor¨ªa a los castellanohablantes? ?O les invitar¨ªa amablemente a irse? La resoluci¨®n del Tribunal Constitucional en la que se indica que se deber¨ªa ense?ar en castellano al menos un 25% del tiempo escolar es de lo m¨¢s razonable. Y no solo eso, es una resoluci¨®n que hay que cumplir.
En todo caso, no estar¨ªa mal promover algo de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en todas las lenguas de Espa?a en la escuela. ?No contribuir¨ªa a consolidar la idea de Espa?a que todos los escolares ¨Cy, claro est¨¢, todos los espa?oles- fueran capaces de decir y entender algunas frases en tales idiomas? Que no pase lo que me sucedi¨® en cierta ocasi¨®n al ir a pagar en una gasolinera de Madrid. El joven que me atendi¨® me pregunt¨® en qu¨¦ idioma cantaba el grupo ¨Ccreo que era Kortatu- que con tanto entusiasmo estaba escuchando. En Finlandia, el hecho de contar con una minor¨ªa de habla sueca fuerza a todos los escolares a aprender algo de sueco.
De todos los inmensos problemas que tiene nuestro sistema educativo (un curr¨ªculo anticuado y sobrecargado, la mejorable formaci¨®n del profesorado, el clasista fracaso escolar, el aprendizaje del ingl¨¦s y de las Matem¨¢ticas, el fomento de la educaci¨®n f¨ªsica, etc.), la cesi¨®n en la cuesti¨®n del castellano ha puesto en bandeja al grueso de las fuerzas pol¨ªticas unionistas (todas las derechas a las que se suman ciertos sectores del PSOE) la derogaci¨®n de la nueva ley educativa en cuanto la izquierda pierda su actual fr¨¢gil mayor¨ªa.
Rafael Feito es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid.