Ser de letras
Hasta ahora este ha sido un pa¨ªs de letras, poblado de moralistas y leguleyos especialistas en retorcer el verbo hasta convertirlo en puro flato. Hoy, los intelectuales son los cient¨ªficos
En plena adolescencia a cualquier estudiante se le plantea a su manera la duda de Hamlet: afrontar con ardua entereza el mundo de Pit¨¢goras o dormir, tal vez so?ar, navegando pl¨¢cidamente el cielo de Plat¨®n. A partir de un momento en su ¨¢nimo se establece el dilema existencial entre ¨¢lgebra o lat¨ªn, c¨¢lculo o historia, Newton o lengua, Galileo o Miguel ?ngel, biolog¨ªa o humanismo, Darwin o G¨¦nesis, f¨ªsica cu¨¢ntica o filosof¨ªa, telescopio Hubble o Dios creador del universo. Ser de letras o de ciencias tambi¨¦n es una forma distinta de ser y de vivir. Hasta ahora este ha sido un pa¨ªs de letras, p...
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En plena adolescencia a cualquier estudiante se le plantea a su manera la duda de Hamlet: afrontar con ardua entereza el mundo de Pit¨¢goras o dormir, tal vez so?ar, navegando pl¨¢cidamente el cielo de Plat¨®n. A partir de un momento en su ¨¢nimo se establece el dilema existencial entre ¨¢lgebra o lat¨ªn, c¨¢lculo o historia, Newton o lengua, Galileo o Miguel ?ngel, biolog¨ªa o humanismo, Darwin o G¨¦nesis, f¨ªsica cu¨¢ntica o filosof¨ªa, telescopio Hubble o Dios creador del universo. Ser de letras o de ciencias tambi¨¦n es una forma distinta de ser y de vivir. Hasta ahora este ha sido un pa¨ªs de letras, poblado de moralistas y leguleyos especialistas en retorcer el verbo hasta convertirlo en puro flato. En las plazas y en los jardines p¨²blicos se levantan las estatuas de insignes figuras del pasado, que en su mayor¨ªa han sido reyes, santos, conquistadores, pol¨ªticos, humanistas, jurisconsultos y otros pr¨®ceres que han gastado su vida echando palabras por la boca y ahora desde el pedestal con el brazo extendido se?alan con el dedo un camino de la historia generalmente equivocado; apenas hay algunos cient¨ªficos espor¨¢dicos que hayan merecido el honor del bronce o del m¨¢rmol. Hubo un tiempo en que por todas partes florec¨ªan los pensadores que nos ten¨ªan subyugados, pero hoy no existe una figura en el campo del pensamiento, de la cultura, de la pol¨ªtica a la que agarrarse. Nadie sabe ad¨®nde han ido a parar aquellos intelectuales con pipa, due?os de la verdad y de todas las certezas. El mundo ya no es de letras. En plena confusi¨®n la ciencia ha ocupado todo el espacio. Ahora los intelectuales son los cient¨ªficos, los laboratorios son las sacrist¨ªas de la nueva religi¨®n; en ellas la f¨ªsica cu¨¢ntica tambi¨¦n es filosof¨ªa, la biolog¨ªa molecular no se distingue de la poes¨ªa, la teolog¨ªa es el vac¨ªo.