Assange, ?salud mental o libertad de expresi¨®n?
La clave en el fundamento judicial de la denegatoria de la extradici¨®n no est¨¢ en la condici¨®n de comunicador de Assange
Bueno por Assange que el Tribunal Penal Central de Londres haya resuelto que no debe ser extraditado a EE UU. Tiene ahora la fiscal¨ªa catorce d¨ªas para apelar mientras a Assange ya se le deneg¨® la libertad bajo fianza. Seguir¨¢ pues en la prisi¨®n de Bermash. Quedar¨¢ siempre a su disposici¨®n, en todo caso, su derecho de recurrir a la Corte Europea de Derechos Humanos si los tribunales brit¨¢nicos terminasen fallando en su contra.
?Triunfo de la libertad de expresi¨®n? En el fondo, s¨ª. Pero por de rebote. Como ya se ha dicho en este peri¨®dico, la decisi¨®n de la jueza Baraitser niega la extra...
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Bueno por Assange que el Tribunal Penal Central de Londres haya resuelto que no debe ser extraditado a EE UU. Tiene ahora la fiscal¨ªa catorce d¨ªas para apelar mientras a Assange ya se le deneg¨® la libertad bajo fianza. Seguir¨¢ pues en la prisi¨®n de Bermash. Quedar¨¢ siempre a su disposici¨®n, en todo caso, su derecho de recurrir a la Corte Europea de Derechos Humanos si los tribunales brit¨¢nicos terminasen fallando en su contra.
?Triunfo de la libertad de expresi¨®n? En el fondo, s¨ª. Pero por de rebote. Como ya se ha dicho en este peri¨®dico, la decisi¨®n de la jueza Baraitser niega la extradici¨®n, en efecto. Pero no lo hace con base en principios de la libertad de expresi¨®n ni considera que una extradici¨®n de Assange a EE UU los afectar¨ªa. Va por otro camino.
Semejante al seguido el 2018 por la Alta Corte (High Court) en el caso de la activista Lauri Love. Su extradici¨®n tambi¨¦n fue denegada porque sufr¨ªa de depresi¨®n y podr¨ªa suicidarse de ser extraditado. Hab¨ªa sido acusado el 2013 de hackear computadoras del gobierno estadounidense para robar informaci¨®n confidencial.
March¨® la jueza Baraitser por esa ruta sin dejar de criminalizar ciertas pr¨¢cticas period¨ªsticas ni cuestionar la legitimidad del gobierno estadounidense de pedir la extradici¨®n de Assange por divulgar informaci¨®n. A trav¨¦s de Wikileaks Assange hab¨ªa estado divulgando, como se sabe, la informaci¨®n que le hab¨ªa proporcionado la ex soldado Chelsea Manning. Y esa es la clave de la cuesti¨®n. Manning sustrajo y entreg¨® a Wikileaks 90.000 informes sobre la guerra en Afganist¨¢n; 400.000 sobre la guerra en Irak; 800 informes sobre detenidos en Guant¨¢namo y 250.000 cables del Departamento de Estado.
Probablemente la primera divulgaci¨®n (2007) relevante v¨ªa Wikileaks fue del video grabado desde un helic¨®ptero militar Apache que patrullaba Bagdad en julio de ese a?o. La tripulaci¨®n recibi¨® permiso para ¡°entablar combate¡± y masacraron una docena de personas que estaban en la calle junto a una camioneta debajo del helic¨®ptero. Entre ellos un camar¨®grafo de Reuters y su chofer. Gracias a Wikileaks se pudo conocer lo que hab¨ªa pasado. Todo qued¨® registrado en video.
La clave en el fundamento judicial de la denegatoria de la extradici¨®n no est¨¢ en la condici¨®n de comunicador de Assange sino en dos cosas vinculadas entre s¨ª: la salud de Assange y las previsibles condiciones de detenci¨®n en EE UU.
Diagnosticado con trastornos del espectro autista (ASD), asperger, depresi¨®n severa y riesgo de suicidio, luego de casi dos a?os de detenci¨®n en duras condiciones en Bermash, la salud de Assange est¨¢ seriamente deteriorada. Como lo mencion¨® la propia jueza en su sentencia, de ser extraditado habr¨ªa sido transferido a una prisi¨®n de m¨¢xima seguridad en Florence, Colorado, en la que los reclusos est¨¢n encerrados en su celda, sin contacto alguno, por 23 horas diarias. Condiciones consideradas ¡°opresivas¡±; especialmente considerando una eventual ¡°condena gravemente desproporcionada¡± (175 a?os), como lo expres¨® la defensa de Assange.
Temas ciertos y relevantes, pero el asunto de fondo es, sin embargo, el de la libertad de expresi¨®n. Y en el caso concreto, si Assange ten¨ªa derecho a divulgar la informaci¨®n que Wikileaks fue publicando sobre estas materias sensibles. Como se argument¨® en el proceso, la Primera Enmienda de la Constituci¨®n estadounidense protege el derecho de los medios de comunicaci¨®n de recibir y publicar informaci¨®n de inter¨¦s p¨²blico. Lo que hizo WikiLeaks, con quienes se puede discrepar o coincidir, pero ese es otro asunto.
No todos, sin embargo, estuvieron de acuerdo en que Assange pod¨ªa divulgar esa informaci¨®n obtenida ni en la legitimidad de la conducta de Assange. Particularmente el Gobierno de Trump. En consistencia con lo que Obama hab¨ªa expresado que ¡°los periodistas no deben enfrentar riesgos legales por su trabajo¡±, ninguna acusaci¨®n penal se hizo contra Assange durante su Gobierno. Cambi¨® el enfoque con el Gobierno Trump.
Desde el inicio, a trav¨¦s de su entonces vocero Sean Spicer, la tesis del Gobierno de Trump era que hab¨ªa que ¡°hacer responsable a la prensa¡±. Luego que Assange publicara un art¨ªculo en el Washington Post sobre unas ¡°ciberarmas¡± de la CIA sobre las cuales la agencia habr¨ªa perdido control, Mike Pompeo, entonces jefe de la CIA, sindic¨® a Wikileaks como una ¡°agencia hostil no estatal de inteligencia¡±. A los pocos d¨ªas el entonces Fiscal General decidi¨® que el arresto de Assange era ¡°una prioridad¡±.
Es curiosa, en este terreno, la cuestionada complicidad con esa tesis autoritaria de algunos intereses privados que le negaban a Assange su condici¨®n de comunicador/periodista. Evidentemente todas las organizaciones realmente independientes de periodistas (como Reporteros sin Fronteras) o de derechos humanos (Amnist¨ªa Internacional, Human Rights Watch. etc.) nunca pusieron en duda que se estaba ante un caso de libertad de expresi¨®n.
No dejaron de moverse, sin embargo, intereses pol¨ªticos en ciertas organizaciones dada la magnitud de los bombazos que hab¨ªa estado soltando Wikileaks. Hubo una excepci¨®n: fue particularmente cuestionada la posici¨®n del autodenominado Comit¨¦ para la Protecci¨®n de Periodistas (CPJ, en ingl¨¦s). En criticada -y politizada ¨Cdecisi¨®n resolvi¨® que Assange no era periodista. Y se negaron a protegerlo como tal o a incluirlo el 2019 en la lista anual que publica CPJ de periodistas encarcelados pese a que Assange ya llevaba meses tras las rejas en condiciones muy duras.
Que Assange era un comunicador era un dato de la realidad que no pod¨ªa estar en duda. Incluso fue ganador el 2011 del premio de periodismo Martha Gellgorn el 2011 y contaba con m¨¢s de un carnet identificatorio como periodista otorgado por medios prestigiados. Pero la geopol¨ªtica y ciertos intereses tras la cortina sin duda pesaban. Chocaba esa organizaci¨®n con la definici¨®n del propio CPJ sobre lo que es un periodista: ¡°El CPJ define a los periodistas como personas que cubren noticias o comentan asuntos p¨²blicos a trav¨¦s de cualquier medio de comunicaci¨®n - incluso en la prensa, en fotograf¨ªas, en la radio, en la televisi¨®n y en l¨ªnea¡±. Lo que hizo Assange.
Lo central, pues, es la libertad de expresi¨®n. La Primera Enmienda de la Constituci¨®n estadounidense protege el derecho de los medios de comunicaci¨®n de recibir y publicar informaci¨®n sensible de inter¨¦s p¨²blico. Lo que hizo Wikileaks. Esto fue soslayado en la sentencia anunciada el lunes y que es la clave de la cuesti¨®n y no la salud f¨ªsica y mental del detenido. No deber¨ªa haber omitido como fundamento de la decisi¨®n judicial los principios de la libertad de expresi¨®n y el derecho del p¨²blico a informarse de asuntos de inter¨¦s p¨²blico.
Importante, por ello, recordar ciertos principios universales como los recogidos en la Declaraci¨®n Conjunta que emitieron hace algunos a?os el Relator de la ONU para la Libertad de Opini¨®n y Expresi¨®n, el Representante de la OCDE en Europa para la Libertad de los Medios de Comunicaci¨®n, el Relator de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos y la Relatora Especial para la Libertad de Expresi¨®n de la Comisi¨®n Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos: ¡°No debe atribuirse responsabilidad a los periodistas que publican informaci¨®n clasificada o confidencial cuando no hayan cometido il¨ªcito alguno en obtenerla. Corresponde a las autoridades p¨²blicas proteger la informaci¨®n leg¨ªtimamente confidencial que manejan.
Peligroso que quede una bruma de ambig¨¹edad ante un prop¨®sito que indirectamente podr¨ªa legitimar el derecho de los Estados de castigar severamente a quienes brindan informaci¨®n de inter¨¦s p¨²blico y afirmar la impunidad y el secreto sobre cr¨ªmenes de guerra y otros actos atroces. El presidente Biden perfectamente podr¨ªa considerar indultar a Assange para cortar este dantesco c¨ªrculo de acoso al estar de por medio los principios democr¨¢ticos de la libertad de expresi¨®n.