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Los art¨ªculos de Camus siguen teniendo vigencia en una ¨¦poca en la que de nuevo los mentirosos gobiernan y quieren sacar rendimiento de sus mentiras
Tardamos demasiado en darnos cuenta de que el bueno era Camus y de que Sartre era ya tan solo un juguete roto y desesperado. Todos los de mi generaci¨®n (digamos la de Mayo del 68) ten¨ªamos a Sartre por un h¨¦roe. Arengaba a las masas y defend¨ªa el comunismo m¨¢s delirante, el de Pol Pot y los carniceros de Camboya. Eran los a?os en los que algunos de nosotros pagamos el peaje de insensatez juvenil en ...
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Tardamos demasiado en darnos cuenta de que el bueno era Camus y de que Sartre era ya tan solo un juguete roto y desesperado. Todos los de mi generaci¨®n (digamos la de Mayo del 68) ten¨ªamos a Sartre por un h¨¦roe. Arengaba a las masas y defend¨ªa el comunismo m¨¢s delirante, el de Pol Pot y los carniceros de Camboya. Eran los a?os en los que algunos de nosotros pagamos el peaje de insensatez juvenil en partidos pr¨®ximos a Mao. En Francia, por supuesto, la preeminencia de Sartre dur¨® casi hasta el fin de siglo. Fueron algunos escritores independientes como Tony Judt quienes denunciaron al viejo y miserable Sartre de los a?os setenta. Hoy nadie lo lee.
El bueno era Camus, y la publicaci¨®n de sus art¨ªculos en la revista Combat entre 1944 y 1947 (Debate), jug¨¢ndose la vida cuando Hitler gobernaba Francia desde Vichy, bastar¨ªan para demostrarlo. Era el ¨®rgano de la Resistencia y Camus lo dirigi¨® durante los a?os m¨¢s peligrosos, mientras Sartre estrenaba sus obras con una gozosa asistencia de colaboracionistas.
Aqu¨ª van las primeras palabras de esta colecci¨®n: ¡°Nunca es in¨²til mentir¡±. Se refiere al provecho que esperaban ganar los nazis mediante sus calumnias sobre la Resistencia. Por eso, aunque han pasado muchos a?os, estos art¨ªculos siguen teniendo vigencia en una ¨¦poca en la que de nuevo los mentirosos gobiernan y quieren sacar rendimiento de sus mentiras. La lucha de Camus podr¨ªa ser la nuestra, es decir, tratar de denunciar todas las mentiras de los manipuladores, cueste lo que cueste. ?l lo hizo incluso enfrent¨¢ndose a Churchill (p. 87). Nosotros, por fortuna, vivimos tiempos menos dram¨¢ticos, sin embargo, el uso de la mentira por parte de los poderosos sigue siendo el mismo. Hay que leer al joven Camus y tomar ejemplo.