Valiente imputaci¨®n
No importa de donde venga el victimario, sus pecados deben hacerse p¨²blicos
Hoy, cuando Colombia asiste a la primera imputaci¨®n de los m¨¢ximos responsables del secretariado de las FARC por el delito de lesa humanidad del secuestro, realizado por el Tribunal de Justicia Transicional, JEP, creado en el proceso de paz con las Farc, muchas son las reflexiones que tengo.
Lo que el pa¨ªs est¨¢ leyendo aterrado en un valiente documento de 322 p¨¢ginas, lo vi hace 20 a?os gracias al periodista Jorge Enrique Botero y su revelaci¨®n de las llamadas jaulas de la infamia en la que las FARC encerraron por a?os a sus secuestrados. Yo los vi defecando y comiendo en el mismo sitio...
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Hoy, cuando Colombia asiste a la primera imputaci¨®n de los m¨¢ximos responsables del secretariado de las FARC por el delito de lesa humanidad del secuestro, realizado por el Tribunal de Justicia Transicional, JEP, creado en el proceso de paz con las Farc, muchas son las reflexiones que tengo.
Lo que el pa¨ªs est¨¢ leyendo aterrado en un valiente documento de 322 p¨¢ginas, lo vi hace 20 a?os gracias al periodista Jorge Enrique Botero y su revelaci¨®n de las llamadas jaulas de la infamia en la que las FARC encerraron por a?os a sus secuestrados. Yo los vi defecando y comiendo en el mismo sitio, en sus c¨¢rceles de palos y encadenados, satisfacer su natural sexualidad como animales, para despu¨¦s morir y ser su cad¨¢ver vendido, si no ten¨ªan la suerte de ser canjeados por plata.
Todav¨ªa no entiendo c¨®mo el pa¨ªs que los vio por televisi¨®n arrodillados dentro de esas jaulas pudo seguir siendo el mismo. Sin que el Estado hiciera nada por d¨¦cadas. Yo no pude volver a ser la misma. Y mis comprensiones desde entonces fueron otras. La JEP, tan criticada por los ¨¢ulicos de la derecha extrema, lo describe ahora para hacer justicia y ah¨ª radica su valor.
Colombia inaugura un escenario de justicia experimental muy criticado por quienes creen a¨²n que todo es su discurso electorero. La JEP ha imputado los peores cr¨ªmenes de lesa humanidad a esa entonces guerrilla y al tiempo construye el verdadero relato de nuestra historia en un fundamental ejercicio de restaurar a las v¨ªctimas a trav¨¦s de la verdad, una verdad que espero se d¨¦ con el mismo detalle en otras p¨¢ginas para narrar los vej¨¢menes de militares que deshonraron el uniforme para cobrar y recibir medallas por asesinar a sangre fr¨ªa a tantos j¨®venes para complacer al patr¨®n de la tierra de turno. Quiero ver la reacci¨®n de Colombia cuando la imputaci¨®n sea contra ellos o contra los terceros civiles que los financiaron.
Ahora viene un desaf¨ªo mayor. Ver si los imputados aceptan los cargos y entonces espero que la JEP les quite la participaci¨®n en pol¨ªtica a los que la tienen, al menos mientras cumplen con la pena de resarcir a las v¨ªctimas con la verdad, con el trabajo que les impongan: sustituyendo por ejemplo los cultivos con los que alimentaron la guerra a punta de traficar droga en nombre de la justicia. Que paguen sin barrotes, con trabajo y tambi¨¦n con un costo que me parece mayor: la verg¨¹enza.
Ojal¨¢ el debate por la presidencia del 2022 en Colombia, cuando empieza el a?o electoral, se diera con un ejercicio de verdad y transparencia como el que ha quedado planteado en esta imputaci¨®n de la JEP al exsecretariado de las FARC. Pero para todos. Espero ansiosa el informe del padre Francisco de Roux a la cabeza de la Comisi¨®n de la verdad. Y ojal¨¢ que duela, para que pueda sanar.
Esto, se?or presidente, no es prevenci¨®n y acci¨®n en medio de una pandemia. Esto a lo que asistimos es de fondo para cambiar. Para que quienes queden vivos puedan contribuir a construir un pa¨ªs sin la repetici¨®n de las peores pr¨¢cticas de la guerra. Hoy espero que ya haya visto lo suficiente para entenderlo. Aun necesitamos muchos m¨¢s procesos de paz, completos o incompletos, experimentales o no, para reconstruir el tejido social de una Colombia que est¨¢ atravesada por dolores demasiado profundos e impunidades inaceptables.
El exitoso proceso de paz con el M-19 escogi¨® el indulto para sus miembros, quienes en buena hora honraron su compromiso con la paz, haci¨¦ndonos ver 30 a?os despu¨¦s que vali¨® la pena. El de las FARC transita por el camino de develar lo que se ha querido ocultar porque pondr¨ªa en la picota p¨²blica a todos por igual, delincuentes en el monte y en las ciudades, con investiduras y sin ellas. Ahora solo resta demostrar que somos capaces de aceptar la degradaci¨®n que permitimos y resarcir.
El informe de la JEP me hizo recordar, y recuperar para mi ejercicio el ¨²nico principio que lo rige. No importa de donde venga el victimario, sus pecados deben hacerse p¨²blicos. Por ahora espero que la pena sea la pena misma de ver su comportamiento desnudado sin justificaciones ret¨®ricas. Sin m¨¢s posibilidades que pedir perd¨®n a los otros, porque dif¨ªcilmente un ser humano puede perdonarse acciones como las que est¨¢n relatadas en el documento de la JEP.