A?o incierto
Empezamos el segundo a?o de la pandemia en un escenario de fragilidad y arrodillados a las multinacionales farmac¨¦uticas, en manos de los gobernantes convertidos en gerentes de la covid
Vacunaci¨®n y pol¨ªtica electoral. El relato y los juicios para la historia. Los temas que nos ocupan son los mismos en una especie de incertidumbre global para empezar el 2021.Y en medio de una b¨²squeda por entender nuestras realidades y tramitar las diversas formas de violencias, unos inician el camino para estrenar mandatario mientras otros como en Colombia levantamos el banderillazo a un a?o electoral.
Estados Unidos contabiliza m¨¢s 387.000 fallecidos al momento de escribir esta columna, a pocos d¨ªas de dar posesi¨®n a Joe Biden; en Brasil, Manaos reporta la peor crisis sanitaria por una ideolog¨ªa que mata, Italia alarga su emergencia sanitaria en medio de una crisis pol¨ªtica y en Suiza, se discute un referendo sobre derechos vs restricciones, a prop¨®sito, todos por la covid marcando la agenda de los distintos gobiernos. Pa¨ªses diversos, realidades iguales que nos permiten el ejercicio de mirarnos en el mismo espejo.
Empecemos por Estados Unidos. Sacan a Trump de Twitter despu¨¦s de alimentarse de ¨¦l, mientras d¨ªa a d¨ªa, trino tras trino, estuvo alimentando a sus seguidores, sembrando violencia y rabia hasta que oh sorpresa ya no les sirve o no tanto como antes, y en un grito de responsabilidad, dicen ellos, ya no va m¨¢s. Relato de hipocres¨ªa pura. No hay lugar siquiera a un debate de libertad de expresi¨®n. Es un puro tema de mercado o mercadeo. El punto central, que son los millones de quienes votaron por ¨¦l, representan un desaf¨ªo mucho m¨¢s de fondo para esa sociedad fragmentada que empieza una nueva etapa con Joe Biden y Kamala Harris el pr¨®ximo 20 de enero.
De all¨ª la importancia de que la institucionalidad del capitolio estadounidense, una vez vulnerado y pisoteado, dejara expuesta su dignidad al votar un segundo impeachment, que ojal¨¢ logre ver la luz, aunque falten tan pocos d¨ªas para el fin del Gobierno de Trump, pues se constituir¨ªa en la ¨²nica oportunidad para quitarle los beneficios y la posibilidad de ocupar cargos pol¨ªticos en el futuro. Resta esperar que una vez posesionado, Joe Biden muestre el talante de gobernar un pa¨ªs dividido en sus cimientos m¨¢s profundos, y que en nombre de la conciliaci¨®n no impida al Congreso continuar el juicio al tiempo que desarrolle las tareas urgentes que tiene por delante en el frente econ¨®mico y de la pandemia.
Colombia por su parte se proyecta para el proceso electoral de mayo del 2022 con una nueva elecci¨®n que depender¨¢ mucho de la capacidad para atender las necesidades de la gente m¨¢s afectada. Para nuestro caso, casi un 50% de la poblaci¨®n est¨¢ en informalidad seg¨²n cifras oficiales del DANE y hasta del 70% en algunas ciudades. Ya Biden anunci¨® en Estados Unidos ayudas por 1. 9 billones de d¨®lares, de los cuales, un bill¨®n se destinar¨¢ en ayudas directas a los m¨¢s afectados y peque?as y medianas empresas. Colombia est¨¢ lejos de montos de esa magnitud, pero debe aumentar el monto de los auxilios y la distribuci¨®n de las ayudas ante las nuevas medidas de encierro.
Las acertadas apuestas en los sectores de vivienda y conectividad adem¨¢s del sector de emprendimiento tienen que profundizarse, se debe ir mucho m¨¢s all¨¢ y atreverse a la temida discusi¨®n de la renta b¨¢sica o universal si es el caso. Nuestra realidad est¨¢ llena de vac¨ªos que requieren reformas estructurales, las laborales, las tributarias, las que cierren brechas reales o cada pandemia ir¨¢n acabando con los menos favorecidos y aumentando la diferencia y por lo tanto la violencia y creando figuras como Trump, que no desaparecen, aunque lo borren de Twitter.
Son los populistas a los que nos iremos enfrentando con m¨¢s frecuencia si no actuamos con solidaridad por los otros, porque son producto precisamente de eso, de sacrificar la educaci¨®n, de la impunidad social y judicial, de la desigualdad entre ricos y pobres.
Todos a excepci¨®n de m¨¦dicos, tuvimos algunos d¨ªas de descanso enmascarados para celebrar la vida en las festividades de diciembre y regresamos con la ilusi¨®n de enfrentar un nuevo periodo en el so?amos regresar a una normalidad temerosa pero m¨¢s libre para trabajar sin aislamientos. Otros regresaron enfermos por la reuni¨®n con los suyos. Y unos y otros estamos en el mismo barco a la deriva con el brazo listo para ser inmunizados.
Vacunaci¨®n. En ese espejo en el que se ven hoy las caras todas las naciones, las nuestras son diferentes. Muy diferentes. Es estructural la desigualdad en los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Con excepci¨®n de M¨¦xico y Argentina y en algo en Chile, estar¨ªamos de suerte si se logra la vacunaci¨®n para la mitad de la poblaci¨®n. Nuestro problema de acceso y distribuci¨®n se explica en un importante porcentaje en nuestro rezago en infraestructura, en la hist¨®rica incapacidad para atender la diversidad de nuestras regiones apartadas y abandonadas como la Guajira o Choc¨®. No solo es el acaparamiento de las naciones ricas. Es el resultado de no reconocernos como lo que somos y seguir con los discursos mentirosos de que somos un pa¨ªs de las grandes ligas.
Dicen que las pandemias duran dos a?os. Iniciamos entonces el segundo en un escenario de fragilidad y arrodillados a las multinacionales farmac¨¦uticas, en manos de los gobernantes convertidos en gerentes de la covid, luchando por que se les reconozcan sus gestiones mientras la ciudadan¨ªa del mundo vuelve a verse confinada.
Algunos aprendizajes del 2020 deber¨ªan ayudarnos a actuar en lo poco que hay certezas. No volver a castigar la educaci¨®n. Los cierres y las cuarentenas para ganar tiempo mientras las unidades de cuidados intensivos se desocupan para recibir a los que caen a diario por un virus que muta sin control, o llega la vacunaci¨®n, en este segundo pico en el mundo, deber¨ªan definirse con mayor cuidado para determinar qu¨¦ sectores deben permanecer encerrados y cu¨¢les no. Ya la Unesco lo ha pedido. No sacrificar el conocimiento y evitar la enfermedad mental de las nuevas generaciones para no hablar del hambre por el que atraviesan tantos por estos d¨ªas.
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